De la Sota-Gill y otra foto con tono propioProvincial

De la Sota-Gill y otra foto con tono propioProvincial

El partido cordobés que pensó el gobernador Martín Llaryora camina sin grandes tensiones internas. La incorporación de opositores a lugares claves del Gobierno que van desde la vice gobernación, ministerios, hasta agencias y demás, generaron ciertos recelos entre la tropa propia y una mirada de desconfianza que todavía perdura en al menos una parte de la dirigencia. Sin embargo, no hubo ni hay reproches por lo alto a la decisión tomada por el jefe político. Llaryora tiene a todos adentro. Punto. 

 

Resulta paradójico que, casualmente, la matriz original del partido cordobés sea nutrirse de la pluralidad de voces y miradas cuando en realidad, lo que hasta acá se ve, es casi un único pensamiento que atraviesa a toda la coalición en los distintos ámbitos. 

Parece difícil plantear matices en una estructura tan orgánica y verticalista como el peronismo cordobés, con un conductor claro y tan fuerte como es el gobernador. Aún así, comienzan a asomar tibiamente algunas tonalidades internas que, sin desentonar con el cordobesismo, procuran custodiar el gen justicialista dentro de un partido cordobés que cada vez busca ampliarse más. 

Se sabe, el rayo desperonizador que atravesó la campaña provincial y nacional con el ex mandatario Juan Schiaretti a la cabeza del plan cordobés, no cayó muy bien en muchos dirigentes. Y aunque lo sucedido en el balotaje parece ya parte de la pre historia por la vertiginosidad con que se vienen dando los acontecimientos en los últimos meses, el peronismo local nunca terminó de digerir el cascoteo al candidato del Frente de Todos, Sergio Massa, profundizando las diferencias en el último tramo de la campaña cuando ya solo quedaban dos candidatos: el por entonces también ministro de Economía y el libertario. 

Precisamente dos de los que, desde dentro de la estructura de Hacemos, se diferenciaron de la supuesta prescindencia cordobesista y plantearon su apoyo público a la candidatura de Massa fueron la diputada Natalia de la Sota y el villamariense Martín Gill. La primera, legisladora nacional en el bloque Córdoba Federal, y el segundo actual ministro de Cooperativas del gobierno de Llaryora. 

Bien vale apuntar que, en momentos de la discusión previa al armado provincial del PJ para las elecciones del año pasado, ambos dirigentes ensayaron un eje interno reivindicando el dogma delasotista. Se mostraron en distintos actos del interior cordobés y bregaron por la unidad del peronismo cordobés. Si bien esa fina sintonía quedó allí y nunca hubo intenciones de patear el tablero, la posibilidad de visibilizar en tándem los matices internos que representan dentro de Hacemos, siempre está. 

Pues, ambos dirigentes comparten una misma ideología política y la mirada sobre la situación actual del país, siempre desde las antípodas de donde se para el presidente Javier Milei. De hecho, por esa razón De la Sota llegó a votar en disidencia con el schiarettismo en el Congreso. 

Quizá por eso, y con las mismas preocupaciones que dicen tener hoy, la diputada y el ministro volvieron a mostrarse juntos públicamente. 

Si bien el vínculo es frecuente, esta vez, se los vio recorriendo la cooperativa de trabajo Recicord de barrio Nuestro Hogar 3 de la ciudad de Córdoba.

La foto no pasó desapercibida, y si bien desde sus sectores la traducen como un encuentro de dirigentes preocupados por la situación económica del país, De la Sota y Gill buscan custodiar el ADN justicialista dentro del partido cordobés que tiende a desdibujar cada vez más, precisamente, esa identidad peronista. 

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