«La comunidad internacional debe aumentar la ayuda para Siria»

«La comunidad internacional debe aumentar la ayuda para Siria»

Gallagher en la conferencia de Londres: la Iglesia católica está en primera línea; que haya ayuda sin discriminación; los cristianos son de las minorías más afectadas en el Medio Oriente

Por IACOPO SCARAMUZZI - CIUDAD DEL VATICANO

La Santa Sede suma la propia voz a los llamados para financiar la ayuda humanitaria para Siria, subrayando que la Iglesia no hace ninguna distinción entre etnias o religiones; también destacó que los cristianos son una de las minorías más amenazadas en el Medio Oriente. El «ministro del Exterior» vaticano, mons. Paul R. Gallagher, se expresó en estos términos durante la conferencia de los países que donan ayuda a Siria («Sostener a Siria y a la región») que se lleva a cabo en Londres.

La Santa Sede, indicó el Secretario para las Relaciones con los Estados, «participa de buen grado» en la Conferencia que pretende «responder a la crisis humanitaria en Siria». Y recordó con tristeza que ya casi se cumplen seis años de que explotara esta crisis, caracterizada por cada vez mayores sufrimientos humanos, incluidos los casos extremos de desnutrición infantil y de otros civiles inocentes, sobre todo entre las personas que se encuentran atrapadas en zonas alejadas o asediadas, que no pueden acceder a la ayuda humanitaria esencial. A pesar de muchos esfuerzos para la solución politica de la crisis, el compromiso humanitario debe concentrarse no solo en la ayuda de emergencia, sino también en la respuesta a medio y largo plazo a las necesidades de los refugiados y de los países que los reciben. Como consecuencia, la Santa Sede acoge favorablemente el llamado de esta conferencia de donadores a ofrecer educación, trabajo y desarrollo económico.

«Puesto que afrontamos las exigencias humanitarias de esta crisis, es oportuno recordar que el costo real de esta crisis humanitaria se mide con los muertos y con el sufrimiento de millones de nuestros semejantes. En su reciente discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, del 11 de enero pasado, el Santo padre recordó 'la voz de los miles de personas que lloran huyendo de guerras espantosas, de persecuciones y de violaciones de los derechos humanos, o de la inestabilidad política o social, que hace imposible la vida en la propia patria. Es el grito de cuantos se ven obligados a huir para evitar las indescriptibles barbaries cometidas contra personas indefensas, como los niños y los discapacitados, o el martirio por el simple hecho de su fe religiosa'. Teniendo en cuenta el Primer Encuentro Humanitario Mundial, convocado para el próximo mayo, expresó su esperanza de que pueda 'tener éxito en su intento de colocar a la persona humana y su dignidad en el centro de cualquier respuesta humanitaria'».

La Santa Sede, prosiguió Gallagher, mediante el Pontificio Consejo Cor Unum, y la Iglesia católica, mediante su red de agencias caritativas, «están respondiendo a la crisis humanitaria en Siria y en la región desde el principio. Las exigencias de financiamiento de muchas agencias católicas y organizaciones no gubernamentales ya forman parte del Regional Refugee and Resilience Plan de las Naciones Unidas 2016-2017 como respuesta a la crisis en Siria». Explicó también que las necesidades financieras 3Rp para el 2016 ya son mayores con respecto al año pasado, cubierto sola y desgraciadamente al 50%. La Santa Sede, ante estas «necesidades humanitarias aplastantes», «une su voz a los llamados para un aumento de los fondos para ayudar a los refugiados y a las comunidades que los reciben en los países 3Rp: Jordania, Líbano, Irak, Turquía y Egipto. En 2015, los entes de la Iglesia católica (diócesis, las agencias de ayuda de la Iglesia católica y ong católicas), con fondos recabados de llamados promovidos por las Conferencias Episcopales Nacionales, donaciones privadas de fieles católicos de todo el mundo, y en colaboración con los gobiernos y las organizaciones internacionales, ha contribuido con 150 millones de dólares de ayuda humanitaria dedicados directamente a más de 4 millones de personas. Estas fueron las principales áreas de prioridad para las agencias católicas en 2015. Educación: 37 millones de dólares para programas de educación en Líbano y Jordania, para refugiados y las comunidades que los reciben. Ayuda alimenticia: 30 millones de dólares, de los cuales 25 millones de dólares fueron distribuidos en Siria. Ayuda no alimenticia: alrededor de 30 millones de dólares en Siria e Irak. Salud: alrededor de 16 millones de dólares para el sector sanitario, en particular en Siria, Jordania e Irak. Vivienda: 10 millones de euros para viviendas para refugiados y desplazados. Otros 12 millones de dólares fueron utilizados para proveer asistencia directa en dinero, agua y servicios higiénico-sanitarios, medios de subsistencia y asistencia socio-psicológica. En esta ocasión, deseo dar garantías sobre el compromiso de la Iglesia católica de continuar con su asistencia humanitaria durante el próximo año. En la distribución de la ayuda -subrayó Gallagher-, las agencias y los entes católicos no hacen ninguna diferencia en relación con la identidad religiosa o étnica de los que requieren asistencia, y siempre tratan de dar prioridad a los más vulnerables y más necesitados. Particularmente vulnerables son las minorías religiosas, entre las cuales están los cristianos, que sufren de manera desproporcionada los efectos de la guerra y las sacudidas sociales en la región. De hecho, su presencia y existencia están gravemente amenazadas. Por este motivo, en más de una ocasión el Santo Padre Francisco ha llamado la atención sobre las exigencias particulares de los cristianos y de las minorías religiosas en el Medio Oriente».

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