Francisco: que los cristianos sean coherentes, el hilo conductor es la caridad

Francisco: que los cristianos sean coherentes, el hilo conductor es la caridad

El Papa durante el Ángelus expresa su satisfacción por el encuentro con los patriarcas del Medio Oriente: signo elocuente de la unidad de los cristianos. Y consuela a los brasileños que no pasaron a cuartos de final en el Mundial: «Otra vez será»

  

«Ayer, en Bari, con los Patriarcas de las Iglesias del Medio Oriente y sus representantes, vivimos una especial jornada de oración y reflexión por la paz en esa región». Este encuentro fue «un signo elocuente de unidad de los cristianos». El Papa Francisco lo dijo tras la oración mariana de hoy, 8 de julio de 2018, en la Plaza San Pedro. Desde la ventana del estudio del Palacio Apostólico, ante alrededor de 20 mil fieles (según los datos de la Gendarmería vaticana), el Pontífice subrayó que hay «muchos bautizados» que «viven como si Cristo no existiera: se repiten los gestos de la fe, pero a ellos no corresponde una real adhesión a la persona de Jesús». En cambio, «cada cristiano está llamado a profundizar esta pertenencia fundamental, tratando de testimoniarla con una coherente conducta de vida, cuyo hilo conductor» es «la caridad». 

  

El obispo de Roma comenzó su reflexión a partir del Evangelio del día, que «presenta a Jesús que vuelve a Nazaret», que se pone a enseñar en la sinagoga el sábado. «Desde que se había ido –continuó– y se había puesto a predicar por los burgos y aldeas cercanas, no había vuelto a poner pie en su patria». Entonces, «todo el pueblo escucha a este hijo del pueblo, cuya fama de maestro sabio y potente curador se extendía por Galilea y más allá». 

  

Sin embargo, lo que «podía perfilarse como un éxito, se convirtió en un clamoroso rechazo, a tal punto que Jesús no pudo obrar ningún prodigio allí, sino solo pocas curaciones». 

  

La dinámica de «esa jornada es reconstruida detalladamente por el evangelista Marcos; la gente de Nazaret primero escucha, y queda sorprendida; luego se pregunta, perpleja: “¿De dónde le vienen estas cosas”, esta sabiduría? Y al final se escandaliza, reconociendo en Él al carpintero, al hijo de María, que ellos habían visto crecer». Por lo tanto, el Hijo de Dios acaba con «la expresión que se ha convertido en un proverbio: “Nadie es profeta en su tierra”».  

  

Francisco observó: «Pero... ¿Cómo es que los conciudadanos de Jesús pasan de la maravilla a la incredulidad?». Los habitantes de Nazaret «hacen una comparación entre el origen humilde de Jesús y sus capacidades actuales: es carpintero, no ha estudiado, sin embargo, predica mejor que los escribas y hace milagros. Y en lugar de abrirse a la realidad, se escandalizan». Y de esta manera, en lugar de «abrirse a la realidad, se escandalizan. Según los habitantes de Nazaret, «¡Dios es demasiado grande para rebajarse a hablar a través de un hombre tan simple!», puntualizó Francisco, recordando que se trata del escándalo de la encarnación: «el evento desconcertante de un Dios hecho carne, que piensa con una mente humana, trabaja y actúa con manos humanas, ama con un corazón humano, un Dios que lucha, come y duerme como cada uno de nosotros». El Hijo del Señor invierte «todo esquema humano: no son los discípulos los que le lavaron los pies al Señor, sino que es el Señor el que le lavó los pies a los discípulos. Este es un motivo de escándalo y de incredulidad, en cada época, incluso hoy», recordó el Papa. 

  

Según Francisco «el cambio hecho por Jesús compromete a sus discípulos de ayer y de hoy a una verificación personal y comunitaria. En nuestros días, de hecho, puede pasar el hecho de alimentar prejuicios que nos impiden captar la realidad. Pero el Señor nos invita a asumir una actitud de escucha humilde y de espera dócil, porque la gracia de Dios a menudo se nos presenta de maneras sorprendentes, que no se corresponden con nuestras expectativas». El Papa añadió: «Pensemos juntos en la Madre Teresa de Calcuta, por ejemplo. Una monjita pequeña (nadie daba un centavo por ella), que iba por las calles para tomar a los moribundos para que tuvieran una muerte digna. ¡Esta pequeña monjita, con la oración y sus obras, hizo maravillas! La pequeñez de una mujer revolucionó la acción de la caridad en la Iglesia. Es un ejemplo de nuestros días». 

  

El Señor no se «ajusta a nuestros prejuicios», por lo que hay que hacer un esfuerzo para «abrir el corazón y la mente, para acoger la realidad divina que viene a nuestro encuentro». Se trata de tener «de: la falta de fe es un obstáculo a la gracia de Dios. Muchos bautizados viven como si Cristo no existiera –denunció el Pontífice. Se repiten los gestos y los signos de la fe, pero a ellos no corresponde una real adhesión a la persona de Jesús y a su Evangelio». En cambio, «cada cristiano está llamado a profundizar esta pertenencia fundamental, tratando de testimoniarla con una coherente conducta de vida, cuyo hilo conductor es siempre la caridad». 

  

Jorge Mario Bergoglio, concluyó pidiendo, con la intercesión de la Virgen María, que el Señor ablande la dureza de los corazones y la estrechez de mentes, «para que estemos abiertos a su gracia, a su verdad y a su misión de bondad y misericordia, dirigida a todos, sin exclusión». 

  

  

Después del Ángelus, Francisco recordó que «Ayer, en Bari, con los Patriarcas de las Iglesias del Medio Oriente y sus representantes, vivimos una especial jornada de oración y reflexión por la paz en esa región. Doy gracias a Dios por este encuentro, que ha sido un signo elocuente de unidad de los cristianos, y ha visto la participación entusiasta del Pueblo de Dios». Francisco agradeció a los «Hermanos» de las Iglesias orientales y a todos los que los representaron. «Quedé verdaderamente edificado con su actitud y su testimonio. Agradezco al arzobispo de Bari, hermano humilde y servidor, a los colaboradores y a todos los fieles que nos acompañaron y sostuvieron con la oración y la presencia alegre». 

  

Recordando la celebración del Domingo del Mar, que se celebró el 7 de julio, el Papa dedicó un saludo especial a los marineros y a los pescadores: «Rezo por ellos y por sus familias, como también por los capellanes y los voluntarios del Apostolado del mar. Un recuerdo particular para aquellos que en el mar viven situaciones de trabajo indigno, como también por quienes se empeñan en liberar los mares de la contaminación», añadió el Pontífice. 

  

  

Entre los saludos a los fieles, el Pontífice argentino, añadió: «Veo banderas brasileñas… Saludo a los brasileños. ¡Ánimo! Otra vez será». El Papa seguramente se refería a la derrota que sufrió el quipo nacional de Brasil en el Mundial.  

  

  

  

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