Crece la devoción paraguaya hacia la Virgen de Salta

Crece la devoción paraguaya hacia la Virgen de Salta

Las procesiones son cada vez más numerosas para llegar hasta la Virgen Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús. Los fieles hablan de gracias recibidas y de una inmensa paz que sienten al visitar el santuario.

Es mediodía del miércoles y llega gente con maletas hasta la tumba de la beata María Felicia de Jesús Sacramentado, ubicada en el barrio Manorá de Asunción. El convento de las Carmelitas Descalzas desde hace un tiempo es punto de partida de las peregrinaciones de Chiquitour a Salta, Argentina.

Desde hace un tiempo los paraguayos viajan con más frecuencia hasta esta ciudad de Argentina buscando un encuentro cercano con la Virgen Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús. La gente se organiza como puede para viajar, algunos lo hacen con agencias, otros contactando con servidores.

En esta ocasión, Sergio y Osmar son los choferes que conducirán para Chiquitour los 1.100 km para llegar a destino. La impaciencia crece, pero una mujer con hábito espera serena en su asiento. Se trata de la hermana Beatriz, una religiosa de Carapeguá. “Es mi primera peregrinación”, sostiene y regala una dulce sonrisa.

EL VIAJE

Tras abordar el último pasajero, se inicia la marcha y Pablo Ferrás, uno de los coordinadores junto con Rubén Paredes, insta a rezar para tener un buen viaje. Para muchos esta es la primera peregrinación.

Para Elisa Esquivel es la tercera. Dice que mientras pueda irá a agradecer por la vida de su nieta, Lara María Sofía, una niña que sobrevivió a un ACV. Su recuperación resulta un enigma para los médicos del IPS.

Antes de cruzar el Puente Remanso se reza una coronilla a la Divina Misericordia. Al llegar a Puerto Falcón se hacen los trámites de rigor y se reinicia el viaje a territorio argentino. Luego de comprar las provisiones en un punto de Formosa, arranca el sorteo para entregar premios. Si bien muchos hicieron amistad en viajes anteriores, se suman nuevos peregrinos, por lo tanto se recurre a las presentaciones.

Quienes desean dar su testimonio, lo hacen. Sonia Chamorro Gibbons, una mujer con gran fuerza y sonrisa brillante, se animó a contar el suyo. “Siempre dije que el cáncer no me iba matar”, asegura. La enfermedad comenzó en el endometrio e hizo metástasis en el área del diafragma (músculo de respiración) e hígado. Uno de los médicos le recomendó hacer todo lo que tenía previsto porque el cáncer era de estadio 4, estaba muy avanzado.

Pero ella, su familia y sus amigas, Yicela Cabral, Cinthia Páez y Luisa Cabral, aceptaron ese destino. Así buscó otra opinión y sus amigas iniciaron cadenas de oraciones. En una de las 17 cirugías le extrajeron 27 nódulos dispersos en distintos puntos del abdomen.

Aunque la operación fue un éxito, surgió una complicación por una perforación del intestino, lo que llevó a Sonia a otra cirugía y terapia intensiva. Los médicos no dan chances y comienzan las despedidas. Pero Sonia reacciona y se recupera, aunque por más de un año tiene que convivir con una ileostomía. Cuando faltan dos quimios, Sonia y sus amigas viajan a Salta.

Yicela conduce desde Asunción y llegan junto a la Madre para pedir la sanación. Fueron días intensos, recuerdan. Dos años después vuelven las cuatro amigas para agradecer la sanación. Así como la primera vez, subieron juntas al Cerro de las Apariciones, esta vez hicieron lo mismo por el sendero peatonal de 1.500 metros y 500 metros de altura. El testimonio de Sonia desborda las emociones, aumentan las ganas del encuentro íntimo con la Madre. Pero queda aún un largo trayecto y hay que descansar.

COLORIDO CERRO

El jueves en el Parador 34 se desayuna y luego se parte hacia Purmamarca, provincia de Jujuy. La zona montañosa ofrece una maravillosa vista con los colores de las formaciones rocosas. En Purmamarca la naturaleza otorga una vista privilegiada del Cerro de los Siete Colores.

Pero este pequeño pueblo, declarado por la Unesco como patrimonio de la humanidad, también ofrece una variada artesanía y rica gastronomía: tortillas, locro y carne de llama y cabrito, servidos en distintos platos. Luego de visitar los sitios históricos, adquirir los regalos y probar la comida, se aborda el bus para llegar al destino final: Salta capital. Todo el viaje se hace en alegría y entre rezos del rosario.

CONOCIENDO SALTA

Salta tiene hermosos templos, antiguos edificios bien conservados y espacios públicos bien cuidados. Uno de los principales atractivos es la catedral, un imponente monumento arquitectónico en el centro de la ciudad. También sobresale por su belleza el templo de la Virgen de la Candelaria y la basílica menor de San Francisco.

Los peregrinos aprovecharon el viernes para conocer estos sitios y llegar hasta el convento San Bernardo de las Carmelitas Descalzas. Allí se presentan las intenciones para la misa gregoriana, se adquiere la imagen de la Virgen del Cerro y se compran objetos de devoción, rosarios y el Detente del Sagrado Corazón de Jesús (como un amuleto con la imagen de corazón sangrante, con una oración al dorso para detener el mal), entre otros.

INTENSO SÁBADO

El momento más esperado es la visita a la ermita de la Virgen en el Cerro de las Apariciones. El día arranca temprano porque está alejado del centro. Al llegar, decenas de buses están aparcados en el amplio estacionamiento y la cola para subir al cerro toma una importante dimensión.

Los enfermos suben en bus, mientras que el resto emprende la caminata por el sendero. Delegaciones de Uruguay, Chile, Bolivia, Brasil y otros países se disponen a caminar lentamente a la par que los paraguayos.

Algunos hacen el trayecto rezando el rosario. Otros avanzan impresionados por la cantidad de gente, pero todo hace que las emociones reflorezcan. Algunos rompen en llanto. Otros se inclinan para recoger algunas de las miles de piedras que se ven en todo el trayecto. No faltan quienes van depositando los rosarios en el camino. Hay puestos de descanso y abastecimiento de agua en varios puntos.

Cerca de la cima, la casi vista completa de la ciudad anuncia la llegada. El andar se hace más amplio y la fila india se rompe. Muchos consideran que el santuario es un pedazo de cielo. La paz se respira con el olor a rosas y jazmines. Se forman largas filas para ingresar a la ermita y para la oración de intercesión. El lugar de los enfermos está repleto.

De fondo se escuchan himnos a la Virgen, que cada tanto se rompen para recordar las recomendaciones: silencio, orden, limpieza y ayuno, ya que se trata de un sitio de oración. También se recuerda que hay servidores y médicos, en caso que hagan falta.

Mucho antes del rezo del rosario, al mediodía, con la vidente María Livia, muchos se ponen en oración. Las manifestaciones no se hacen esperar. Irene Colmán, quien sufrió un derrame, dijo que le cayó una gota en la cabeza y todo un frío recorrió su cuerpo. Luego fueron tres gotas: una grande, mediana y pequeña. “Interpreté como el Padre, Hijo y Espíritu Santo”, es su testimonio al volver. “Salí curada de allí”, dice en el bus, cuando ya regresaba a Paraguay.

Al terminar el rosario, se inicia la oración de intercesión de María Livia. Muchos peregrinos fueron a descanso (una especie de desmayo, pero sin poner en riesgo la vida), entre ellos los paraguayos. “En ese lugar sentí que la Virgen me estaba abrazando. Cuando María Livia me tocó, cerré los ojos y me fui. Desperté y vi todo blanco, como una luz. Era una paz indescriptible”, dice Fátima Paredes al hablar de su experiencia. Ella peregrina por su salud, familia y la de su hija, Maia.

Rubén Paredes dice que en su cuarto viaje fue a descanso. “Sentí una paz única e inexplicable, era como que mi cuerpo se volvía una pluma sin peso. Vi mucha luz y un rosario dorado, unos pétalos de rosas rojas”, dice mientras explica que la luz era como la del Sol, pero que no daña los ojos.

A pesar del ayuno, de estar largas horas de pie, el regreso fue alegría y paz. La mayoría coincidía en que se sentían liberados de sus cargas, algunos contaron que sanaron sus dolencias físicas y espirituales.

La peregrinación llegó a su fin el domingo, con una misa en el Estadio Delmi y la posterior conferencia de María Livia, quien contó cómo se dieron las primeras apariciones. Luego de recorrer la feria con más de 400 puestos y almorzar, la comitiva regresó a Paraguay con la misma dinámica del viaje: rezos, sorteos, premios y socialización de testimonios de quienes tuvieron fuertes experiencias. La fe se ve fortalecida y el espíritu retorna alegre, en paz y con la bendición de la Madre.

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