Palabras de Mons. Mario Cargnello, Arzobispo de Salta

Palabras de Mons. Mario Cargnello, Arzobispo de Salta

“El Camarín es la casa de la intimidad con la Virgen, la Mamá del Resucitado”.

En un marco de alegría y mucha emoción, en la mañana del jueves 5 de mayo, se ofició la Misa Solemne por el Centenario del Camarín y los 125 años de la Coronación de la Imagen de la Virgen del Valle, presidida por el Arzobispo de Salta, Mons. Mario Cargnello, y concelebrada por el Obispo de Catamarca, Mons. Luis Urbanc, y sacerdotes del clero catamarqueño. Participaron de la celebración eucarística la secretaria de Turismo provincial, Mlga. Natalia Ponferrada, integrantes de la Comisión Nacional de Homenaje a los Cien Años de la Peregrinación presidida por Adelia Harilaos de Olmos, con ocasión de las Bodas de Plata de la Coronación de la Virgen del Valle (1916), el Vicecónsul del Reino de España en Buenos Aires, la Comisión Permanente de Homenaje al Primer Obispo Diocesano de Catamarca, Mons. Bernabé Piedrabuena, autoridades y delegaciones escolares con sus respectivos abanderados y escoltas, y devotos que colmaron el templo catedralicio.

En el inicio de su homilía, Mons. Cargnello agradeció al “Señor y a Mons. Luis la posibilidad de celebrar con ustedes el 125° aniversario de la Coronación de Nuestra Señora del Valle y el Centenario de la inauguración del querido Camarín. Lo hacemos en el Año de la Misericordia, mirando el Bicentenario de la Independencia de nuestra Patria, desde este Norte argentino, que fue testigo del movimiento y la declaración dela Independencia en la vecina ciudad de Tucumán”. Asimismo, el Arzobispo de Salta dijo que “La Virgen es centro de reunión, estímulo permanente para que la Iglesia sea más Iglesia, poniéndose delante del Padre en oración, reuniendo y cargando sobre sí, como el buen samaritano, a toda la humanidad, todas las búsquedas, los dolores, los sufrimientos de la humanidad. En torno a la Virgen del Valle el pueblo de Dios, el pueblo de Catamarca y el Norte argentino lo fue descubriendo cada día más, desde el origen su imagen nos fue convocando. Pasa el tiempo y sigue siendo un polo de atracción, y nos invita a rezar como familia, a ponernos delante de Dios y a descubrir ahí, en ese estar libres, una fuente inagotable de libertad interior, de fraternidad, de misericordia”, afirmó, remarcando luego que “varios obispos de Catamarca lo descubrieron contemplando la imagen de Nuestra Señora y el detalle de sus manos entreabiertas, manos de mamá que suplica, manos de mamá que nos contiene ahí, nos pone con sus manos cerca de su corazón que nos lleva con Ella hasta el corazón del Padre. Por eso podemos venir nosotros, pecadores, y sabemos que la cercanía de Nuestra Señora es trono de misericordia”.

En otro tramo de su predicación, se refirió a la misericordia mencionando a los papas de nuestro último tiempo, Juan XXIII, San Juan Pablo II, quien “tenía conciencia de que en un mundo marcado por la miseria, por la rivalidad, por el egoísmo que destruye, que excluye, que aísla, como muy bien lo señala el Papa Francisco”, que “toma la mejor tradición de la espiritualidad de los últimos siglos y nos invita a celebrar este Año de la Misericordia. Y nos pidió que hiciéramos de la Salve la oración del año cuando nos dirigimos a la Virgen”. En este sentido dijo que “María es Madre de misericordia. Por eso de a cientos de miles han pasado delante de su imagen. Venimos a sentirnos aquí recreados en su imagen porque es la madre de Jesús; aquí sabemos que podemos volver a empezar, cada uno de nosotros, pero también podemos volver a empezar como pueblo, como familia, como humanidad. Arrimarnos a Ella es sentir el consuelo de una mirada frente a la cual uno no se siente destruido ni humillado, sino desafiado. Y entonces sí la frescura del amor de Dios se visibiliza en el rostro de María del Valle que nos entrega a Jesús, y uno vuelve a empezar”.

Descubrir la fuerza creadora de la misericordia

En su reflexión, Mons. Cargnello llamó a descubrir “la fuerza creadora de la misericordia, experimentando que la misericordia refleja la ternura maternal de quien es Madre de misericordia, la Virgen. Estamos llamados a ser testigos de la misericordia. Por eso el Papa nos ha vuelto a proponer que recordemos y actualicemos, es decir, que hagamos vida las obras de misericordia, dar de comer al hambriento, de beber al sediento, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos. Y las obras de misericordia espirituales, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste. Son obras que nos ponen a nosotros en el corazón mismo de Dios y en el corazón del hermano, y que hace que la vida uno la descubra como una oportunidad que se renueva y como la posibilidad de darle al otro una oportunidad. Y en ese sentido la vida se convierte en un motor de esperanza”. “La Virgen es fuente de esperanza, y cuánto necesitamos redescubrirla como esperanza nuestra, en un mundo en el que confiamos tanto en el dinero, que tanto daño hace cuando se convierte en Dios y deja de ser un verdadero instrumento al servicio del bien de la comunidad”, enfatizó el prelado visitante, agregando que “quiera el Señor hacernos a todos, verdaderos ciudadanos, dispuestos a hacer de nuestra Patria, la casa común, abierta todos los hombres del mundo, pero solidaria con el hermano que vive aquí. No se puede amar a Dios e ignorar a los hermanos. La Virgen está con nosotros, particularmente con el más pobre, con el más necesitado, y así seremos de verdad testigos de la esperanza, y estaremos también llenos de misericordia para darla a los demás”.

Finalmente, manifestó que “cuando hace 100 años se inauguraba este Camarín, Mons. Piedrabuena lo ofreció como un homenaje a Nuestra Señora del Valle, y se convirtió en la casa de la intimidad con la Virgen. Cuántas veces venimos a rezar solos en el Camarín. Cuánta gente ha pasado y se ha encontrado con la Virgen: políticos, cantores populares. En el Camarín descubrieron la presencia de la Virgen, la presencia viva de la Mamá del Resucitado. Siga Nuestra Señora reuniéndonos, que sigamos comprometiéndonos con la fuerza que da el sabernos amados por Aquella a quien le decimos: ‘Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia. Vida, Dulzura y Esperanza Nuestra’”.

Descubrimiento y bendición de placas

La jornada dio inicio con el rezo de Laudes en el altar mayor de la Catedral Basílica, presidida por el Obispo Diocesano, junto al Vicario General de la Diócesis y el Rector del Santuario Mariano, Pbros. Julio Quiroga del Pino y José Antonio Díaz, respectivamente, a los pies de la imagen bendita de la Virgen del Valle.

Los peregrinos venidos desde la provincia de Buenos Aires junto a los devotos catamarqueños elevaron las oraciones de la mañana en el día en que se cumplen cien años de la inauguración del Camarín. A continuación se realizó el descubrimiento y bendición de tres placas conmemorativas de este acontecimiento, acto del que participaron autoridades municipales, los diputados Marcelo Rivera y Jorge Sosa, miembros de Comisión Permanente de Homenaje al Primer Obispo Diocesano de Catamarca, Monseñor Bernabé Piedrabuena, y la delegación de peregrinos porteños, encabezada por el Vicecónsul Honorario del Reino de España, Prof. Walter D’Aloia Criado.

 

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