Entrevista a Abraham Duvdevani, el hombre que nunca deja de observar el mundo judío

Entrevista a Abraham Duvdevani, el hombre que nunca deja de observar el mundo judío

Conocer personalmente a Abraham Duvdevani es un privilegio. “Duvde”, como le dicen las más allegados, visitó Latinoamérica como presidente del KKL y nos permitió conocer el pensamiento profundo de un hombre que tiene, como pocos, un registro casi exacto de lo que ocurrió y ocurre en las comunidades judías del mundo por su enorme recorrido como dirigente y su reciente presidencia de la Organización Sionista Mundial (OSM) antes de asumir la del Keren Kayemet.

En Buenos Aires, junto a Hernán Felman y Eli Cohen y recibido por Danny Lew, presidente del KKL Argentina, se hizo un tiempo para conversar con Iton Gadol.

La educación, la juventud, la importancia del idioma hebreo, las principales preocupaciones que atraviesa el mundo judío, el alejamiento de los jóvenes por influencia en los ámbitos universitarios, la necesidad de trabajar fuerte ante cierto debilitamiento del pueblo judío fueron algunos de los temas de la extensa entrevista que sin duda deja las claves para aquellos que trabajan para el futuro del pueblo judío y el Estado de Israel.

¿Qué observa en la actualidad como presidente del Keren Kayemet?

– La situación del mundo judío se torna cada vez más difícil. Las comunidades judías y la educación judía se están debilitando mucho. La generación joven creció, hoy tiene edad de estudiante universitario y está cada vez menos conectada. Además de todo eso, tenemos el tremendo aumento del antisemitismo en todo el mundo.

– ¿Por qué cree que se está debilitando la conexión con el judaísmo en los jóvenes universitarios?

– No puedo señalarlo específicamente, pero en general, en el mundo occidental los estudiantes judíos se encuentran en marcos universitarios y estudiantiles donde hay un ambiente que no quiere al Estado de Israel, y los jóvenes se ven influidos. Hay una propaganda palestina muy fuerte en las universidades, que también influye.

– En uno de los encuentros que tuvo con Iton Gadol en Jerusalem sostuvo que el hebreo era lo que mantendría vivo al pueblo judío en el futuro, ¿mantiene ese pensamiento actualmente?

– Lo que dije en aquel momento es que la situación del hebreo en el mundo era muy mala. Todo el tiempo hay un declive y cada vez hay menos hebreo. En el liderazgo judío muy pocos saben hebreo. Tomemos a la Argentina: quien egresa hoy de un colegio judío, con doce años que estudió hebreo, sabe mucho menos que su padre, que estudió en la misma escuela hace 30 o 40 años. Este es un solo ejemplo. El fenómeno es que el hebreo se debilitó mucho. Y dije que, por otro lado, el hebreo es el idioma del pueblo judío. En una época, lo que conectaba a todos los judíos entre sí era la religión. Hoy, la religión ya no es lo que conecta a todos, por lo que se necesita algún tema que pueda crear la misma conexión. El idioma es una base de identidad y por eso dije que el hebreo es la oportunidad de fortalecer la situación del pueblo judío, como lo fue el ídish alguna vez.

Me entrevistaron cuando era presidente de la Organización Sionista Mundial (OSM) y hablé, entonces, de por qué la OSM había decidido levantar esta bandera y actuar en todo el mundo sobre el tema del hebreo. Dije que el hebreo es algo común a todos en la cultura y que no depende del pensamiento político, ni del pensamiento religioso, ni de nada. Es el idioma que conecta a los judíos, es el idioma del Tanaj, es el idioma con el cual hablamos con D’s. Para el judaísmo o el pueblo judío el hebreo puede ser el sendero más importante, y por eso dije entonces que la OSM había creado un departamento para fortalecer el hebreo en el mundo. El renacimiento del hebreo en la Tierra de Israel y el Estado de Israel es un milagro no menor al de la creación del Estado. Es un idioma que no fue usado durante 2.000 años. Cuando Herzl pensaba en qué idioma se hablaría en el Estado de Israel, pensaba en el alemán. Ni se le ocurría pensar en que podía renacer el hebreo. El Estado de Israel es hoy el corazón del pueblo judío y el centro con el cual todos están conectados, y también el hebreo es la herramienta que puede conectar a todos porque ambas cosas van juntas.

Avraham Duvdevani con »El Pushke»

– ¿Qué consecuencias puede traer el creciente desconocimiento del hebreo?

– Es una consecuencia natural. Es parte del debilitamiento del pueblo judío. Es una debilidad sobre la que hay que actuar. Si lo reforzamos, lograremos un reforzamiento general del pueblo judío. El del hebreo es solo un ejemplo, ya que las comunidades se debilitaron, la familia judía se debilitó. Atraviesa distintos temas.

– ¿Cómo podemos entender y unir el pasado y el presente del Keren Kayemet LeIsrael?

– No hay que unirlos, están unidos, es una continuación. No es algo que tiene un pasado como algo diferente. El Keren Kayemet LeIsrael (KKL) fue creado para construir un Estado: comprar tierras y poblarlas, así nació el país. No terminamos de fundarlo, y por eso, en la medida que continuemos construyendo el Estado habrá KKL. El KKL continúa lo que viene haciendo en los últimos 120 años. Construye, construye y hace. Construye el futuro del país.

– La pregunta apuntaba al pasado de el «pushke» o la plantación de árboles con el KKL y el Estado de Israel actual, de las tecnologías y de todo lo que ha ido resurgiendo o modificándose, si bien siguen utilizándose ciertos métodos…

– Siempre hay cosas nuevas porque el mundo cambia, pero nos adaptamos a lo nuevo y seguimos haciendo lo mismo hoy en día. Las plantaciones son plantaciones y seguimos con ellas, por muchos años habrá plantaciones porque constantemente estamos plantando y plantando. Tomando este ejemplo de las plantaciones, lo interesante es que cada vez que plantamos árboles en la Tierra de Israel lo hicimos para poblar la tierra; tomar el desierto y hacerlo cultivable. Ya casi concretamos gran parte de ese potencial para poblar tierras. Todavía hay más territorios y tenemos un mapa muy preciso de dónde necesitamos establecer bosques. Es un mapa que hizo el Estado de Israel, por el cual el Gobierno dice: «Necesitamos bosques aquí, aquí y aquí».

Ahora resulta que todo el mundo habla de plantar árboles, ¿Por qué? Por la guerra contra el cambio climático. Acá se ve cómo algo que hace el KKL, esa herramienta que veían arcaica, se convierte en lo más importante en la guerra contra el cambio climático. La Tierra de Israel, el Estado de Israel, es el único lugar del mundo en el cual cada año hay más árboles y no menos. El mundo entero está pendiente de qué sucederá con los bosques del Amazonas y cómo ello afectará al clima, por los árboles. Los árboles son lo primero y nosotros, el KKL, somos líderes en el mundo en el tema del bosque y también en el empleo del bosque en beneficio de la guerra contra el cambio climático. No es que todo Israel se ocupa de esto, lo hace el KKL. Hace las investigaciones sobre los árboles, controla las influencias, financia investigaciones y selecciona la información para todo el mundo. Invertimos muchísimo dinero en esto cada año.

El «pushke»… Hablemos de la alcancía. El propósito y la función de la alcancía siguen siendo exactamente los mismos. Lo único que cambió y lo hace un poco más difícil, es que en el mundo hay menos monedas y más papeles, pero no se trata de la plata cuando un niño o una familia pone dinero, es el vínculo lo que interesa, la conexión, la sociedad. El dinero no es la cuestión, sino la herramienta, el instrumento para conectar a quien pone el dinero con la Tierra de Israel, su construcción, ser socio. Eso es tan bueno hoy como lo era entonces.

– Hablando de el «pushke», pareciera que las últimas generaciones no tienen a la tzedaká como algo habitual. ¿Coincide? Si así fuera, ¿por qué cree que se perdió ese hábito?

– Eso es cierto y no lo discuto, es otro punto que se debilitó en el pueblo judío, incluso en el KKL. Pero sin donaciones no se puede fundar escuelas, no se puede fundar hospitales para los judíos y es imposible preocuparse por los pobres. El dar es algo fundamental en el judaísmo, en todas las generaciones. Hay una mitzvá llamada «tzedaká». ¿Qué es la mitzvá de tzedaká? Cuando das dinero para ayudar. Puede ser ayudar a una escuela, a una persona, a los ancianos, a los pobres, puede ser para todo tipo de cosas. La clave es dar, y cuando das, recibís más de lo que diste. Porque así es en el judaísmo, se educa a los niños a una edad temprana, desde siempre, en todas las generaciones, todos tienen que dar en el judaísmo, incluso quien no tiene, porque es un fundamento, un pilar fundamental de la relación entre los judíos. Es la cultura de la reciprocidad en la que cada uno es responsable. Por lo tanto, si eso se debilitó, se debilitó el judaísmo…

-¿Qué se puede hacer para retomar estos fundamentos que se perdieron un poco?

– Hay que hacer y fortalecer. Hay que invertir, hay que dedicarse, hay que querer, todas estas cosas se encuentran dentro de cada judío y hay que sacarlas. Es así, no se dan cuenta porque tienen otro tipo de cosas: está la computadora, la carrera, la velocidad por hacer todo y corren detrás de las cosas. Y por eso, este punto judío se encuentra ahora mucho más profundo, más escondido, pero todavía existe y está en el ADN del judaísmo. Es parte del ADN de un judío.

– ¿A qué se debe su presencia en la Argentina y la región?

– La última vez que estuve aquí tenía otra función: entonces era presidente de la OSM. Ahora vinimos los tres, con el vicepresidente (Hernán Felman) y el secretario (Eli Cohen) de la entidad, para fortalecer nuestras filiales y nuestros centros en todas partes, especialmente después de los difíciles años del coronavirus.

– ¿Cómo hacen para unir a las comunidades del mundo judío con Israel?

– Precisamente estamos trabajando al respecto. Lo principal que hace el KKL en la diáspora es fortalecer el vínculo de los judíos con la Tierra de Israel. Si no existiera Estado de Israel, no habría pueblo judío. El Estado de Israel también supervisa el antisemitismo. El que le hace la guerra al antisemitismo es Israel. Israel protege a los judíos. No se puede decir que en las comunidades de Sudamérica haya un problema de relación (con Israel). Los judíos están conectados con el Estado de Israel. Saben que están aquí pero su hogar se encuentra en Israel, lo saben, y también saben que sus nietos o bisnietos no estarán acá. Esto no significa que vayan a estar en el Estado de Israel. Puede ser que estén en Miami o en Madrid, o quizás en Panamá, pero no estarán acá. Y por eso, el hecho que no estén conectados de manera profunda con el lugar hace muy fácil el vínculo con Israel. Nuestra función es ver que si emigran, no vayan a Miami, sino a Israel. Porque no estarán acá, es una cuestión de tiempo.

Comentá la nota