“Desproporcionado el debate por Amoris Laetitia”

“Desproporcionado el debate por Amoris Laetitia”

Una mirada desde el sur del mundo. En entrevista el cardenal uruguayo Daniel Sturla habla de las discusiones en torno a la encíclica del Papa Francisco sobre la familia y repasa algunos temas de la actualidad eclesial

Uruguay perdió 63 por ciento de los matrimonios católicos que se celebran cada año. En apenas dos décadas. Números que preocupan a sus obispos. Uno de ellos, el cardenal Daniel Sturla, aseguró que, ante desafíos como ese, el encendido debate abierto en algunos sectores de la Iglesia en torno a la encíclica “Amoris Laetitia” resulta desproporcionado. Los fieles de a pie –advierte- ya no se casan, muchos jóvenes cristianos conviven sin asumir un compromiso formal. “El Papa quiere subrayar la unidad de la familia, y la necesaria cercanía a las personas heridas”, precisó. 

 

Salesiano. Hombre cercano y franco, siempre repite que la Iglesia en su país es “pobre y libre”. Arzobispo de Montevideo y purpurado por deseo de Francisco, hace días encabezó a los pastores uruguayos en su visita “ad limina apostolorum” a Roma. Bergoglio los recibió durante dos horas. Mantuvieron con él un diálogo franco, en el cual le manifestaron sus preocupaciones. El pontífice se habló duro contra la “ideología de género” y les pidió conservar las raíces de su pueblo. En entrevista con el Vatican Insider, Sturla repasó algunos temas de la actualidad eclesial.  

 

Uno de los temas más discutidos de los últimos tiempos ha sido la implementación de la encíclica “Amoris Laetitia” sobre la familia del Papa Francisco. ¿Para ustedes es un problema? ¿Cómo la están aplicando?  

Implica dificultades sí, en un país que tiene un altísimo porcentaje de divorcios. El Papa describe a la Iglesia como un “hospital de campaña”, en él uno está para cirugías estéticas sino para curar heridas graves. Mucha gente se aleja y cuando vuelven la prioridad es recibirlos en casa y que se sientan bien. Por otra parte, algún elemento objetivo quizás ha faltado: en el discernimiento de un caso irregular, ¿cuándo podría ser factible el acceso al sacramento de la eucaristía? Porque la doctrina no ha cambiado, lo que ha cambiado es la actitud pastoral. En esa actitud haría falta un aspecto objetivo que ayude a la pareja y al sacerdote, que eventualmente los ayuda a discernir, qué decisión tomar. Podría ser el tiempo: el tiempo de la primera unión y el de la segunda unión podría ser un elemento que ayudase a discernir. En muchos casos los pastores toman esa situación como clave a la hora de ayudar a una pareja a descubrir, en el caso de no poder anular una primera unión, si están en condiciones de acceder a la comunión.  

 

¿Cómo ve el debate en torno a la encíclica?  

Creo que es desproporcionado. Lo que debemos recoger del Papa es la atención por las situaciones difíciles, la cercanía a aquellos hermanos nuestros que se pueden haber alejado de la Iglesia. Hay que ir más a lo sustancial del mensaje de Cristo, de la misericordia de Dios, de qué significa una Iglesia como casa de puertas abiertas y, al mismo tiempo, una Iglesia que sale. Obviamente también se necesita cierta claridad y por eso yo decía lo de la necesidad de un criterio más objetivo en algunos casos especiales, pero no es un tema que esté en el centro de las preocupaciones. 

 

¿Esta discusión no preocupa a los fieles de a pie?  

En el 2014 en Uruguay hicimos un análisis de la realidad y en 20 años disminuyó en 63 por ciento el número de casamientos religiosos. Ante eso, creo que es importante apuntar antes, a la preparación de los jóvenes. Preguntarse qué está pasando y porqué las parejas no se casan, porqué parejas de cierta tradición cristiana conviven sin casarse. Hay problemas tan gordos en ese sentido que este, al cual no le quito importancia, no es el elemento más significativo. 

 

¿Cuánto impactan estos debates en las parroquias y entre los laicos?  

En Uruguay existe una pastoral para divorciados vueltos a casar desde hace años. No hay que separar todo esto de las normas aprobadas por el Papa para agilizar los casos de nulidad matrimonial. Es un conjunto de cosas, si se aísla una nota de “Amoris Laetitia” y de ahí se arma todo un lío, creo que estamos en un error. El Papa quiere subrayar la unidad de la familia, la cercanía de la Iglesia en situaciones difíciles y la misericordia. En esa línea estamos nosotros.  

 

Se ha hablado mucho de la posibilidad de un viaje apostólico a Uruguay que incluya a la Argentina. ¿Se habló algo de eso en la visita de los obispos?  

Por supuesto, Nosotros planteamos el interés uruguayo de que el Papa nos visite. Él puede visitar todos los países fronterizos de Argentina en forma independiente, pero no puede visitar el Uruguay sin visitar la Argentina. Él mismo lo ligó así. No existe ninguna dificultad en Uruguay, nosotros lo recibiríamos de mil amores. Se trata de una decisión muy personal del Papa y tiene que ver con el hecho que estén dados todos los elementos para que pueda visitar su país natal. 

 

¿Él siente que no están dados esos elementos?  

Al menos en lo inmediato, él nos ha manifestado que todavía no. Mi opinión es que cuando sienta en su corazón que están dados los elementos, va a discernir y creo que sin mucha anticipación nos dirá que va. Y lo esperaremos. 

 

La Iglesia se ha comprometido a colaborar con el gobierno de Uruguay en casos de desaparecidos de la época de la dictadura militar, ¿qué avance existe en ese tema?  

La Iglesia uruguaya es pobre y libre. Es una Iglesia en un país en el cual ni el ejército, ni la policía tienen capellanes, donde el Estado está fuertemente separado de la Iglesia. Durante dictadura la Iglesia fungió de casa que recibió a muchísima gente que encontró un ámbito de libertad en las parroquias, en los colegios…. 

 

A diferencia de lo que ocurrió en otros países sudamericanos…  

Pienso que sí por cuestiones naturales. Si hay capellanes militares en una dictadura es difícil sustraerse. No digo que haya pasado o no, pero es distinto. Es clarísimo, salvo para quienes no conocen nada de la historia reciente, que la Iglesia en Uruguay jugó un papel positivo de estar con el pueblo. El gobierno uruguayo y el Vaticano han firmado un acuerdo para que si hubiera algún elemento en los archivos del tema desaparecidos se pueda conocer. Las diócesis del país hemos revisado nuestros archivos, pero no hay nada sustancial. En la Arquidiócesis de Montevideo desde hace tres años estuvimos recibiendo denuncias anónimas sobre eventuales restos de desaparecidos y esas cartas yo personalmente se las entregué a los familiares, fueron unos 15. Hay un apoyo total de la Iglesia a que se esclarezcan las cosas, aunque desaparecidos uruguayos en el país fueron unos 30. La mayor parte de los compatriotas desaparecieron en Argentina, la realidad es muy distinta. 

 

¿Y esto a qué se debió?  

Los militares en el Uruguay no tuvieron como práctica la desaparición de personas. Ahí la estrategia fue la de sacar información mediante la tortura y después iban a la cárcel, por eso tuvimos muchos presos políticos durante la dictadura.  

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