RD Congo y Sudán del Sur: los dos "sueños" realizados por el Papa

RD Congo y Sudán del Sur: los dos

En la audiencia general de este miércoles 8 de febrero, Francisco recordó su viaje a África: "Es una tierra ensangrentada por una guerra que no termina nunca".

“Dos sueños”: así definió el Papa en la audiencia general de hoy a la República Democrática del Congo y Sudán del Sur. Efectivamente, su reciente viaje a África fue objeto de su catequesis.

A los fieles presentes en el Aula Pablo VI, Francisco recordó uno por uno cada acto y encuentro. De su primera etapa, en la República Democrática del Congo (RDC), el pontífice se refirió al país como el pulmón verde de África y segundo en el mundo con la Amazonía. Los recursos naturales son al mismo tiempo fuente de riqueza y pobreza, de explotación y de guerra. El Congo es como un diamante, dijo, pero un diamante ensangrentado por la lucha y la violencia que provoca su posesión.

Francisco recordó de manera especial el encuentro con las víctimas de la violencia en el este del país, uno de los más emotivos de toda su peregrinación. Para el Papa, los testimonios que escuchó fueron "estremecedores", provenientes de una región desgarrada por la guerra entre grupos armados, maniobrada por intereses económicos y políticos. Es una dinámica que también se puede ver en otras regiones de África, un continente colonizado, explotado, saqueado.

“Frente a todo esto, dije dos palabras: la primera es negativa: ¡basta!, ¡dejen de explotar a África! El segundo es positivo: ¡juntos, con dignidad y respeto mutuo, juntos en el nombre de Cristo, nuestra esperanza!”.

Otro momento emocionante fue el encuentro con jóvenes y catequistas congoleños: una especie de inmersión en el presente, diseñada para el futuro.

¡Ecumenismo en acción!

La segunda parte del viaje tuvo lugar en Sudán del Sur, en Juba; allí se unieron al Papa el primado anglicano y arzobispo de Canterbury y el moderador general de la Iglesia de Escocia, cabezas de dos Iglesias históricamente presentes en esa tierra.

Era el punto de llegada de un camino iniciado hace unos años, que nos había visto reunidos en Roma, en 2019, con las autoridades de Sudán del Sur, para asumir el compromiso de superar el conflicto y construir la paz. Desafortunadamente, ese proceso de reconciliación no avanzó y el recién nacido Sudán del Sur terminó víctima de la vieja lógica de poder y rivalidad, que produce guerra, violencia, refugiados y desplazados internos.

Se invitó a las autoridades locales a pasar página, a llevar adelante el Acuerdo de Paz y la Hoja de Ruta, a decir contundentemente “no” a la corrupción y al tráfico de armas, una “vergüenza”, y un “sí” al encuentro y al diálogo.

El carácter ecuménico de la visita a Sudán del Sur se manifestó particularmente en el momento de oración celebrado con los hermanos anglicanos y la Iglesia de Escocia. Un acto simbólico contra los que abusan del nombre de Dios para justificar la violencia y el abuso.

Otro momento destacado en Juba fue el encuentro con los desplazados, que suman dos millones de los 11 millones de habitantes del país. Dos millones de personas obligadas a abandonar sus hogares como consecuencia de los conflictos armados. En particular, el Papa se dirigió a las mujeres, que son la fuerza que puede transformar el país; y animé a todos a ser semillas de un nuevo Sudán del Sur, no violento, reconciliado y pacificado.

Finalmente, el pontífice invitó a los fieles a orar “para que, en la República Democrática del Congo y en Sudán del Sur, así como en toda África, germinen las semillas de su Reino de amor, justicia y paz”.+

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