A la luz del misterio de Cristo, Pastor y Obispo de las almas (cf. 1 P 2, 25), el Obispo comprenderá cada vez más profundamente el misterio de la Iglesia, en la que la gracia de la consagración episcopal lo ha puesto como maestro, sacerdote y Pastor para guiarla con su misma potestad. Cf. Apostolorum Succesores 1.
A la luz del misterio de Cristo, Pastor y Obispo de las almas (cf. 1 P 2, 25), el Obispo comprenderá cada vez más profundamente el misterio de la Iglesia, en la que la gracia de la consagración episcopal lo ha puesto como maestro, sacerdote y Pastor para guiarla con su misma potestad. Cf. Apostolorum Succesores 1.
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