Previo a viajar a Roma, el nuevo Obispo cerró un encuentro juvenil

Previo a viajar a Roma, el nuevo Obispo cerró un encuentro juvenil

La Invasión de los Pueblos convocó a más de mil jóvenes llegados de todos los partidos que componen la diócesis de Mar del Plata.

Se realizó la clausura de la 49° Invasión de Pueblos 2017, en Pinamar, la celebración presidida por monseñor Gabriel Mestre, obispo diocesano, se desarrolló en el Polideportivo municipal y no en la parroquia Nuestra Señora de la Paz como estaba programado, debido a la intensa lluvia que azotó la ciudad.

La edición 49 del masivo encuentro, bajo el lema “Orantes, fraternos y misioneros”, convocó a más de mil jóvenes llegados de todos los partidos que componen la diócesis de Mar del Plata. Se anunció al final de la eucaristía, que el próximo encuentro será en Mar del Plata.

Durante la homilía, monseñor Gabriel Mestre quien estuvo durante los tres días compartiendo con los jóvenes de las comunidades y movimientos católicos, manifestó en base a las lecturas del evangelio dominical: “La palabra cruz, toca la médula de nuestro ser cristiano, y a veces parece que por el vaivén de la vivencia de nuestra fe, no la terminamos de entender bien. El sufrimiento por el sufrimiento no tiene nada de cristiano, pero a veces en nuestra sociedad contemporánea pareciera que el sufrimiento es mala palabra, y no se asume que el dolor, la cruz; es parte de la vida. Jesús nos enseña a mirar la cruz de frente, no buscarla en sí misma, pero tampoco escaparle. Jesús no explica teológicamente o filosóficamente, el sentido del sufrimiento pero nos da cátedra vital en su actitud de no escaparle, pero tampoco vivirla como una realidad de tortura, sino que a partir de su muerte, con la cruz nos salva y redime”.

“Todos en la vida, tenemos una cruz, algunas más crónicas, unas más punzantes, algunas con nosotros mismos, otras con los demás, otros por responsabilidad propia, porque no termino de decidirme a ser discípulo de Jesús y peco, otros con los pecados de los demás. En todos los casos tenemos que cargar con la cruz y seguir a Jesús; así nuestras pequeñas cruces serán colaboración directa a la cruz de Cristo. Vivir la cruz, como nos enseña Jesús, nos permitirá llevar adelante el lema de este Invasión 2017”, consideró Mestre.

Y finalmente les expresó a los jóvenes, “misioneros de Jesús: cuánto para hacer en el mundo, que Dios pone en el horizonte de nuestras vidas, de manera particularísima chicos en la vida de ustedes. Como dijo esta mañana el padre Alejandro, Dios te hizo a vos, para que estés en esa escuela, en ese barrio, en ese movimiento, en esa capilla. Te hizo a vos para que seas misionero de Jesucristo, para que puedas llevar su presencia a tantos hermanos jóvenes, y también a adultos que están necesitando del compromiso y testimonio de cada uno de ustedes. Que todo lo vivido en esta Invasión sea plasmado en serio en clave misionera, como misioneros de Jesucristo. Repetimos una vez más ¡oramos a Jesús, fraternos en Jesús, misioneros de Jesús”.

Al concluir la misa, el presbítero Silvano de Sarro asesor del movimiento juvenil diocesano, agradeció a todos los organizadores de la parroquia de Pinamar y de la ciudad; a monseñor Mestre por su presencia y acompañamiento durante estos días, a todos los presentes y finalmente anunció que en 2018, la edición número 50 de este tradicional y masivo encuentro juvenil será en Mar del Plata.

Por su parte, en las palabras finales, el obispo manifestó que este lunes partirá a un encuentro en Roma para formación de obispo y cerca del 14 ó 15 tendrá la posibilidad de ver al papa Francisco. “¿Quieren que les lleve sus saludos al papa Francisco?”, enfatizó el pastor de la Iglesia diocesana, instantes después los mil jóvenes respondieron entre gritos y aplausos a una sola voz, “¡Sí!”.

Invasión de Pueblos, es un encuentro juvenil que comenzó por iniciativa de monseñor Eduardo Pironio, cuando era obispo de Mar del Plata. Se realiza ininterrumpidamente, hace casi 50 años, anualmente, en una ciudad distinta de la ciudad. Participan jóvenes a partir de los 15 años que asistan a los grupos juveniles de la Iglesia Católica.

Comentá la nota