La Iglesia recibió testimonios sobre los 70

La Iglesia recibió testimonios sobre los 70

Fernández Meijide les dijo a los obispos que es más prioritario saldar la grieta de la pobreza

 

"Fue el primer paso de un camino de reflexión que profundizaremos en sucesivos encuentros", explicó ayer a LA NACION el presidente de la Comisión Pastoral Social, monseñor Jorge Lozano, al cierre de una jornada en la que el Episcopado recibió testimonios de familiares de víctimas de la violencia de los años 70.

Le quitó, así, trascendencia a las críticas de organizaciones de derechos humanos, encabezadas por Nora Cortiñas y Estela de Carlotto, que cuestionaron la convocatoria de la Iglesia. "Se basan en versiones equivocadas. No pretendemos crear un espacio ni mesa de diálogo sobre el tema", argumentó Lozano. Explicó, en cambio, que los testimonios permitieron conocer de cerca "el sufrimiento y el dolor" de familias que sufrieron la violencia.

Ante un centenar de obispos, que celebraron con aplausos algunas intervenciones, Graciela Fernández Meijide planteó que hoy a la sociedad no le interesa la reconciliación, sino que le inquietan otras cosas, como la pobreza. "Le preocupa la profunda grieta de un tercio de la sociedad que vive aislada de los otros dos tercios y de los cuales estos dos tercios no se hacen cargo. Hay que saldar esa grieta. Ahí sí hay que hacer un esfuerzo", dijo Fernández Meijide, al contar su exposición a LA NACION.

La ex secretaria de la Conadep, que sufrió durante la dictadura militar la desaparición de su hijo Pablo, planteó sus dudas sobre el llamado a la reconciliación. "Nunca me queda claro quién se tiene que reconciliar con quién. Hasta que las conducciones directamente involucrados, como los militares y las organizaciones guerrilleras, como Montoneros, no hagan una autocrítica y no abjuren de la violencia sin poner excusas, no habrá reconciliación", señaló.

También expuso ante los obispos la abogada María Cristina Cacabelos. Sus hermanos actuaron en los Montoneros: uno murió en un tiroteo y otros dos desaparecieron. Hoy promueve la concordia y visita a los militares detenidos en las cárceles. También dio su testimonio el general retirado Gabriel D'Amico, cuyo padre fue asesinado por organizaciones guerrilleras en 1976.

Tras las exposiciones, los propios obispos se reunieron en grupos para meditar sobre sus experiencias personales en ese período de la historia y acordaron seguir reflexionando sobre el tema en la próxima asamblea plenaria de noviembre.

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