El Papa: quien se pasa la vida acusando a la Iglesia es pariente del diablo

El Papa: quien se pasa la vida acusando a la Iglesia es pariente del diablo

Audiencia a los fieles de Benevento, que lo acogieron en Pietrelcina: el padre Pío «amó a la Iglesia con todos sus problemas, no la destruyó con la lengua, como está de moda hacer hoy»

Como el padre Pío «amó a la Iglesia, con todos sus problemas y sus adversidades», y «no la destruyó con la lengua, como está de moda hacer hoy», así, en la actualidad, en presencia de tantos pecadores, «algunos gordos», quien ama a la Iglesia «sabe arreglar las cosas, sí, pero siempre con el perdón». Es lo que el Papa dijo, en vísperas de la cumbre sobre los abusos sexuales en el Vaticano, a los fieles de Benevento, que fueron recibidos en audiencia en San Pedro, para corresponder a la visita pastoral que hizo el año pasado a Pietrelcina. Al contrario, advirtió Francisco, «los que se pasan la vida acusando son, no diré hijos, porque el diablo no tiene, pero amigos, primos, parientes del diablo».

 

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El padre Pio «se distinguió por firme fe en Dios, firme esperanza en las realidades celestes, generosa dedicación a la gente, fidelidad a la Iglesia, que siempre amó con todos sus problemas y sus adversidades», explicó Jorge Mario Bergoglio en la audiencia a los 2500 fieles antes de la Audiencia general. «Él amó a la Iglesia, con tantos problemas que tiene la Iglesia, con tantas adversidades, con tantos pecadores, porque la Iglesia es santa, pero nosotros somos todos pecadores, y algunos gordos… pero él amó a la Iglesia como era, no la destruyó con la lengua, como está de moda hacer ahora. Quien ama a la Iglesia sabe perdonar, porque se sabe pecador y necesita del perdón de Dios, sabe arreglar las cosas, sí, pero siempre con el perdón: no se puede vivir toda una vida acusando, acusando, acusando a la Iglesia. ¿El oficio del acusador de quién es? ¿Quién es ese que en la Biblia es llamado el gran acusador? ¡El diablo! Y los que se pasan la vida acusando son, no diré hijos, porque el diablo no tiene, pero amigos, primos, parientes del diablo: esto no funciona, hay que señalar los defectos para corregir, pero cuando se señalen los defectos, se denuncien, hay que amar a la Iglesia: sin amor hay espacio para el diablo. Ambas cosas tenía el padre Pío: amaba a la Iglesia, con todos sus problemas y sus adversidades».

 

El Papa Francisco comenzó con una broma: «Han venido muchos de ustedes, parece una canonización». Después agradeció al obispo, Felice Accrocca, a los alcaldes y a todos los fieles por esta cortesía que indica ciertamente la fineza del alma».

 

El Papa visitó Pietrelcina el 17 de marzo del año pasado, en el centenario de la aparición de los estigmas permanentes de san Pío y en el 50 aniversario de su muerte. «Nunca olvido ese día, así como tampoco olvido a los tantos enfermos que saludé, se quedó en mi corazón esa visita», comentó.

 

«Los animo para que comprendan y acojan cada vez más el amor de Dios, fuente y motivo de nuestra verdadera alegría», dijo el Papa. «Estamos llamados a dar este amor que cambia la vida, sobre todo a las personas más débiles y necesitadas. Cada uno de nosotros, difundiendo la caridad divina, contribuye en la construcción de un mundo más justo y solidario. Siguiendo el ejemplo del padre Pío, no se cansen nunca de encomendarse a Cristo ni de anunciar su bondad y su misericordia con el testimonio de sus vidas. Esto es lo que los hombres y las mujeres esperan, también en nuestros tiempos, de los discípulos del Señor. Testimonio: piensen en san Francisco, al que su obispo conoce bien, ¿qué le dijo a sus discípulos? “No hablen, vayan y ofrezcan testimonio”: a veces hay que hablar, pero hay que comenzar con el testimonio, vivan como cristianos, dando testimonio de que el amor es más bello que el odio, de que la amistad es más bella que la enemistad, de que la fraternidad entre todos nosotros es más bella que la guerra».

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