Córdoba: Luego de 30 años, volvió a Cruz del Eje la procesión de San Antonio

Córdoba: Luego de 30 años, volvió a Cruz del Eje la procesión de San Antonio

La manifestación de fe se hizo nuevamente presente por las calles del barrio que lleva el nombre del santo, donde la comunidad renovó el compromiso de mantener viva la esencia de esta celebración.

En el marco de la fiesta patronal de San Antonio de Padua, que se celebra cada 13 de junio, la diócesis de Cruz del Eje realizó el sábado 11 de junio una procesión desde el barrio San Antonio hasta la catedral Nuestra Señora del Carmen, luego de 30 años sin llevarse a cabo por diversos motivos.

La histórica imagen de San Antonio de Padua que es custodiada en un oratorio en el corazón del barrio que lleva su nombre, fue escoltada por los lugareños, tal como se acostumbraba a hacer hace tres décadas. La jornada estuvo coloreada por cánticos y rituales propios de los habitantes del barrio, y se extendió durante cuatro kilómetros congregando a un gran número de fieles.

El obispo de Cruz del Eje, monseñor Hugo Ricardo Araya, acompañó a la comunidad junto con el presbítero Gustavo Orellana, párroco de Santa Rosa de Lima; la hermana Inés, quien vive en el barrio, también frailes franciscanos capuchinos provenientes de la localidad cordobesa de La Cumbre, perteneciente al departamento de Punilla, y los presbíteros Jorge Frigerio, Sergio Rivero, Vicente Zappia y Luis Sarla OFM. 

Al llegar a la catedral Nuestra Señora del Carmen, monseñor Araya celebró la misa ante los fieles que participaron de la procesión. En la homilía, el obispo expresó que “la procesión es un espacio donde muchos de nosotros nos encontramos con Cristo. Mirar la imagen de San Antonio nos dice que es posible vivir el Evangelio. El santo es el Evangelio hecho vida”, al tiempo que destacó que “cuando ponemos en alto esta imagen, le estamos diciendo a todos que es posible vivir el Evangelio de Jesús, que Dios es nuestro Padre y sale a nuestro encuentro metiéndose en nuestras vidas. Es el momento donde espontáneamente, cada uno de nosotros se convierte en un misionero”.  

Monseñor Araya remarcó la importancia de seguir custodiando esta tradición, ya que “cuando uno toca la imagen del santo, es como tocar una página del Evangelio”. Cuando tocamos la imagen del santo, añadió, "nos dice que Dios es amor y que nosotros somos capaces de amar”.

“Cada vez que toco al santo, entro en contacto con ese mensaje. Dios nos ama siempre, nos acompaña siempre y nos ayuda siempre. La procesión es un tesoro. Algo valioso. No se la puede abandonar ni olvidar. Está metida en el corazón de nuestro pueblo”, agregó.

El domingo 12 por la mañana, vecinos de San Antonio fueron a buscar la pequeña imagen del santo y recorrieron otra vez la ciudad de un extremo al otro, hasta regresar al oratorio. Tras el regreso al barrio de San Antonio, y con la presencia del obispo, se llevó a cabo una fiesta popular con cantos y locro, mientras que por la tarde, el presbítero Gustavo Orellana presidió la Eucaristía, en la que pidió especialmente por los fieles difuntos que fueron artífices de “esta tradición que permite que la fe se mezcle en la cultura popular y se haga fiesta”.

Además, los lugareños renovaron una vez más su compromiso para mantener viva esta celebración, preservando también la esencia y abriéndose a las actualizaciones que requiere el tiempo presente con el propósito de que sea un símbolo misionero para la ciudad.

En ese sentido, citaron un fragmento del documento de la recordada conferencia de Aparecida, que sostiene que 'el caminar juntos hacia los santuarios y el participar en otras manifestaciones de la piedad popular, también llevando a los hijos o invitando a otros, es en sí mismo un gesto evangelizador por el cual el pueblo cristiano se evangeliza a sí mismo y cumple la vocación misionera de la Iglesia'.+

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