“Jóvenes, no tengan miedo de hacer lío y hacer preguntas”

“Jóvenes, no tengan miedo de hacer lío y hacer preguntas”

La última misa de Francisco en Myanmar: no teman si «a veces se sienten pocos y dispersos. El Evangelio crece siempre a partir de pequeñas raíces. Por eso, ¡háganse oír! Les pido que griten no con sus voces, sino con la vida y el corazón»

«No tengan miedo de hacer lío y de hacer preguntas que hagan pensar a la gente. Y no tengan miedo si a veces se sienten pocos y dispersos. El Evangelio siempre crece a partir de pequeñas raíces». La última cita pública del Papa Francisco en Myanmar es un abrazo coral con los jóvenes católicos birmanos. 

 

Muchos lo estuvieron sperando en silencio durante horas fuera de la catedral de Santa María, alrededor de los muros y en el jardín que la rodea. Muchísimos rezaron con él en su interior. Hay algunos grupos de Camboya, Indonesia, Vietnam y Taiwán. 

  

Bergoglio, vestido con paramentos rojos, habló sobre la alegría del anuncio evangélico en su homilía: «Algunos se preguntan cómo es posible hablar de buenas noticias cuando tantas personas a nuestro alrededor están sufriendo. ¿Dónde están las buenas noticias cuando hay tanta injusticia, pobreza y miseria que proyectan su sombra sobre nosotros y nuestro mundo? Quiero que de aquí salga un mensaje muy claro. Quiero que la gente sepa que ustedes, muchachos y muchachas de Myanmar, no tienen miedo de creer en la buena noticia de la misericordia de Dios, porque esta tiene un nombre y un rostro: Jesucristo».  

 

Después de haber recordado que quienes sufren necesitan las oraciones de los jóvenes, «su solidaridad, pero también su pasión por los derechos humanos, por la justicia y el crecimiento de lo que Jesús dona: amor y paz», el Papa, hablando con los jóvenes «como padre (¡o, mejor, como abuelo!)», explicó: «nuestro mundo está lleno de ruidos y distracciones, que pueden apagar la voz de Dios. Para que otros se sientan llamados a escucharlo y a creer en Él, necesitan descubrirlo en personas que sean auténticas. Personas que sepan escuchar. Seguro que ustedes quieren ser genuinos. Pero solo el Señor los puede ayudar a serlo. Por eso hablen con Él en la oración. Aprendan a escuchar su voz, hablándole con calma desde lo más profundo de su corazón». 

 

Francisco invitó a los jóvenes a hablar con los santos, «como San Andrés, que festejamos hoy. Era un simple pescador y se convirtió en un gran mártir, un testimonio del amor de Jesús. Pero antes de llegar a ser mártir, cometió sus errores, tuvo que ser paciente y aprender gradualmente a ser un verdadero discípulo de Cristo. ¡Así que no tengan miedo de aprender de sus propios errores!». Y les sugiere compartir «con Él todo lo que tengan en el corazón: los miedos, las preocupaciones, los sueños y las esperanzas». 

  

Bergoglio pide a los jóvenes birmanos que sean «discípulos misioneros», «mensajeros de la buena noticia de Jesús, sobre todo para sus compañeros y amigos. No tengan miedo de hacer lío, de plantear preguntas que hagan pensar a la gente. Y no se preocupen si a veces sienten que son pocos y dispersos. El Evangelio siempre crece a partir de pequeñas raíces. Por eso háganse oír. Les pido que griten, pero no con sus voces, no, quiero que griten, para ser con su vida, con sus corazones, signos de esperanza para los que están desanimados, una mano tendida para el enfermo, una sonrisa acogedora para el extranjero, un apoyo solícito para el que está solo». 

  

Pero ser enviados, precisa Francisco, significa seguir «a Cristo, y no lanzarnos por delante con nuestras propias fuerzas. El Señor invitará a algunos de ustedes a seguirlo como sacerdotes, y de esta forma convertirse en “pescadores de hombres”. A otros los llamará a la vida religiosa, a otros a la vida matrimonial, a ser padres y madres amorosos. Cualquiera que sea su vocación, los exhorto: ¡sean valientes, sean generosos y, sobre todo, sean alegres!». 

  

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