Afirman que la religión ayuda a superar la depresión y adicciones

Afirman que la religión ayuda a superar la depresión y adicciones

Un nuevo informe de la Religious Freedom & Business Foundation afirma que el elemento comunitario y espiritual de la religión es de gran ayuda durante el proceso de recuperación de problemas de salud mental y abuso de sustancias.

La versión actualizada de un informe de 2019 sostiene que la religión es una gran ayuda durante el proceso de recuperación de problemas de salud mental y abuso de sustancias.

El texto original, Creencia, Comportamiento y Pertenencia: cómo la fe es indispensable para prevenir y recuperarse del abuso de sustancias, fue escrito por Briam Grim, fundador de la Religious Freedom & Business Foundation.

En dicho informe, Grim afirma que los «medicamentos y las terapias psicológicas son parte importante de la recuperación; sin embargo, no son suficientes. La religión puede abordar muchos de los problemas que llevan a las personas a la dependencia del alcohol y las drogas».

Brian Grim le ha dado un enfoque más actual después de que el Pew Research Center emitiera un pronóstico el pasado 13 de septiembre sobre el panorama religioso de los últimos 50 años en Estados Unidos. El informe sugería que, dependiendo de cómo continúe la tendencia, los estadounidenses ateos superarán en cifra a los cristianos durante la segunda mitad del siglo XXI.

«El 73 % de los tratamientos de adicciones en Estados Unidos incluyen un elemento basado en la espiritualidad, y la gran mayoría de los pacientes depositan su confianza en Dios o en un poder superior para mantenerse sobrio», añade Grim en un comunicado del pasado 17 de septiembre para ampliar el informe de 2019.

«La fe, la religión y la espiritualidad se definen de forma distinta, pero cada una de ellas tiene un efecto positivo en la prevención de conductas peligrosas en las personas y puede ayudar a romper el ciclo de la adicción», comentó Grim a Catholic News Service.

Los hallazgos de Grim tienen la vigorosa aprobación del profesor Thomas Plante, profesor de psicología de la Universidad de Santa Clara y de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford. Thomas Plante afirmó a CNS que «la disminución del compromiso religioso claramente tiene posibles consecuencias negativas para la salud mental y física».

Añadió que hay muchas investigaciones que demuestran que «la religión es útil de muchas maneras cuando se trata de reducir los riesgos de una serie de enfermedades, tanto físicas como mentales, incluyendo las adicciones». Además, afirmó que «la afiliación religiosa brinda un apoyo comunitario, ofreciendo así un significado y un propósito, además de varias estrategias para hacer frente al estrés».

En mayo, el profesor Thomas Plante publicó un informe que aborda parte de la cuestión desarrollada por Grims. «Los médicos que están espiritual y religiosamente informados, capacitados y comprometidos, pueden ayudar a cerrar esta brecha entre el alto estrés y el bajo compromiso religioso en los tiempos actuales», señaló Plante en su artículo.

En cambio, James Murphy, profesor de psicología de la Universidad de Memphis, mira con más recelo la hipótesis científica de Grims y argumenta que «el apoyo social es uno de los factores más críticos para la recuperación de la adicción y otras condiciones de salud mental», y que «la religión es una forma en la que muchas personas se involucran constructivamente y apoyan a otros».

En cualquier caso, el profesor Murphy añade que no hay evidencia de que la fe sea indispensable para prevenir y recuperarse del abuso de sustancias, ya que «hay muchas personas que se recuperan sin ninguna creencia religiosa».

De lo que sí hay evidencia es que «la disminución de los compromisos sociales está contribuyendo negativamente a la salud mental en Estados Unidos, junto a otros factores como la venta de alcohol entre los jóvenes y el fácil acceso a las armas», afirma Murphy que, además, reconoce que la participación religiosa es una «forma común y útil de conectar con otros, y que los creyentes tienen menos probabilidades de desarrollar trastornos por consumo de alcohol o drogas», aunque subraya que no quiere «dar la impresión de que la religión es necesaria o que la disminución de la participación religiosa está relacionada con las altas cifras de enfermedades mentales».

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