Laicos, Familia y Vida; presentes en el estatuto también las situaciones “irregulares”

Laicos, Familia y Vida; presentes en el estatuto también las situaciones “irregulares”

Entre las novedades con respecto a la versión de 2016, la promoción de la participación de las mujeres, la pastoral juvenil, el diálogo intergeneracional. Y se hace explícita su competencia sobre los Encuentros de las Familias y las JMJ.

Siguiendo las huellas de la exhortación apostólica “Amoris laetitia”, también las situaciones familiares llamadas «irregulares» entrarán al nuevo estatuto del dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida aprobados por el Papa. Entre las principales novedades de la nueva versión (“ad experimentum”) de los estatutos (aprobados una primera vez, también entonces “ad experimentum”, cuando nació el dicasterio), destaca la competencia para el organismo guiado por el cardenal estadounidense Kevin Farrell sobre la pastoral juvenil, sobre el «diálogo intergeneracional», sobre la promoción de la participación de las mujeres en la Iglesia y en la sociedad, y sobre la explícita responsabilidad para los Encuentros Mundiales de las Familias y las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ). 

  

El nuevo estatuto, aprobado por el Papa el pasado 10 de abril y que fue publicado hoy por la sala de prensa vaticana y por el mismo dicasterio en su sitio de internet, entrará en vigore l próximo domingo 13 de mayo y confirma el carácter de la primera versión, que había aprobado el Papa Francisco en junio de 2016, cuando nació el ente. Sin embargo, hay algunas modificaciones al documento. 

  

En relación con la pastoral familiar, el documento insiste en que el nuevo dicasterio «promueve el cuidado pastoral de la familia, tutela su dignidad y su bien, basados e el sacramento del matrimonio, favorece sus derechos y su responsabilidad en la Iglesia y en la sociedad civil, para que la institución familiar pueda asumir cada vez mejor las propias funciones tanto en el ámbito eclesial como en el ámbito social», y, en el artículo 11 (antes artículo 9), se establece, entre otras cosas, la novedad de la «preocupación de la Iglesia también en relación con las situaciones llamadas “irregulares” (cfr. “AL”, 296-306)». El documento se refiere a los párrafos de “Amoris laetitia” en los que el Papa, al final del doble Sínodo sobre la familia (de 2014 y 2015), escribió que «acerca del modo de tratar las diversas situaciones llamadas “irregulares”, los Padres sinodales alcanzaron un consenso general, que sostengo: “Respecto a un enfoque pastoral dirigido a las personas que han contraído matrimonio civil, que son divorciados y vueltos a casar, o que simplemente conviven, compete a la Iglesia revelarles la divina pedagogía de la gracia en sus vidas y ayudarles a alcanzar la plenitud del designio que Dios tiene para ellos”, siempre posible con la fuerza del Espíritu Santo». 

  

El estatuto prosigue estableciendo que el dicasterio vaticano ofrece líneas de orientación también para programas pastorales que apoyen a las familias en la formación de los jóvenes a la fe y a la vida eclesial y civil, poniendo especial atención por los pobres y marginados, «así como –y es otra de las novedades de la nueva versión– por el diálogo intergeneracional». El artículo en cuestión indica, como en el documento de 2016, que el dicasterio favorece la apertura de las familias a la adopción y a la custodia de los niños y al cuidado de los ancianos, haciéndolo presente a las instituciones civiles para que apoyen tales prácticas. 

  

Entre las novedades de la nueva versión del estatuto ya no aparece la explícita articulción del dicasterio en tres secciones, para los fieles laicos, para la familia y para la vida, cada una de las cuales, según la primera versión, habría debido ser presidida por un subsecretario. Los encargados del organismo, en la actualidad, son cardenal Farrell, su secretario, el padre Alexandre Awi Mello (aunque, según los estatutos desde el principio, el secretario «podría ser laico»), y dos mujeres subsecretarias, Gabriella Gambino y Linda Ghisoni. 

  

También competen al dicasterio las materias pertinentes de la Sede Apostólica en relación con la promoción de la vida y del apostolado de los fieles laicos, con el cuidado pastoral de los jóvenes, de la familia y de su misión, según el plan de Dios y para defender y sostener la vida humana. En la nueva versión el primer párrafo precisa que «de acuerdo con los principios de colegialidad, sinodalidad y subsidiariedad, el Dicasterio mantiene relaciones con las Conferencias Episcopales, las Iglesias locales y otros organismos eclesiales, promoviendo el intercambio entre ellos y ofreciendo su colaboración para que se promuevan los valores y las iniciativas relacionadas con dichas materias». 

  

También son importantes los cambios que sufrió el estatuto en relación con los temas de los jóvenes y de las mujeres. El dicasterio, indica el actual artículo 8, completamente nuevo, «expresa la solicitud particular de la Iglesia por los jóvenes, promoviendo su protagonismo en medio de los desafíos del mundo actual. Apoya las iniciativas del Santo Padre en el ámbito de la pastoral juvenil y está al servicio de las Conferencias episcopales, de los movimientos y asociaciones juveniles internacionales, promoviendo su colaboración y organizando encuentros a nivel internacional. Una tarea clave de su actividad es la preparación de las Jornadas Mundiales de la Juventud». 

  

En el décimo artículo, sobre la pastoral familiar, con otra referencia que no estaba en la primera versión, el documento establece que el dicasterio «promueve conferencias y eventos internacionales, en particular el Encuentro Mundial de las Familias», como ya está haciendo en la organización del próximo encuentro de agosto en Irlanda. 

  

En el noveno artículo, también completamente nuevo, el estatuto establece que «el Dicasterio trabaja para profundizar la reflexión sobre la relación entre el hombre y la mujer en su respectiva especificidad, reciprocidad, complementariedad e igual dignidad. Valorizando el “genio” femenino, contribuye a la reflexión eclesial sobre la identidad y la misión de las mujeres en la Iglesia y en la sociedad, promoviendo su participación». 

  

Entre las diferentes competencias del dicasterio, el estatuto precisa que no solo erige y aprueba los estatutos de las agregaciones de fieles y de los movimientos laicos, sino que «acompaña su vida y su desarrollo». 

  

El nuevo estatuto, además, vuelve a proponer el contenido del primero estatuto de 2016, confirmando, por ejemplo, que el dicasterio (artículo 13) «Sostiene y coordina iniciativas a favor de la procreación responsable, así como para la protección de la vida humana desde la concepción hasta su fin natural, teniendo en cuenta las necesidades de la persona en las diversas fases evolutivas» y «promueve y alienta a las organizaciones y asociaciones que ayudan a la mujer y a la familia a recibir y apreciar el don de la vida, especialmente en el caso de embarazos difíciles, y a prevenir el aborto. También apoya programas e iniciativas destinados a ayudar a las mujeres que hubieran abortado». 

  

Desde su nacimiento (que coincidió con la fusión con entre el Pontificio Consejo para los Laicos y el Pontificio Consejo para la Familia), el dicasterio guiado por el cardenal Farrell tiene un «vínculo directo con el “Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia”», presidido por monseñor Pierangelo Sequeri. En cambio, en relación con las materias, cuenta con la asesoría de la Pontificia Academia para la Vida, presidida por monseñor Vincenzo Paglia. 

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