El Papa: “no robar” significa que nadie es dueño de los recursos

El Papa: “no robar” significa que nadie es dueño de los recursos

En la Audiencia general, Francisco habló sobre el séptimo Mandamiento: el mundo es rico, pero muchos viven en una escandalosa indigencia. Y «la vida no es el tiempo para poseer, sino para amar»

Nadie es «dueño absoluto de los bienes», cada uno es «administrador», y «cada bien sustraído en la lógica de la Providencia de Dios es traicionado en su sentido más profundo». Durante la Audiencia general en la Plaza San Pedro, el Papa Francisco ofreció una lectura más «amplia» del séptimo Mandamiento(«no robarás»), y, a la «luz de la sabiduría cristiana», recordó que en la actualidad «muchos viven en una escandalosa indigencia» no porque falten los recursos, que el mundo tiene en abundancia, sino porque falta una «equitativa distribución» de ellos. Y, «mientras la humanidad se esfuerza para tener más, Dios la redime haciéndose pobre» y nos recuerda que «la vida no es el tiempo para poseer, sino para amar». 

 

«Escuchando este mandamiento», dijo Jorge Mario Bergoglio al proseguir con su ciclo de catequesis dedicado al Decálogo, «pensamos en el tema del hurto y del respeto de la propiedad ajena. No existe cultura en la que el hurto y la prevaricación de los bienes sea lícito. La sensibilidad humana, de hecho, es muy susceptible sobre la defensa de la posesión. Pero vale la pena abrirnos a una lectura más amplia de esta Palabra, focalizando el tema de la propiedad de los bienes a la luz de la sabiduría cristiana», prosiguió el Papa, recordando que «en la doctrina social de la Iglesia se habla de un destino universal de los bienes», sobre la cual el Catecismo, en particular, aclara: «sigue siendo de primaria importancia, aunque la promoción del bien común exija el respeto de la propiedad privada, del derecho a ella y de su ejercicio», y, con una cita de su encíclica “Laudato si’”, indicó que «Dios niega cualquier pretensión de propiedad absoluta». 

 

El mundo, dijo Francisco, «es rico en recursos para asegurar a todos los bienes primarios. Sin embargo, muchos viven en una escandalosa indigencia y los recursos, usados sin criterio, se van deteriorando. ¡Pero el mundo es uno solo! ¡La humanidad es una sola!», prosiguió citando implícitamente la “Populorum progressio” de Pablo VI. «La riqueza del mundo hoy está en manos de la minoría, de pocos, y la pobreza, es más la miseria es el sufrimiento de tantos, de la mayoría. ¡Si en la tierra existe el hambre no es porque falte comida! Es más, por las exigencias del mercado se llega a veces a destruirla. Se tira». Lo que falta es una libre y clarividente idea de empresa, indicó, «que garantice una adecuada producción, y un enfoque solidario, que asegure una equitativa distribución». 

 

Cualquier riqueza, para ser buena, «debe tener una dimensión social», prosiguió Jorge Mario Bergoglio. «En esta perspectiva se muestra el significado positivo y amplio del mandamiento “No robarás”. “La propiedad de un bien hace de quien lo posee un administrador de la Providencia”. Nadie —insistió el Papa— es dueño absoluto de los bienes, es un administrador de los bienes. La posesión es una responsabilidad: yo soy rico, es una responsabilidad que tengo. Y cada bien sustraído en la lógica de la Providencia de Dios es traicionado en su sentido más profundo. Lo que poseo verdaderamente es lo que sé dar». «Si yo puedo donar, soy abierto, soy rico no solo en lo que poseo, sino también en la generosidad para que todos participen. Efectivamente, si no logro donar algo es porque esa cosa me posee, tiene poder sobre mí y soy esclavo de ella». La posesión de los bienes «es una ocasión para multiplicarlos con creatividad y usarlos con generosidad, y así crecer en la caridad y en la libertad». «Mientras la humanidad se esfuerza por tener más, Dios la redime haciéndose pobre: Ese Hombre Crucificado pagó por todos un rescate inestimable por padre de Dios Padre, “rico de misericordia”«. Como dice el «pueblo de Dios», por el contrario, «el diablo entra por los bolsillos: primero viene el amor por el dinero, el esfuerzo para poseer, después la vanidad: “Yo soy rico y alardeo”. Y al final, el orgullo y la soberbia: esta es la manera en la que actúa en nosotros el diablo, pero la puerta de entrada son los bolsillos». Por ello el Papa indicó, al final de su catequesis, que «“No robarás” quiere decir: ama con tus bienes, aprovecha de tus medios para amar como puedas. Entonces tu vida se vuelve buena y la posesión se convierte verdaderamente en un don. Porque la vida no es el tiempo para poseer, sino para amar». 

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