Así combatió la Iglesia la esclavitud y la trata de personas

Así combatió la Iglesia la esclavitud y la trata de personas

El medievalista Ricardo da Costa desmiente con hechos concretos una acusación bastante habitual

 

Una de las acusaciones recurrentes contra la Iglesia es que habría apoyado el sistema esclavista, especialmente el que tuvo lugar en África entre los siglos XVI y XIX. La verdad, sin embargo, es bien distinta.

 

Ricardo da Costa, historiador medievalista y profesor de la Universidad Federal del Espíritu Santo (UFES), a través de un artículo publicado por el periódico Gazeta do Povo, de Curitiba, destaca los siguientes hechos:

– Con la ascensión social y política de la Iglesia en la Edad Media, la presión a favor de los pobres, de las mujeres y de los esclavos se volvió mayor. Ya en el siglo VI, por ejemplo, una ley creada por presión de la Iglesia consiguió impedir que los esclavos fuesen apresados si estaban dentro de un templo católico.

Parece muy poca cosa, pero entonces supuso una gran conquista en favor de los esclavos. A lo largo de toda la Edad Media, el catolicismo presionó a las sociedades cristianas a considerar la esclavitud algo ultrajante, ya que, para la fe en Jesucristo, todos son hijos de Dios.

– A pesar de ello, la esclavitud disminuyó lentamente. Dio lugar a la servidumbre, un concepto que parece idéntico, pero no lo es: en el régimen feudal, la dignidad humana de los llamados «siervos» estaba considerablemente por encima de la esclavitud. El esclavo era visto sólo como un objeto; pero el siervo, aunque tenía muchos deberes, también tenía derechos reconocidos, entre ellos el derecho a la inalienabilidad de la tierra.

Aún así, la esclavitud en la Europa medieval siguió siendo común, y necesitó ser reiteradamente condenada por la Iglesia, como sucedió en los concilios de Koblenz (922) y de Londres (1022) y en el Consejo de Armagh, en Irlanda (1171).

– El derecho romano, que permitía la esclavitud, fue siendo cristianizado a lo largo de la Edad Media. Por otro lado, no sucedía lo mismo en otras partes del mundo. La expansión islámica difundió largamente la esclavitud (ver los estudios de Fernand Braudel) e, incluso entre los pueblos africanos, siglos antes de la llegada de los blancos europeos a África, había tribus, reinos e imperios negros que practicaban rutinariamente la esclavitud.

También los esclavos negros llevados a las Américas por la fuerza por los europeos del siglo XVI eran proporcionados por los propios africanos, también negros, que tenían grandes mercados de esclavos diseminados en el interior del continente

– La Iglesia católica, al contrario de las acusaciones ideológicas, no dejó de condenar la esclavitud con toda la claridad en esa época. Algunos de los muchos ejemplos:

– En la bula papal Sicut Dudum (1435),  el papa Eugenio IV mandó libertar a los esclavos de las Islas Canarias;

– Pío II (1458) instruyó a los obispos a rezar contra el trato inhumano dado a los esclavos negros etíopes, y condenó la esclavitud como un crimen abominable;

– Paulo III, en la bula Sublimus Dei (1537), recordó a los cristianos que los indios son libres por naturaleza;

– En 1571, el fraile dominico Tomás de Mercado declaró inhumana e ilícita la esclavitud;

– Gregorio XIV, en la Cum Sicuti, de 1591, condenó abiertamente la esclavitud;

– Urbano VIII, en la Commissum Nobis, de 1639, reiteró la condena de la Iglesia a la esclavitud.

El profesor Ricardo cierra con un consejo que debería ser obvio, pero que pasa desapercibido en la actual «educación» obediente a intereses ideológicos peculiares: «Debemos estudiar el pasado, no inventarlo».

 

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