Teníamos un sueño y se hizo realidad. Queríamos tener una Casa que fuera para todos. El Centro Mariápolis de Uruguay cumplió 20 años.
El pasado sábado 28 de febrero se festejaron 20 años del Centro Mariápolis “El Pelícano” y lo hemos celebrado en familia, disfrutando tanta providencia en un día soleado, valorando cada ladrillo porque somos conscientes que es un regalo para todos.
Pero, ¿qué es un Centro Mariápolis? ¿Cómo es que han surgido tantos en el mundo? La fundadora del Movimiento de los Focolares,Chiara Lubich, nos decía: “Los Centros Mariápolis son ‘ciudades-casa‘, en donde María, a través de los miembros de su Obra, ofrece a los que la habiten el genuino espíritu de la unidad” (Diario de Chiara 5-7 mayo 1965). También nos explica: “Por lo tanto, estos Centros Mariápolis son así: tienen el sentido de ser la casa de toda la Obra, la casa de todos los miembros de la Obra sobre todo; luego también es para los adherentes y para todos los demás. Debe tener el sabor de la casa, y los que gestionen estos Centros Mariápolis deben mantenerlos de tal manera que los que los visiten sientan el primer testimonio de la unidad.” (12 de abril de 1998)
En búsqueda de esa “ciudad-casa”, en el año 1994 y luego de un largo camino se adquiere y se crea el Centro Mariápolis “El Pelícano”, nombre dado por Chiara y en diciembre de ese año se celebra la inauguración del Centro. Se hicieron muchos esfuerzos para generar la construcción actual pasando por una evolución del enclave y proyecto original, adaptándose a las necesidades y posibilidades del lugar. Se trabajó mucho comunitariamente para obtener los recursos económicos que viabilizaran el proyecto, pero siempre confiando en la Providencia, la que en momento de probada necesidad, llegó como expresión del amor de Dios. Hubo quien donó su casa, algunos ahorros, y hasta nos dimos cuenta de que algunos, por lo menos, podríamos comprar un ladrillo y así surgió la que llamamos “Operación ladrillo¨
Desde su creación siempre ha sido habitado por miembros del Movimiento, que se han ido sucediendo en la entrega al servicio del Centro y de todo aquel que llega, atendiendo todas las necesidades. Se dedican las instalaciones a todos aquellos que necesitan encontrarse en un ámbito de tranquilidad, facilitador del buen-hacer, cómodo y con la dedicación de quienes tienen a su cargo la atención de quien llega, cuya única preocupación es ocuparse en hacerlo sentir “en su casa”. Así es que se congregan en esta casa, grupos diversos de origen religioso, cultural y otros, así como personas del propio Movimiento.
El regalo de Dios al darnos “El Pelícano” fue ciertamente grande… Por tanto, también tenía que ser grande el gracias por los 20 años. Pero no grande en fastuosidad, sino que, con un programa pluriforme que se adaptaba a todas las edades y gustos, quisimos pasar un momento juntos que aunque no muy largo, fuera intenso y que quedara en el recuerdo…. Y tuvo su magia y su aire feérico. “Hoy se consiguió reunir a mucha gente… gente que hacía años que no participaba y hoy han venido. Es un desafío hacia adelante para seguir promoviendo este tipo de encuentros porque la comunidad de Uruguay se ha reencontrado. La familia de Chiara crea vínculos que aunque pasen muchos años sin vernos, igual estos vínculos se mantienen… asique ha sido muy hermoso reencontrarnos con todos”, nos cuenta Rubén.
Más aún, la visita de nuestro Cardenal Daniel Sturla y de Mons. Milton Tróccoli, nos confirmó que siempre que seamos familia, seremos Iglesia viva. Ahora, nos queda seguir mejorando y completando este Centro, abrirlo cada vez más a todas las personas no importe sus convicciones, porque manteniendo un diálogo a 360 grados, es seguro que aceleraremos la realización de la fraternidad universal.
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