El precandidato presidencial apeló a una armonizadora espiritual para bajar la tensión que le provoca la campaña. Sin nombrarlo, monseñor Aguer, de La Plata, dijo que, por ser católico, le hubiera resultado más fácil y barato confesarse con un sacerdote.
El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, admitió que le “extraño mucho” que un candidato de un partido político haya recurrido a una armonizadora espiritual budista. Y tras expresar su respeto por la filosofía Zen, consideró que si ese político es católico “le resultaría más fácil y más barato ir a ver a un sacerdote confesarse y así poner en claro su propia conciencia ante Dios”.
“¡Qué bueno sería eso! Que él se dé cuenta de quién es realmente, de las macanas que ha hecho y que le pida perdón a Dios y… borrón y cuenta nueva. Qué distinto sería, ¿no?”, dijo monseñor Aguer en su habitual columna en el programa “Claves para un Mundo Mejor”, que se emite por Canal 9.
Aunque no lo nombró, es evidente que se refirió a Mauricio Macri, precandidato presidencial del PRO, quien efectivamente recurrió en las últimas semanas a una armonizadora budista para bajar la tensión que le provoca la campaña electoral.
Monseñor Aguer dijo que la apelación del político a la armonizadora constituye una de tres cosas que le parecen “raras” de la campaña, junto con el consejo de los asesores de los candidatos de no definirse acerca nada” y el “fracaso de las encuestas”.
“He leído que uno de esos asesores que indican a los candidatos lo que deben pensar, decir, hacer para ganar votos, ha declarado que su consejo es no definirse detalladamente acerca de nada. Esto explica que muchos de los discursos de campaña floten en la estratósfera; no se refieren a ninguna realidad”, dijo.
Y agregó: “Cuando algún candidato dice: voy a hacer esto, y esto, y esto, uno queda absorto y se pregunta cómo y con quienes lo hará; le queda a uno la sensación de que muchas de esas cosas son incumplibles. El conjunto de la campaña parece entonces un gasto superfluo”.
También señaló que “e ha hablado mucho en las últimas semanas acerca del fracaso de las encuestas. Se pronostica un triunfo o un determinado porcentaje de votos y el resultado sale muy diverso. También he oído decir que si la encuesta la encarga uno el resultado es el que uno quiere que salga. Nos podemos preguntar entonces: ¿se compran y se venden los resultados de las encuestas?”.
“Ya sé –aclaró- que existen encuestadoras importantes, con gente muy seria que trabaja en ellas y también que hay diversos parámetros de medición. Pero queda pendiente el problema de la verdad. ¿No hay en esos casos un escamoteo de la verdad? Una campaña propia de una república, ciertamente democrática debe ventilar siempre la verdad”.
Al final, afirmó: “Estas son algunas rarezas que yo veo en la actual campaña electoral. Quizá me equivoque. No quiero un juicio sobre personas y situaciones. Pero ¿es esto lo que debe ser? Les dejo mi inquietud y juzguen ustedes”.
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