El nuevo rostro de la diplomacia argentina ante el Vaticano se presenta con la llegada de Luis Pablo Beltramino, quien asume el cargo de embajador tras la concesión del plácet por parte del Vaticano a su postulación realizada por el Poder Ejecutivo Nacional en febrero.

Beltramino, diplomático de carrera y abogado de formación, toma el relevo de María Fernanda Silva, quien regresó a Argentina por orden del Gobierno Nacional el 6 de febrero, dejando la delegación bajo el mando de la encargada de negocios, Sofía Sánchez Acosta.

La confirmación de Beltramino como «Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República ante la Santa Sede» se oficializó el miércoles 10 de abril mediante la publicación en el Boletín Oficial del Decreto 305/2024, firmado por el presidente Javier Milei y la canciller Diana Mondino.

Casado y padre de tres hijos, Beltramino se graduó como abogado en la Universidad Católica Argentina y comenzó su carrera como funcionario del Servicio Exterior de la Nación en 1991.

A lo largo de su trayectoria, ha desempeñado roles clave en el ámbito diplomático, incluyendo su labor como Enlace con el Congreso estadounidense, su trabajo en el Consulado General y Centro de Promoción en Nueva York, y su destacada actuación en la Embajada de los Países Bajos, donde ejerció como Jefe de Cancillería y Representante Alterno ante la OPAQ, la Corte Permanente de Arbitraje, la Conferencia de Derecho Internacional Privado y la Corte Penal Internacional. También ha sido Embajador en Vietnam.

Su experiencia incluye haber sido secretario del canciller Guido Di Tella durante la presidencia de Carlos Menem, así como durante el mandato de Adalberto Rodríguez Giavarini, canciller del presidente Fernando de la Rúa. Además, ha ocupado diversos cargos, como integrar el Gabinete de la Secretaría de Coordinación y Cooperación Internacional, la Secretaría Ejecutiva de la Cumbre Iberoamericana 2010, ser Director de Europa Comunitaria y Director de Europa, así como Subsecretario de Política Exterior.

A diferencia de los embajadores políticos, Beltramino no requirió la aprobación del Senado de la Nación, al ser un diplomático de carrera. Cabe destacar que es hijo de un diplomático que desempeñó un papel crucial en los acuerdos de comunicación de 1971 con el Foreign Office por la cuestión de Malvinas.