El Congreso Judio Mundial reclamó a Europa "una respuesta inequívoca" a los actos de violencia de islamitas

El Congreso Judio Mundial reclamó a Europa

El Congreso Judío Mundial (WJC por sus siglas en inglés) reclamó a los gobiernos de Europa una respuesta inequívoca a los actos de violencia islamistas al tiempo que aconsejó «no caer en la trampa de los agitadores» tras los ataques se replicaron en Francia y Austria que se imputaron a personas vinculadas con el movimiento islámico.

 

Así lo transmitió  el vicepresidente ejecutivo de WJC, Maram Stern, en una columna de opinión publicada por Juedische Allgemeine.

«La lucha contra el terrorismo requiere la unidad de todos los actores, incluido el mundo islámico. No existe el derecho al terror o la incitación, ni online ni fuera de línea. Por lo tanto, sería un error si Europa se permitiera verse obligada a alimentar o participar en una guerra cultural por parte de aquellos que tienen un interés personal en instigar la violencia», transmitió el dirigente comunitario.

En este contexto, Stern dijo que «Occidente no debe caer en la trampa de los agitadores, sino que debe negarse consistentemente a participar en su juego cínico». «Esto requiere utilizar un lenguaje preciso en la descripción del problema, así como tratar con respeto a quienes tienen diferentes puntos de vista. Al mismo tiempo, Europa debe responder a la amenaza que representa el terror islamista. Eso solo es posible con los musulmanes, no contra ellos», aclaró.

«¿Hay algún problema con el Islam? ¿Y nosotros en Occidente tenemos algún problema con el Islam? Estas cuestiones, que han sido discutidas de manera controvertida durante años, han vuelto a convertirse en el centro del debate público debido a los crímenes violentos cometidos recientemente por fanáticos islamistas en Austria y Francia», comenzó su columna el vicepresidente del WJC.

Al respecto, Stern recordó que «cuando se publicaron las caricaturas del profeta Mahoma en un diario danés hace 15 años, se produjo una serie de asesinatos atroces». «Entonces, como ahora, la indignación fue alimentada por líderes irresponsables en el mundo islámico. El último catalizador de la controversia fue el asesinato de Samuel Paty, un maestro en Francia. Había analizado las caricaturas de Mahoma en clase como ejemplo de libertad de expresión», apuntó.

Frente al ataque en Viena, donde fueron asesinadas cuatro personas, y el atentado en Niza, en el que murieron otras tres, el dirigente no dudó en señalar que ambos hechos fueron precedidos «por llamados a boicotear los productos franceses en el mundo islámico».

Justamente, el representante del Congreso Judío hizo referencia a la influencia que pueden ejercer distintas personalidades. Citó por ejemplo el caso del presidente turco, Tayyip Erdogan, quien se enfureció contra su par francés Emmanuel Macron, «retratándolo como un loco». «En Twitter, el ex primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, de 95 años, incluso sugirió que si los musulmanes mataran a los franceses, tendrían derecho a hacerlo debido a la historia colonial francesa. La lista continua», apuntó en su columna.

«Incluso si no conocemos en detalle qué desencadenó estos actos de violencia, las poderosas repercusiones de tan tontas declaraciones ya son evidentes. Peor aún, se esperan más muertes y más ataques», comentó. «Cuando los líderes políticos comienzan a instigar, generalmente no se trata de un tema, sino de ganar poder y la prerrogativa de interpretar los hechos. Occidente —y Europa sobre todo— no debería hacerles el favor de seguirles el juego en este pernicioso juego», aseveró.

No obstante, Stern indicó que «es difícil no sentirse provocado ante los recientes acontecimientos en Austria y Francia». «No mantener la calma no significa sacrificar el derecho básico a la libertad de expresión a la multitud entusiasta. Tampoco implica aprobar tácitamente los actos asesinos de los islamistas. Al contrario, significa no dejarse engañar por quienes se encuentran en un camino equivocado», sostuvo.

«Sería un error permitir que esto se convierta en un choque de culturas», remarcó Stern, quien destacó «la reacción serena de Macron a las provocaciones de Ankara». «La respuesta de Europa al islamismo radical no radica en el secularismo radical, en eliminar una o todas las religiones de la vida cotidiana o en fomentar la islamofobia», comentó.

Para el dirigente comunitario «es obvio que  el mundo islámico tiene un problema» en referencia a su espíritu radicalizado. «El terrorismo es de hecho un problema, en particular su problema, no solo para los atacantes, sino para muchas de sus víctimas son musulmanes. Si el liderazgo político toma el tono equivocado en tal situación, los fanáticos se sienten confirmados. Se produce un estado de ánimo de ‘nosotros contra ellos’, lo que significa una polarización siniestra», señaló.

«También sería erróneo -continuó- asumir que los musulmanes deben ser fanáticos debido a su afiliación religiosa». «Es importante reconocer que en los últimos años ha aumentado tanto la conciencia del problema como la voluntad de dialogar entre los responsables, especialmente en el mundo árabe. Teniendo esto en cuenta, no sería prudente proporcionar molienda al molino de los extremistas», subrayó.

Stern apuntó en su comentario que «para la mayoría de los europeos, las caricaturas de Mahoma pueden parecer triviales, pero muchos musulmanes las encuentran hirientes y degradantes». «Comparta o no esta opinión, al menos debería ser reconocida. Por cierto, los judíos también hemos tenido que lidiar con caricaturas insultantes, incluso antisemitas, en los últimos años y hemos pedido a otros que comprendan nuestros sentimientos. El respeto que mostramos a los demás, incluso si no compartimos sus puntos de vista, es una medida de cuán en serio los tomamos», remarcó.

«Nadie tiene derecho a matar. Cualquiera que lo haga debe ser severamente castigado. Los salafistas, que siembran el miedo y el horror en algunas zonas de Francia, deben ser detenidos al igual que los extremistas de derecha o los miembros de la izquierda militante», sostuvo, por último, el vicepresidente del WJC.

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