“Pensemos en lo que le pasó a Romero por haber dicho la verdad”

“Pensemos en lo que le pasó a Romero por haber dicho la verdad”

El Papa en Santa Marta citó al beato asesinado por haber denunciado las violencias en contra de los pobres: «Cuando alguien denuncia la mundanidad en la Iglesia es visto con ojos chuecos»

Por DOMENICO AGASSO JR.

 

«Yo recuerdo en mi tierra a muchos hombres y mujeres, consagrados buenos, no ideólogos, sino que decían: “No, ¿la Iglesia de Jesús es así?”. “Estos comunistas, ¡fuera!”, y los echaban, los perseguían. Pensemos en el beato Romero, ¿no? Qué le pasó por decir la verdad. Y muchos en la historia, también aquí en Europa. ¿Por qué?». Todo esto se lo preguntó el Papa Francisco durante la misa matutina de hoy, artes 23 de mayo de 2017, en la capilla de la Casa Santa Marta, en cuya homilía reflexionó sobre la necesidad de pasar de un estilo de vida «tibio» a un verdadero «anuncio» de Jesús. 

 

En la homilía, según indicó la Radio Vaticana, el Pontífice indicó que «el mal espíritu prefiere una Iglesia tranquila, sin riesgos, una Iglesia de negocios, una Iglesia cómoda, en la comodidad de la tibieza, tibia». 

 

El obispo de Roma recordó una cosa que «se repite en la historia de la salvación»: cuando el pueblo de Dios está tranquilo, no se arriesga o sirve, no digo «a los ídolos», sino a la «mundanidad», entonces el Señor manda a los profetas que son perseguidos «porque incomodaban», como san Pablo (se refirió a la Lectura del día, de los Hechos de los apóstoles, ndr.), que comprende el engaño y expulsa a este espíritu que, a pesar de decir la verdad, es decir que él y Silas son hombres de Dios, era un espíritu «de tibieza, que volvía tibia a la Iglesia». En la Iglesia, afirmó el Papa Bergoglio, «cuando alguien denuncia muchas formas de mundanidad es visto con ojos chuecos, esto no funciona, mejor que se aleje», exclamó.  

 

 

«Recuerdo que en mi tierra muchos, muchos hombres y mujeres, consagrados y buenos, no ideólogos, decían: ‘No, la Iglesia de Jesús es así…’. ¡Estos comunistas fuera!’, y los echaban. Los perseguían. Pensemos en el beato Romero. Lo que le ocurrió por decir la verdad. Y a muchos, muchos en la historia de la Iglesia, también aquí en Europa. Porque el espíritu malvado prefiere una Iglesia tranquila sin riesgos, una Iglesia de los negocios, una Iglesia cómoda en la comodidad del calor, tibia». 

 

«Cuando la Iglesia es tibia, está tranquila, toda organizada, no hay problemas, mirad donde están los negocios», advirtió, pero además del “dinero” el Papa habló de la “alegría”. «Este es el camino de nuestra conversión diaria: pasar de un estado de vida mundano, tranquilo sin riesgos, católico, sí, pero así, tibio, a un estado de vida del verdadero anuncio de Jesucristo, a la alegría del anuncio de Cristo». «Pasar de una religiosidad que mira demasiado a las ganancias a otra que mire a la fe y proclame que Jesús es el Señor», pidió. 

 

El Pontífice también aseguró que «una Iglesia sin mártires no da confianza». «Una Iglesia —continuó— que no se arriesga da desconfianza; una Iglesia que tiene miedo de anunciar a Jesucristo y echar a los demonios, a los ídolos, a los otros señores que son el dinero y que no es la Iglesia de Jesús».  

 

«En la oración hemos pedido la gracia y también hemos dado gracias al Señor por la renovada juventud que nos da con Jesús y hemos pedido la gracia de que Él conserve esta renovada juventud. Esta Iglesia de los Filipenses fue renovada y se convirtió en una Iglesia joven. Que todos nosotros tengamos esto: una juventud renovada, una conversión de un modo de vivir tibio al anuncio gozoso de que Jesús es el Señor», concluyó Francisco. 

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