República Centroafricana, cristianos y musulmanes juntos para evitar la masacre

República Centroafricana, cristianos y musulmanes juntos para evitar la masacre

Habla el obispo de Bangassou asediado en la catedral que aloja a 2100 seguidores de El Corán amenazados por las milicias cristianas: «Solo la acogida recíproca y el diálogo nos podrán salvar»

Por LUCA ATTANASIO

 

«Aquí ya rige la ley del “ojo por ojo” y, dentro de poco, si seguimos así, nos vamos a quedar todos ciegos». Es un llamado desesperado el que lanzó el obispo comboniano de Bangassou, monseñor Juan José Aguirre Muños, durante una conversación telefónica con Vatican Insider. Nos pusimos en contacto con él durante una de sus acostumbradas visitas a los campos para refugiados que se encuentran esparcidos por su diócesis. Su catedral vive bajo asedio desde hace meses, y los que amenazan a los más de dos mil musulmanes que decidió alojar, son unos cientos de afiliados a las milicias cristianas anti-Balaka. 

 

«Somos literalmente rehenes, estamos de rodillas, aterrorizados por 400 chicos armados muy violentos y crueles. He sido testigo de varios actos violentos que puedo juzgar sin dudas como crímenes contra la humanidad. He visto niños arrojados por los aires y golpeados, una crueldad que es increíble. De las 11 misioneras de mi diócesis, 3 están en manos de las tropas anti-Balaka y otra es rehén de otra formación. La catedral está rodeada, no permiten que llegue ni agua ni comida, amenazaron a todos los comerciantes que venden productos alimentarios cerca de la iglesia. El 13 de mayo, las zonas islámicas de la ciudad fueron abandonadas por las fuerzas MINUSCA (la Misión de la ONU en República Centroafricana) e inmediatamente atacadas por las milicias cristianas. Nosotros decidimos abrir las puertas de la catedral y alojarlos a todos, y fuimos por ellos directamente para evitar una masacre. Por ahora hay 2100 musulmanes, y muchísimos niños. Pero el asedio dura desde hace más de dos meses y la situación está precipitando». 

 

No solo los musulmanes están aterrorizados...  

 

«No, aquí el terror es trasversal: ahora le llamo desde un campo para desplazados no musulmanes, mientras que hoy por la mañana visité uno para musulmanes. La gente ya no puede más, el 50% de la población ha huido y ha atravesado la frontera con la República Democrática del Congo, en donde, por lo demás, la situación es muy inestable. No solo las milicias cristianas o musulmanas provocan miedo. Mucha gente, en realidad, teme más a los soldados de la MINUSCA». 

 

¿Los que deberían garantizar la paz?  

 

Sí, precisamente ellos. El contingente está formado por jóvenes marroquíes, todos musulmanes. Se trata de una fuerza ineficaz, cuando no dañina. No creo que sea sensato enviar a un país en donde hay una radicalización étnico-religiosa a un contingente completamente musulmán, no creo que se encuentre en la mejor posición para intermediar entre dos facciones por el momento tan hostiles entre sí. Nuestros compatriotas se han convertido en el objetivo de varias entidades, incluso de las tropas de la ONU. Es una especie de “todos contra todos”, que empeora una situación de por sí al borde del abismo.  

 

El complejo marco de la situación, en la que es muy difícil distinguir quién combate contra quién o las pertenencias étnico-religiosas, se puede resumir con un terrible episodio que acaba de suceder hace unos diez días y que provocó una serie de reacciones muy violentas. El pasado 21 de julio algunos soldados anti-Balaka (cristianos) secuestraron a una chica musulmana, por lo que un grupo de jóvenes musulmanes, como respuesta, secuestraron a las familias de dos agentes de la Caritas (unas treinta personas en total). La MINUSCA (como he dicho, completamente conformada por musulmanes) intervino y logró liberarlos a todos, pero los jóvenes extremistas, furibundos, se dirigieron a la catedral (en la que están refugiado miles de musulmanes, pero bajo el asedio de tropas cristianas) para tratar de incendiarla y la dañaron en diferentes partes. La tensión aumentó y algunos efectivos de la fuerza de la ONU reaccionaron sembrando el terror en la ciudad y matando incluso a civiles inermes. 

 

Hace poco más de un mes se firmó en Roma un acuerdo de paz entre las diferentes facciones en conflicto…  

 

Sí, pero desgraciadamente, por el momento, no funciona para nada. Algunos de los jóvenes que pertenecen a las milicias probablemente ni se enteraron del acuerdo. Sigue habiendo una enorme dosis de violencia que nos llevará a todos a la ceguera. Tal vez el acuerdo de Sant’Egidio sea eficaz algún día, lo esperamos todos. Por ahora, ninguno de los grupos armados cree en él de verdad. Dos formaciones, además, la de Noureddine Adam, apoyado por el presidente de Chad, que actúa en el norte, en la frontera septentrional con Chad, y la UPC de Alí Darás, una milicia muy violenta en gran parte compuesta por una etnia nómada, ni siquiera lo firmaron. 

 

¿Qué espera que suceda a partir de ahora?  

 

En lo concreto creo que el gobierno debe inmediatamente enviar aquí a un prefecto militar que tome el poder total y que haga comprender que el Estado, a diferencia de lo que creen todos, no está ausente. Además, espero que cambie la conformación de las tropas MINUSCA lo antes posible, que vengan, como parece, militares de Gabón, de Bangladesh, de Ruanda. En relación con los marroquíes, espero que se vayan lo antes posible: créame, por el momento son detestados y ayudan muy poco. 

 

Sin embargo, seguiré repitiendo hasta el final que con la paz se vence todo, con la guerra se pierde todo. Desde hace años vemos sangre esparcida pero no dejaremos de lanzar un llamado a la fraternidad, al diálogo. No solo son las armas las que están “armadas”, sino también nuestros corazones y debemos hacer de todo para que se desarmen lo antes posible. La gente quiere vivir en paz y esto es lo que le pedimos al Señor, sin distinción entre religión, etnia o estado social. 

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