Argentina, el abrazo del Papa a familias al borde del despido

Argentina, el abrazo del Papa a familias al borde del despido

Francisco recibió en el Vaticano a Gustavo Vílchez, representante de un grupo de 600 familias que en breve perderán el trabajo. Esperan que él intervenga de algún modo: “Es nuestra última alternativa, tenemos mucha fe en Dios y en el Papa”

por ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ

 

Para ellos es “la máxima autoridad, santísima”. Es su pastor y su última opción. Los obreros de la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos Villa María, en el corazón de Argentina, agotaron todos los recursos para mantener sus trabajos. Pero la amenaza de 600 despidos permanece. A fin de año muchos contratos no se renovarán. Por eso se jugaron todo y enviaron a un representante a tocar la puerta del Papa. Francisco lo recibió en Santa Marta y cuando supo la noticia, cambió su semblante. Les envió ánimo y les aseguró sus oraciones. A Gustavo Vílchez lo abrazó con fuerza, tomándolo de la mano, como queriendo transmitir su cercanía a todos los demás. 

 

El encuentro tuvo lugar el sábado 4 de noviembre por la noche, tras la cena. El dirigente de la Asociación de Trabajadores del Estado, “Cartucho” como lo llaman, esperó que el pontífice terminase de cenar. Allí, afuera del comedor de la residencia papal, se acercó a él. Lo presentó Alicia Peresutti, defensora del pueblo de Villa María y amiga de muchos años de Jorge Mario Bergoglio. 

 

 

 

 

“Quería pedirle la bendición de él hacia todos los compañeros y compañeras, nuestras familias, y ver si de alguna forma se pueden frenar los despidos, no sólo los nuestros sino todos los demás de la Argentina”, contó Vílchez, en declaraciones al Vatican Insider.  

 

“El Papa, sorprendido por la noticia que le estaba dando, me agarró fuerte la mano, me dijo que sí daba la bendición a cada uno de ellos por los que vine a pedir, dijo que iba a rezar por nosotros, por mi familia y mis compañeros de trabajo, que tuviéramos mucha fe. Se lo notó muy cansado y después quiso irse a dormir”, agregó. 

 

Simbólicamente, el Papa bendijo una camiseta de las que usan los obreros de Fabricaciones Militares. Se trata de una compañía estatal dedicada a la realización de pólvora, explosivos, chalecos antibalas, balas, cartuchos y otros materiales para uso de las policías y cuerpos de seguridad del país: policía local, policía provincial, Gendarmería, Policía Federal y otras. Es, además, la única fábrica de éter en Sudamérica.  

 

Pero, pese a tener las homologaciones del caso, los mencionados organismos casi no compran su producto, lamentó Vílchez. “Compran todo afuera, en Alemania, en Italia”. Reveló que, pese producir en su fábrica el arma policial reglamentaria, el Estado Argentino realizó un convenio con la extranjera Pietro Beretta.  

 

Ahora, por falta de compras, el Ministerio de Modernización del gobierno nacional ordenó que 600 trabajadores, sobre un total de dos mil 500, sean desafectados este próximo fin de año. Para el líder sindical se trata de un “vaciamiento tremendo” bajo la excusa de que no se vende y no se fabrica. “Eso es un claro mensaje que se va al cierre de Fabricaciones”, insistió. 

 

 

 

Los representantes de los afectados tuvieron reuniones con todos los responsables políticos y administrativos de la fábrica, incluido el ministro de Defensa de la Nación, Óscar Aguad. Diputados, senadores, secretarios y secretarias. El resultado siempre fue negativo.  

 

Por eso recurrieron al Papa. Lo hicieron con fe. Para participarle de las dificultades de una porción del pueblo fiel en su país natal. “Nosotros creemos que el Papa está atento, sabe, por personas como nosotros que gracias a Dios tuvimos la posibilidad de llegar a él. No es ajeno a la situación de la Argentina, a la situación que atravesamos con este gobierno, de despidos, de amenazas para futuros despidos”, precisó Vílchez.  

 

Consideró que Bergoglio es la “persona indicada” para que “pida porque se frene con esta ola de despidos” y por la problemática que “está viviendo la Argentina en general”. Incluso –señaló- que sus “compañeros y compañeras” se emocionaron con la gestión porque “muchos están convencidos que el Papa algo puede modificar sobre todo esto”.  

 

Y apuntó: “Nosotros creemos que tiene muchísima influencia, más allá de ser un Papa argentino, tiene una gran influencia sobre cada uno de los responsables de lo que estamos viviendo. Es una de las personas que, con su fe, con sus rezos, con sus bendiciones, puede llegar a hacer algo muy importante. Es una persona muy respetada, muy querida, es el único que podría estar frenando estos malos momentos que se están viviendo allá en Argentina. Es muchísima la fe que tenemos nosotros, ya sea en Dios como en el Papa Francisco”. 

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