En la homilía, el arzobispo Mario Cargnello instó a "mirarnos como hermanos". Participaron de la celebración unos 35 mil fieles, mucho menos que el año pasado.
Más de 35 mil personas rindieron homenaje al Señor de Sumalao, según datos aportados por la Policía de la Provincia, cantidad mucho menor que la del año pasado, cuando concurrieron alrededor de 50 mil personas.
Las bajas temperaturas, los costos y el temor ante la creciente ola de gripe A, incidieron en la menor presencia de fieles, aunque no en el fervor de los peregrinos, muchos de los cuales caminaron durante toda la noche del sábado y la madrugada del domingo a la vera de las rutas provincial 21 y nacional 68 para llegar a los pies de la imagen del Cristo crucificado, ubicado en una finca de ese paraje, jurisdicción del municipio de La Merced.
Los fieles peregrinaron desde distintos lugares de Salta y especialmente de todo el Valle de Lerma.
Además, ingresaron al predio 3.770 autos durante la mañana del domingo, según consignaron fuentes oficiales.
La fiesta de Sumalao se considera la segunda celebración religiosa más grande de la provincia después del Milagro.
Monseñor Mario Antonio Cargnello ofició la misa y repartió las bendiciones a las manos que alzaban estampitas, cuadros, imágenes, rosarios y crucifijos.
Lo acompañaron, como cada año, sacerdotes de toda la región vallista.
"Quizás tengamos odios, resentimientos, tristezas en el corazón, el peso de nuestras miserias. Dejemos que Cristo nos dé luz y fuerza. Sumalao siempre fue un lugar de encuentro: llegaban de otras provincias con mulas y bienes, era una zona de negocios. Y el Señor quiso quedarse aquí en su imagen para que sea siempre un lugar de encuentro entre hermanos", dijo Cargnello en su homilía.
Fue claro al hacer un fuerte llamado a la unidad de todos los argentinos y a vivir con transparencia. "Hay que hacer el negocio, no del dinero, sino del Bien y del esfuerzo por vencer aquello que nos hace esclavos, como la violencia y el pecado. Hay que apostar por la amistad con Dios, apostar por una nación más fraterna, más justa y más solidaria, por un pueblo que dice la verdad, que trabaja sin mezquindades, que procura pensar en niños y jóvenes, que tiende la mano para que seamos capaces de mirarnos como hermanos y no como enemigos. Sumalao es una gran llamada a la unidad y la reconciliación", afirmó Cargnello.
Poca venta
Muchos vendedores aprovecharon la ocasión para ofrecer sus distintos productos en la feria que se levanta todos los años en el predio de la finca donde se erige el templo de Sumalao.
Pero este año los aumentos en el costo de vida se hicieron sentir. Los vendedores tenían, en la mayoría de los casos, sus mesas de productos prácticamente llenas.
Todos los consultados coincidieron en que las ventas bajaron drásticamente en relación al 2015. "Este año estuvo muy flojo. No logré sacar ni la mitad de lo que vendí el año pasado", contó a El Tribuno una vendedora que vino desde Catamarca con productos regionales.
"Vendían los paquetes de velas muy caros. Hoy hay que cuidar el peso. No se puede gastar porque sí", dijo Ramón, un albañil acompañado de sus cuatro hijos.
La peregrinación
El movimiento de fieles fue incesante. Desde la madrugada del domingo ya se podía observar la gran cantidad de peregrinos que caminaban por las rutas, muchos con cajas y bombos.
Para los fieles, el Señor de Sumalao es muy milagroso. "Es cumplidor", dicen los paisanos. La gran mayoría lo honra para agradecer por las promesas cumplidas. Otros caminan para pedir por salud, pan y trabajo.
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