narrativa se propaga fácilmente. A pesar de su crítica mordaz a la lucha palestina, vinculándola erróneamente con la violencia religiosa y el terrorismo, y siguiendo el lema de la supremacía blanca de que “el Occidente cristiano blanco está bajo amenaza”, a Bolsonaro le gusta viajar a Medio Oriente y Dubai. Después de Washington, Nueva York y Lisboa, Dubai es la cuarta ciudad más visitada por su gobierno. Eduardo Bolsonaro, congresista e hijo del presidente, sobre su último viaje a Dubái donde llevó a su esposa e hija, en medio de la crisis económica general de Brasil, en un video en sus redes sociales, dijo: “Primero, la presencia de grandes amigos aquí es señal de credibilidad. En segundo lugar, no estoy aquí con el dinero del gobierno y de los contribuyentes"

en 2019, después de reunirse con el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman, Bolsonaro dijo que "tenía una relación especial" con el príncipe saudí. En su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, Bolsonaro anunció que Brasil podría otorgar visas humanitarias a los afganos que huyen de los talibanes, pero impuso una condición, es decir, que esta medida solo afectaba a los cristianos. Sobre estos enfoques diplomáticos y políticos, Reginaldo Nasser, profesor de relaciones internacionales de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo (PUC-SP), señaló que la islamofobia [de las autoridades brasileñas] solo se aplica a los pobres y no a los jeques de Brasil y del Golfo!