Francisco: no a orgullo, injusticia y división entre los cristianos

Francisco: no a orgullo, injusticia y división entre los cristianos

El Papa celebra las Vísperas por la unidad de los cristianos: escandaloso que haya pobres junto a centros comerciales de lujo. Es un “grave pecado” empequeñecer los dones que el Señor ha dado a otros hermanos

El Papa Francisco advierte del riesgo de no querer ver los dones que el Señor ha dado a los otros cristianos, abriendo en la basílica romana de San Pablo Extramuros la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, explicando que “es grave pecado empequeñecer o despreciar los dones que el Señor ha dado a otros hermanos” y advierte que “si compartimos pensamientos similares, dejamos que la misma gracia recibida se convierta en una fuente de orgullo, injusticia y división”. 

 

L’informazione ha un valore. Supportala

A los cristianos de Indonesia, país de mayoría musulmana, que han preparado la cita de este año entorno a un verso del Deuteronommio, «Persigue solo la justicia», les preocupa que “el crecimiento económico de su país, movido por la lógica de la competición, deje a muchos en la pobreza, permitiendo que solo unos pocos se enriquezcan enormemente”, ha subrayado Francisco, que ha celebrado el inicio de la semana ecuménica, en lugar de conclusión como en los años pasados, porque la semana que viene se encontrará en Panamá con motivo de la Jornada mundial de la Juventud. “Está en riesgo la armonía de una sociedad, en la que conviven personas de diferentes

grupos étnicos, idiomas y religiones, compartiendo un sentido de responsabilidad recíproca. Pero esto –ha continuado el Papa-- no vale solo para Indonesia: esta situación se repite en el resto del mundo. Cuando la sociedad ya no tiene como fundamento el principio de la solidaridad y el bien común, se produce el escándalo de ver a personas que viven en la pobreza extrema junto a rascacielos, hoteles imponentes y lujosos centros comerciales, símbolos de inmensa riqueza. Hemos olvidado la sabiduría de la ley mosaica, según la cual, si la riqueza no se comparte, la sociedad se divide. San Pablo, escribiendo a los romanos, aplica la misma lógica a la comunidad cristiana: los que son fuertes deben ocuparse de los débiles. No es cristiano «buscar la satisfacción propia». Siguiendo el ejemplo de Cristo, debemos esforzarnos por edificar a los que son débiles. La solidaridad y la responsabilidad común deben ser las leyes que gobiernan a la familia cristiana.

 

Como pueblo santo de Dios, también nosotros estamos siempre próximos a entrar en el Reino que el Señor nos ha prometido. Pero, al estar divididos –ha continuado Jorge Mario Bergoglio-- tenemos que recordar la llamada a la justicia que Dios nos dirige. Incluso entre los cristianos existe el riesgo de que prevalezca la lógica conocida por los israelitas en la antigüedad y por el pueblo indonesio en la actualidad, es decir, que buscando acumular riquezas, nos olvidemos de los débiles y necesitados”. 

 

“Es fácil olvidarse de la igualdad fundamental que existe entre nosotros: que en el principio todos éramos esclavos del pecado y el Señor nos salvó en el bautismo, llamándonos hijos suyos. Es fácil –ha insistido el Papa-- pensar que la gracia espiritual que se nos ha dado es una propiedad nuestra, algo que nos corresponde y nos pertenece. También es posible que los dones recibidos de Dios nos vuelvan ciegos para ver los dones dados a otros cristianos. Es un grave pecado –ha subrayado-- empequeñecer o despreciar los dones que el Señor ha dado a otros hermanos, creyendo que no son de alguna manera privilegiados de Dios. Si compartimos pensamientos similares, dejamos que la misma gracia recibida se convierta en una fuente de orgullo, injusticia y división. ¿Y cómo podremos entrar así en el Reino prometido?”. Por eso “para dar los primeros pasos hacia esa tierra prometida que es la de nuestra unidad, ante todo debemos reconocer con humildad que las bendiciones recibidas no son nuestras por derecho, sino por un don, y que nos han sido dadas para que las compartamos con los demás. En segundo lugar, tenemos que reconocer el valor de la gracia concedida a otras comunidades cristianas. Como consecuencia, nuestro deseo será el de participar en los dones de los demás. Un pueblo cristiano renovado y enriquecido por este intercambio de dones será un pueblo capaz de caminar con paso firme y confiado por el camino que conduce a la unidad”. 

 

Al finalizar las celebraciones, en las que estuvieron presentes representantes de las otras Iglesias y comunidades eclesiales no católicas presentes en Roma, el cardenal Kurt Korch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, ha subrayado que “la unidad es un don, es gratis, es una gracia” y es por tanto necesario confesar juntos que “no somos justos en base a nuestras fuerzas sino que estamos justificados por mérito de Cristo. Solo así, podemos comprometernos también en favor de la justicia”. 

 

Con motivo del inicio de la Semana de Oración para la Unidad de los Cristianos, en la edición del Osservatore Romano publicada la tarde de hoy, Andrea Palmieri, subsecretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, subraya que “en la segunda mitad del año apenas terminado, se ha presentado un desafío para el diálogo teológico a causa del empeoramiento de las tensiones entre el patriarcado ecuménico y el patriarcado de Moscú por la cuestión de la ortodoxia en Ucrania. Las iniciativas emprendidas por el patriarcado ecuménico en vista de la concesión de la autocefalia a la Iglesia ortodoxa ucraniana han suscitado la fuerte reacción del patriarcado de Moscú, que considera a Ucrania su territorio canónico y ve, por lo tanto, las iniciativas del patriarcado ecuménico como una interferencia no canónica en el asuntos internos propios. A pesar de la posición de neutralidad absoluta de la Iglesia católica sobre la cuestión de la autocefalia ucraniana --escribe el representante del Vaticano-- tiene consecuencias potencialmente negativas sobre el trabajo de la Comisión Conjunta Internacional la decisión del Santo Sínodo del Patriarcado de Moscú tomada el 14 de septiembre, tras la designación del patriarcado ecuménico de dos exarcas para Ucrania, según la cual, entre otras cosas, la participación de representantes del patriarcado de Moscú está prohibida en todas las comisiones presididas por un obispo del patriarcado ecuménico”. La previsión se concretó con ocasión de la reunión del comité de coordinación de la comisión, celebrada en el monasterio de Bose del 13 al 19 de noviembre, donde, sin embargo, “a pesar de la ausencia de representantes del patriarcado de Moscú, el Comité de Coordinación acordó continuar con el trabajo”. El diálogo teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa, es la conclusión del artículo de Palmieri, “se encuentra en una etapa particularmente delicada. Mientras que la Comisión Conjunta Internacional comienza a abordar algunos temas que están en el centro de la disputa histórica entre las dos Iglesias, solo podemos esperar que las relaciones entre católicos y ortodoxos continúen y se desarrollen cada vez más y que las relaciones entre intra-ortodoxas se calmen lo antes posible. Los frutos del diálogo teológico solo pueden ser bienvenidos y apreciados cuando los cristianos, caminando juntos, rezando y trabajando juntos, experimentan la comunión que ya los une”.

Comentá la nota