Santilli se autoexcluye de la sucesión por la silla que dejó Grindetti

Santilli se autoexcluye de la sucesión por la silla que dejó Grindetti

Estima que convertirse en interlocutor del oficialismo lo condiciona para disparar contra Kicillof. Campaña a fondo. El dedo de Macri que empujó al de Lanús.

No hay forma de que Diego Santilli se siente a la mesa provincial de Juntos y se convierta en el nuevo interlocutor de la oposición con el gobierno de Axel Kicillof, después del portazo que pegó Néstor Grindetti. En medio de las negociaciones por encontrar un nuevo dirigente que ocupe ese rol, el diputado nacional se autoexcluye porque está concentrado en el nuevo rumbo que tomará su estrategia electoral de cara al ‘23, marcada por una agenda territorial cien por ciento bonaerense. “No quiere saber nada”, repiten en su equipo. 

No sólo eso, quienes lo escuchan a diario aseguran que una incorporación a la mesa provincial de Juntos podría limitar sus movimientos políticos y desacelerar su carrera para intentar llegar a la Gobernación. El razonamiento es sencillo: si aceptara un convite que nadie afirma haberle hecho, debería ser el encargado de cerrar nuevos acuerdos o sostener los existentes con el oficialismo, lo que le pondría un límite a la batería de críticas que lanza contra la gestión peronista.

“¿Qué intendente de la oposición le pega al gobierno provincial? Ninguno, porque todos están limitados por los acuerdos y eso es peor cuando sos el que cerrarte muchos de esos acuerdos”, dice a Letra P uno de los estrategas del exvicejefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Tal vez por eso fue que, después de un mes de no mostrarse en ningún medio de comunicación, regresó a La Nación+, el principal emporio de comunicación del macrismo, para apuntar contra Kicillof por un tema sensible como la falta de calefacción en escuelas públicas.

A este razonamiento suma una premisa que quiere sostener por sobre todas las cosas. “Sabe que hay que estar lejos del dedo de Mauricio”, repiten quienes trabajan a diario con él, aunque, de todos modos, el diputado reconoce al fundador del partido amarillo como uno de los líderes de la oposición.

 

Tal como dio cuenta Letra P, la frase hace referencia al poder de veto e incluso de daño que puede tener Macri. De hecho, la salida de Grindetti se dio por la irrupción del expresidente en las decisiones bonaerenses, que dinamitó a último momento los acuerdos que había tejido el jefe comunal de Lanús en nombre de la mesa provincial por los cargos vacantes que había en distintos organismos del Estado. Además, el principal rechazo de Macri estaba en el proyecto que envió el Ejecutivo provincial para modificar el régimen jubilatorio de los trabajadores y trabajadoras del Banco Provincia. El proyecto que aún está en discusión pretende subsanar una ley que se aprobó durante el gobierno de Vidal, con la que la por entonces gobernadora le quitó a los bancarios la condición de régimen especial jubilatorio: estiró los años de jubilación y redujo el haber para la constitución de la jubilación, lo que fue leído por los sindicatos como un ajuste. 

Así las cosas, el hombre que surge como el interlocutor del oficialismo en representación de Junos es el jefe comunal de La Plata, Julio Garro, un intendente clave en la estructura de poder territorial amarilla.

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