El obispo César Fernández indicó que en nuestra provincia se mantiene vivo el recuerdo de quienes ya no están.
El Día de los Fieles Difuntos se recordó ayer en nuestra provincia y en su honor, numerosas familias jujeñas visitaron ayer los cementerios capitalinos para visitar a sus queridos que ya no se encuentran acompañándolos físicamente. Algunos siguiendo antiguas tradiciones, compartieron en las necrópolis bebidas, cigarrillos y algunas ofrendas para honrar a los deudos.
El obispo de la diócesis, César Fernández, resaltó la memoria del pueblo jujeño a sus difuntos.
En el cementerio del Salvador, las visitas fueron muy escasas debido a la intensa llovizna de la mañana, pero el grupo se acrecentó al momento en que el obispo de la diócesis, César Daniel Fernández, se hizo presente para oficiar la misa dedicada a los fieles difuntos.
Algunas familias participaron de las misas y luego compartieron ofrendas en el lugar a pesar de la llovizna.
Monseñor Fernández expresó que en la jornada se sintió de manera particular el sentido de la fe cristiana, que hace ver que, quienes ya no se encuentran en la tierra, no perdieron su vida al dejar el cuerpo físico, sino que se "encuentran junto a Dios". "El hecho de visitarlos, de recordarlos, de rezar por ellos, es toda una manifestación de fe. Podemos hacer algo por ellos con nuestra oración, que es encomendarlos a Dios e interceder por ellos para que estén pronto en el cielo", dijo el sacerdote. El obispo además destacó que es muy lindo que en Jujuy se note que no olvidan a sus difuntos y que la fe haga que los fieles puedan ver más allá de la muerte con estas tradiciones.
En el cementerio "Nuestra Señora del Rosario", la afluencia fue más nutrida y las familias -a pesar de la lluvia- visitaron las tumbas de sus seres queridos y además de colocar las tradicionales coronas, compartieron bebidas y hasta algunas ofrendas que padres e hijos trasladaron desde sus hogares. Lo que no faltó en muchos sepulcros fue el vino, la coca y los cigarrillos que se colocaron de manera vertical en la tierra húmeda para que el difunto "también pueda fumar".
Uno de los presentes en el cementerio junto a su familia, Dante Quispe, sostuvo que cada año acuden a la necrópolis el 2 de noviembre para visitar a sus abuelos y a los de su esposa para recordarlos. "Venimos a compartir un rato, tomar algo junto a ellos para tenerlos presentes en este día. Traemos bebidas que eran de su gusto y coca porque coqueaban en vida", relató Dante, quien indicó que más tarde el ritual finalizaría con el despacho de las almas, levantando las ofrendas al atardecer.
La costumbre fue repetida por muchos de los presentes, que aún bajo la lluvia, asearon nichos y mausoleos, y rezaron para recordar a las almitas.
Una fecha de oración
La celebración cristiana del día de los fieles difuntos, cuyo objetivo es orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena y, especialmente, por aquellos que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio, esta muy arraigada en las sociedad andinas y suelen ser motivo de una gran movimiento comercial y social a su alrededor.
Para los católicos es un día de recogimiento, donde se recuerda a los difuntos y generalmente se asiste al cementerio para rezar por los familiares que ya no están.
Se adorna la tumba del difunto con coronas de flores de plástico de colores fuertes, entre ellos el color violeta y negro.
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