Un miembro de la comunidad judía de Melbourne, ciudad australiana, que vestía con una kipá en su cabeza estaba regresando a su casa cuando fue acosado por el conductor del vehículo que estaba detrás suyo.
La situación comenzó en un semáforo. Estaban detenidos con la luz roja y el auto de atrás puso las luces altar y las hacía “parpadear”. Una vez que se puso verde, arrancaron y el hombre religioso notó que el vehículo cada vez estaba más cerca suyo. Lo veía por el espejo retrovisor.
En ese momento se asustó, principalmente porque pensaba que le querrían robar algo. Pero el hecho se puso peor cuando de repente sintió un impacto en la parte trasera del auto. El atacante lo había chocado, levemente pero choque en fin, en más de una oportunidad.
De repente, un nuevo semáforo se puso rojo y el coche ya no estaba detrás suyo, sino que se había puesto al lado. Ahí fue cuando el conductor le gritó “”udíos sangrientos, dejen de ocupar territorios” y arrancó rápidamente, antes de que el semáforo tuviera luz verde nuevamente.
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