Queridos hermanos: 

Dios nos regala celebrar una nueva Pascua. Es la fiesta más grande del año. ¿Por qué? Porque hoy recordamos el inmenso amor de Dios que con la Pasión, muerte y Resurrección de Jesús nos invita a nacer de nuevo.

Muchas veces lo hemos intentado y ahora lo volvemos a intentar.

La fiesta de Pascua es la fiesta de Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

- Esta es la fiesta del Padre, que amó y ama apasionadamente al Hijo y a todos nosotros. Por esta fiesta el Padre contempla a la humanidad redimida.

- Esta es la fiesta de Jesús, que se entregó plenamente. Contemplamos la tumba vacía porque Él VIVE. Él venció la muerte, el odio y el miedo y nos da ejemplo de cómo vivir.

- Esta es la fiesta del Espíritu Santo. Él asiste a miles de personas que con generosidad trabajan por los demás. Les dio coraje y fuerza a los santos y nos la da a nosotros para una entrega permanente.

Dice san Agustín refiriéndose a la Vigilia Pascual “Esta es la noche de todas las noches”. Esta vigilia es inicio de vida nueva, es luz, es paz, es alegría, es entrega, nos da la certeza del infinito amor de Dios. Por eso, dice san Atanasio “la Resurrección de Jesús hace de nuestra vida, una fiesta sin fin”.

Queridos hermanos, les deseo que esta fiesta que comenzamos esta noche santa del 4 de abril, tenga la fuerza y la proyección de esta vida nueva de alegría y amor que el Padre sueña y nuestros hermanos necesitan

En el Resucitado

+ Agustín