Brasil: El Episcopado podría pronunciarse a favor del paro general

Brasil: El Episcopado podría pronunciarse a favor del paro general

La confederación de los obispos católicos analiza apoyar la huelga abiertamente, mientras algunos prelados ya lo hicieron por separado. Piden que se escuche a los trabajadores; pero defienden ante todo el diálogo y la paz.

El obispo de la ciudad carioca de Barra do Piraí, el italiano Francisco Biasin, pidió a los fieles de su diócesis que se sumen al paro general convocado por los sindicatos para el viernes, en una osada actitud de rechazo al presidente Michel Temer.

"De cara a la huelga nacional del 28 de abril, los invito a todos a participar y a clamar por justicia y dignidad. Se trata de una causa justa: defender los derechos adquiridos en defensa de la vida y de la dignidad de todos, especialmente de los pobres e indefensos", afirmó el prelado en un video publicado en la página de internet de su diócesis y distribuido en redes sociales.

El paro es convocado por todas las centrales sindicales brasileñas como protesta contra la reforma al régimen de jubilaciones y contra la reforma laboral, propuestas por el gobierno de Temer, cuya aprobación ciudadana es menor al 10%, según coinciden todas las encuestadoras.

Las reformas aumentan la edad mínima y las exigencias para jubilarse y suprimen algunos derechos y garantías laborales, en un supuesto esfuerzo del Gobierno para reducir el déficit fiscal y facilitar la generación de empleos.

"Vamos a mostrar a nuestros gobernantes nuestra indignación en relación a las reformas impuestas a la población, sin diálogo con la sociedad civil organizada, y a expresar nuestro deseo de construir un Brasil mejor para todos. Participar en el paro es un acto de coraje y una forma noble de ejercer la ciudadanía y el auténtico patriotismo", arengó en su mensaje el obispo de Barra de Piraí, una diócesis que abarca 12 municipios del estado de Río de Janeiro.

La petición de Biasin no es aislada entre los obispos brasileños, algunos de los cuales también han manifestado apoyo a la huelga en el país con mayor número de católicos en el mundo y que son gran mayoría en la población del gigante sudamericano.

"Queridos hermanos y hermanas, hombres y mujeres de buena voluntad, convoco a todos a participar el 28 de abril en la gran manifestación contra las reformas laboral y de las jubilaciones", insistió el arzobispo de Olinda y Recife, Fernando Saburido, en un mensaje también dirigido a los fieles de su diócesis, reprodujo la agencia de noticias EFE.

"La clase trabajadora no puede perder derechos que fueron duramente conquistados", agregó.

La Confederación Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB, episcopado), que ya manifestó su rechazo a varios puntos de las reformas propuestas por Temer, puede unirse a ambos obispos y adoptar una posición pública favorable a la huelga en todo el país.

El secretario general de la CNBB y obispo auxiliar de Brasilia, Leonardo Steiner, afirmó en una rueda de prensa que los obispos analizarán el asunto en la asamblea general que tendrán en las próximas horas en la ciudad de Aparecida.

Para Steiner, independientemente del apoyo oficial del Episcopado al paro nacional, "es fundamental que el gobierno y el Congreso escuchen a la población en sus manifestaciones colectivas".

El obispo aclaró que, de cualquier forma, el mensaje del Episcopado es en defensa del diálogo, la paz, "el respeto a la vida, al patrimonio público y privado, y a la democracia".

Agregó que los sindicatos quieren defender los derechos de los trabajadores y dialogar, pero "el Congreso y el Ejecutivo, infelizmente, se han mostrado poco sensibles a lo que la sociedad ha manifestado en torno a las reformas".

Temer presentó el año pasado al Congreso una polémica reforma al régimen de jubilaciones y pensiones que eleva a 65 años la edad mínima para que tanto hombres como mujeres puedan acceder a esos beneficios sociales.

Según las leyes actuales, en Brasil las mujeres pueden jubilarse con treinta años de aportes y los hombres con 35 y no existe para ello ningún límite de edad, con lo que hay quienes llegan a acogerse al sistema de protección social con apenas cincuenta años.

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