El Papa: acojamos a los migrantes con los brazos abiertos

El Papa: acojamos a los migrantes con los brazos abiertos

Durante la Audiencia, Francisco lanzó la campaña de la Caritas “Compartiendo el viaje”: para viajar se necesitan dos, «quien viene y quien abre el corazón a las demás culturas». Llamado por una nueva ley migratoria en Italia

por IACOPO SCARAMUZZI

 

«Cristo mismo nos pidió que acojamos a nuestros hermanos y hermanas migrantes y refugiados con los brazos bien abiertos». El Papa Francisco aprovechó la ocasión de la Audiencia general de este miércoles en la Plaza San Pedro para impulsar la campaña de la Caritas Internationalis, que pretende apoyar a las familias forzadas a migrar, llamada “Compartiendo el viaje”, porque, acotó Francisco, para viajar se necesitan dos: «los que vienen a nuestra tierra y nosotros que vamos hacia su corazón para comprenderlos, comprender su cultura, su lengua». El Papa volvió a recordar la oportunidad de una nueva ley migratoria en Italia, «más adecuada al contexto actual». 

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«Estoy feliz de acoger a los representantes de la Caritas, que han venido aquí para dar inicio oficialmente a la campaña “Compartiendo el viaje”, que quise que coincidiera con esta Audiencia», dijo Jorge Mario Bergoglio. «Doy la bienvenida a los migrantes, a los que piden asilo y a los refugiados que, junto con los agentes de la Caritas Italiana y otras organizaciones católicas, son signo de una Iglesia que trata de ser abierta, incluyente y acogedora. Gracias a todos ustedes por su incansable servicio. ¡Todos merecen de verdad un gran aplauso! Con su compromiso cotidiano, ustedes nos recuerdan que Cristo mismo nos pide que acojamos a nuestros hermanos y hermanas migrantes y refugiados con los brazos bien abiertos. Precisamente así, con los brazos bien abiertos, listos para un abrazo sincero, afectuoso y abarcador, un poco como esta columnata de la Plaza San Pedro, que representa a la Iglesia madre que abraza a todos compartiendo el viaje común». El Papa, que durante la Audiencia prosiguió con su ciclo de catequesis dedicado a la esperanza cristiana, subrayó que precisamente la esperanza es «el impulso en el corazón de los que parten dejando su casa, su tierra, a veces a sus familiares y parientes, pienso en los migrantes, para buscar una vida mejor, más digna para sí mismos y para sus seres queridos. Y también es el impulso en el corazón de quien acoge: el deseo de encontrarse, de conocerse, de dialogar... La esperanza es el impulso para “compartir el viaje”, porque para el viaje se necesitan dos: los que vienen a nuestra tierra y nosotros que salimos hacia su corazón para comprenderlos, comprender su cultura, su lengua. Es un viaje de dos y sin la esperanza no se puede hacer. La esperanza es el impulso para “compartir el viaje” de la vida, como nos recuerda la Campaña de la Caritas que hoy inauguramos. Hermanos, ¡no tengamos miedo de compartir el viaje! ¡No tengamos miedo de compartir la esperanza!». 

 

Francisco también dio la bienvenida «a los representantes de muchas organizaciones de la sociedad civil comprometidas en la asistencia a los migrantes y refugiados que, junto con la Caritas, han dado su apoyo a la colecta de firmas para una nueva ley migratoria más adecuada al contexto actual». Se refería a la propuesta de ley de iniciativa popular “Era extranjero” que pretende sustituir la vigente ley italiana conocida como “Bossi-Fini”. Por esta iniciativa (promovida también por el centro Astalli que, mediante Twitter, recordó que «en San Pedro se puede firmar ahora») el Papa ya había hecho otro llamado en junio. 

 

 

REUTERS

 

 

El Pontífice argentino reflexionó en su catequesis de hoy sobre el tema de los «enemigos de la esperanza», partiendo de la narración del conocido mito del vaso de Pandora: «La apertura del vaso desencadena muchas desgracias para la historia del mundo», dijo, «pero pocos recuerdan la última parte de la historia, que abre un poco de luz: después de que todos los males salieran de la boca del vaso, un minúsculo don parece tomar revancha frente a todo el mal que se extiende. Pandora, la mujer que tenía bajo custodia el vaso, se da cuenta al último: los griegos la llaman “elpìs”, que quiere decir “esperanza”. Este mito nos narra por qué es tan importante para la humanidad la esperanza. No es cierto –notó Jorge Mario Bergoglio– que “hasta que hay vida hay esperanza”, como se suele decir. Si acaso, será lo contrario: es la esperanza la que mantiene de pie la vida, la que la protege, la custodia y hace que crezca». El Papa citó al poeta francés Charles Péguy, que se sorprendía «no tanto por la fe de los seres humanos, y tampoco por su caridad», sino por su capacidad de esperar y luchas tenazmente por una vida mejor. La esperanza, dijo el Papa, «no es virtud para gente con el estómago lleno». Tener «un alma vacía es el peor obstáculo para la esperanza», según Francisco, quien recordó la «pereza» mencionada por los monjes de la antigüedad, que «debe ser combatida, nunca aceptada supinamente. Dios nos ha creado para la alegría y para la felicidad, y no encerrarnos en pensamientos melancólicos. Es por esto que es importante custodiar el propio corazón, oponiéndonos a las tentaciones de infelicidad, que seguramente no provienen de Dios». Sin olvidar que «no estamos solos combatiendo contra la desesperación», porque «si Dios está con nosotros, nadie nos robará esa virtud que necesitamos absolutamente para vivir. Nadie nos robará la esperanza». 

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