El Ecumenismo del testimonio

El Ecumenismo del testimonio

¿Cuál será el próximo paso del Patriarca de Moscú en el camino ecuménico?

Por MARCIN PRZECISZEWSKI 

El encuentro de Francisco y Kirill abre un nuevo capítulo importante en la construcción de la unidad entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa; este será el ecumenismo del testimonio. Aunque el diálogo teológico, que ayuda a clarificar las diferencias doctrinales, es importante, el testimonio común de ambas Iglesias es de mucha mayor importancia. Las acciones de los discípulos divididos de Jesús ya no serán convincentes. Frente a los mismos retos globales, los dos pulmones del cristianismo, el occidental y el oriental, deben respirar al unísono.

La reunión en Cuba ha supuesto romper el hielo de la incertidumbre y los prejuicios, ya que ambas partes se habían dado cuenta de que ahora es el momento de reaccionar conjuntamente a lo que está pasando en el mundo.

A la vista de las amenazas a la paz, las guerras en el Oriente Medio, África y Ucrania, que Francisco llama “la tercera guerra mundial que se libra por partes”, ambos pastores se han dado cuenta de que las declaraciones separadas de las Iglesias no son suficientes. En Siria, Irak y otros países de Oriente Medio o el norte de África, los cristianos han ido dejando en gran número los territorios que habían ocupado desde la época apostólica.

Hay una necesidad urgente de solidaridad internacional: la cooperación, la ayuda humanitaria a un número sin precedentes de refugiados y la seguridad de su regreso a su país de origen. Ambos líderes llaman a la resolución de conflictos a través de las negociaciones y la prevención del terrorismo. Por otra parte, hacen hincapié en la necesidad del diálogo entre las religiones, el respeto de los que profesan otras religiones, y condenan los crímenes cometidos “en el nombre de Dios”.

La declaración del Papa y el Patriarca indica la necesidad imperiosa de que ambas las Iglesias adopten una posición conjunta con respecto a los problemas mundiales más acuciantes. La declaración enumera muchos de esos problemas: la secularización agresiva, la restricción de los derechos de las personas que creen en Dios, la injusticia social flagrante, la crisis de la familia, y la falta de respeto por la vida humana mediante el aborto, la eutanasia o las manipulaciones genéticas.

Ambos líderes reconocen la necesidad de un testimonio común de las Iglesias en la Europa actual para que la cultura del continente conserve los valores que siempre han formado sus fundamentos, asentados en la roca de la herencia judeocristiana.

El problema de las relaciones entre la Iglesia católica y la ortodoxa rusa se deriva del hecho de que esta última ha estado siempre sujeta a la autoridad secular y ha actuado “en sintonía” con ella, tanto en lo espiritual como en lo político. La gran maquinaria de la diplomacia rusa, incluyendo al patriarca mismo, tiende a hablar con una sola voz tanto fuera como dentro de casa.

Dado que el Patriarca ha condenado los crímenes “cometidos en el nombre de Dios”, la presión aumentará sobre él para que deje finalmente de justificar la agresión en Ucrania a través de la teoría religiosa de “Russkiy Mir” y censure inequívocamente los crímenes.

La Iglesia ortodoxa sigue proporcionando combustible ideológico al neoimperialismo de Rusia. La prueba de fuego de la credibilidad del Patriarca Kiril debe ser su invitación de Francisco a visitar Rusia, sin temor de que su propia autoridad palidezca en comparación con la del sucesor de San Pedro.

En lo referente a la declaración, también debería tenerse en cuenta el contexto del próximo y primer Santo y Gran Concilio de la Iglesia Ortodoxa, que está previsto para junio. La reunión entre Kirill y Francisco tenía como finalidad el fortalecimiento de la posición del Patriarcado de Moscú entre las otras Iglesias Ortodoxas.

En este momento, el Patriarcado de Moscú está haciendo todo cuanto está en su poder para cambiar la posición de “tercera Roma” a la de “segunda Roma” y para controlar las competencias del Patriarcado ecuménico de Constantinopla y del futuro Concilio. La situación es tensa, como se constató por la confrontación entre Bartolomé I y Kirill durante una reunión de la preparación del Concilio, que tuvo lugar a finales de enero de este año en Chambésy, Ginebra.

Durante la reunión, repleta de resentimientos mutuos, el Patriarca de Moscú trató de cambiar la ubicación de las reuniones del Concilio a Moscú y frustrar el establecimiento de la autocéfala Iglesia Ortodoxa en Ucrania, que la haría independiente del Patriarcado de Moscú. Su estrategia ha resultado exitosa y no durará en sacar provecho de la reunión con el Papa para fortalecer todavía más su posición.

Marcin Przeciszewski, director de la agencia informativa polaca KAI

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