«Los pobres han aumentado con este calor» y «cada día, en las duchas construidas bajo la Columnata de San Pedro, unos 140 personas sin hogar piden poder ducharse». Lo indicó a los micrófonos de la Radio Vaticana el arzobispo Konrad Krajewski, limosnero del Papa que coordina este tipo de obras. «No hay vacaciones para la caridad, y el compromiso por los pobres continúa sin descanso», subrayó el religioso polaco al describir el trabajo de los voluntarios, de las monjas de Madre Teresa, de los Guardias suizos para llevar la caricia del Papa a los más pequeños y débiles de los hermanos: los pobres.

«Desde hace algunos meses -recordó mons. Krajewski-, están abiertas todos los días de las 7 a las 18; los miércoles, la apertura se pasó a las 13, después de la audiencia general , y los domingos se cierra durante dos horas, en concomitancia con el Ángelus del Papa. Los voluntarios presentes ofrecen un kit de higiene personal (toalla, jabón y desodorante), además de una muda limpia. También hay barberos listos para cumplir los deseos de los pobres».

«Salimos todas las tardes -recordó-, porque durante el verano muchos comedores no garantizan el servicio, y entonces vamos a la Estación Términi o Tiburtina, para llevar víveres que compramos gracias a las ofrendas que provienen de los pergaminos». Cada semana se compra la comida que después será repartida entre los necesitados.

«Somos ‘urgencias’ del Papa -concluyó el limosnero-  y nos llaman para las emergencias, como sucedió con los eritreos en la Romanina, cuando fuimos inmediatamente».