El Papa pide jóvenes hambrientos de vida; el enemigo es la mediocridad

El Papa pide jóvenes hambrientos de vida; el enemigo es la mediocridad

Durante la Audiencia general, Francisco comenzó un ciclo de catequesis sobre los Diez Mandamientos: «Es feo ver cristianos “enanos”, con el corazón empequeñecido». Mensaje al Mundial de fútbol: que sean «ocasión de diálogo y fraternidad»

Los Diez Mandamientos son una «puerta abierta» para «pasar de las ilusiones de la juventud al tesoro que está en el Cielo», y llegar, de esta manera, a la «vida verdadera». Por ello el Papa Francisco decidió dedicar a las leyes encomendadas por Dios a Moisés, y que Jesús llevó a pleno «cumplimiento», un nuevo ciclo de catequesis, que comenzó precisamente hoy, miércoles 13 de junio de 2018 durante la Audiencia General en la Plaza San Pedro. Y se refirió a los jóvenes, con su «sana inquietud», «hambrientos de vida auténtica» (porque «el mayor peligro de la vida» no son los problemas, sino «la mediocridad, la pusilanimidad»), que son capaces, una vez aceptados los propios límites, de descubrir «el amor verdadero, la riqueza verdadera». Al final de la Audiencia el Papa envió un mensaje para el Mundial de fútbol que comienza mañana en Rusia, deseando que sea ocasión «de encuentro, diálogo y fraternidad». 

  

«las ganas de vivir: algunos piensan que es mejor apagar este impulso, porque es peligroso, pero quisiera decir, especialmente a los jóvenes: nuestro peor enemigo no son los problemas concretos, por serios y dramáticos que sean: el mayor peligro de la vida es un mal espíritu de adaptación que no es mansedumbre o humildad, sino mediocridad, pusilanimidad. ¿Un joven mediocre es un joven con futuro o no? Se queda allí, no crece, no tendrá éxito. La mediocridad o la pusilanimidad, esos jóvenes que tienen miedo de todo, no saldrán adelante», dijo el Papa, que en las últimas audiencias había dedicado sus catequesis al Bautismo y a la Confirmación. En cambio, hoy anunció el inicio del nuevo «itinerario de catequesis», empezando por el encuentro narrado en el Evangelio de hoy entre Jesús y un joven que, «de rodillas, le preguntó cómo poder heredar la vida eterna». Una pregunta en la que, señaló el Papa, se encuentra el desafío de toda existencia, es decir, el deseo de una vida plena e infinita. 

  

«Comenzamos hoy –explicó Bergoglio a los fieles presentes– una nueva serie de catequesis dedicada a los mandamientos. Nos sirve de introducción el diálogo de Jesús con aquel hombre que se acercó a preguntarle lo que tenía que hacer para heredar la vida eterna. En su pregunta latía el deseo de una vida plena, auténtica. Jesús le responde indicándole el camino del cumplimiento de los mandamientos». 

  

Reflexionando sobre cómo alcanzar esa vida plena el Pontífice posó su pensamiento en los jóvenes, que tratan de «vivir» y en cambio se destruyen yendo detrás de cosas efímeras. 

  

Por ello, tras citar al Beato Pier Giorgio Frassati que afirmaba la necesidad de «vivir», y no de «ir tirando», el Papa pidió para los jóvenes el don de la «sana inquietud», la capacidad de «no conformarse con una vida sin belleza», porque, se preguntó Francisco, «si los jóvenes no estarán hambrientos de vida auténtica, ¿a dónde irá la humanidad?». 

  

Bergoglio indicó también que de la pregunta del hombre del Evangelio a Cristo, que también está dentro de cada uno de nosotros y a la Jesús responde citando el decálogo de los mandamientos, se evidencia precisamente, que ese hombre no tiene la vida plena. 

  

«Pero él, a pesar de que cumple los mandamientos desde pequeño, siente que le sigue faltando algo. Así, mediante un proceso pedagógico –explicó Francisco–, Jesús lleva a esa persona a reconocer sus propios límites para que confíe en él, el Hijo de Dios, el único que puede dar una vida plena. El hombre debía convencerse de que ya no puede vivir de sí mismo, de sus propias obras, de sus propios bienes; es necesario que lo deje todo para seguir al Señor, porque Él es la vida plena, el amor verdadero y la riqueza auténtica». 

  

«¿Quién pudiendo elegir entre un original y la copia, elige la copia?». El Papa propuso esta pregunta a los presentes para insistir en que la vida plena, el amor verdadero, puede darlo sólo Jesús. «Jesús no ofrece sustitutos, ¡sino la vida real, el amor verdadero, la verdadera riqueza! ¿Cómo pueden los jóvenes –se preguntó el Pontífice argentino– seguirnos en la fe si no nos ven elegir el original, si nos ven adictos a las medias medidas? Se necesita el ejemplo de alguien que me invita a un “más allá”, a algo más. San Ignacio lo llamó el “magis”, el fuego, el fervor de la acción que sacude dormideras». 

  

El Papa concluyó afirmando que «el camino, de lo que falta pasa por lo que hay», es decir, que «debemos escudriñar lo ordinario para abrirnos a lo extraordinario», y adelantó que «en estas catequesis intentaremos ver cada uno de los mandamientos como esa puerta que el Padre celeste ha abierto para conducirnos a la vida verdadera, dejando que Jesús nos tome de la mano y nos ayude a atravesarla». 

  

Tras saludar a los fieles de diferentes nacionalidades dirigió, como de costumbre, su pensamiento a los jóvenes, los ancianos, los enfermos y los recién casados. Recordando la memoria de San Antonio de Padua, oró para que el Santo Doctor de la Iglesia y Patrono de los pobres les enseñe la belleza del amor sincero y gratuito: «sólo amando como Él amó, ninguno alrededor de ustedes se sentirá marginado y, al mismo tiempo, ustedes serán cada vez más fuertes en las pruebas de la vida», afirmó. 

  

A los fieles de lengua española invitó a pedir «a la Virgen María que obtenga para nosotros la gracia de volver a descubrir y revivir los diez mandamientos como un camino de amor que nos llevará a la vida verdadera, que es Cristo», y les impartió su bendición. 

  

Al final de la catequesis, el Papa también mandó un mensaje al Campeonato Mundial de Fútbol, que comenzarán en Rusia: «Deseo enviar mi saludo cordial a los jugadores y a los organizadores, así como a cuantos seguirán mediante los medios de comunicación social este evento que supera cualquier frontera. Que pueda esta manifestación deportiva convertirse en ocasión de encuentro, de diálogo y fraternidad entre culturas y religiones diferentes, favoreciendo la solidaridad y la paz entre las naciones». 

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