"El aborto es uno de los temas que más divide en Estados Unidos"

Estados Unidos legalizó el aborto en 1973 mediante el fallo de la Corte Suprema Roe vs. Wade. Sin embargo, esa decisión, lejos de cerrar el tema, abrió una disputa que hasta nuestros días enfrenta a los norteamericanos y que se intensifica con cada elección presidencial y ante cada vacante en el máximo tribunal, como acaba de suceder con la reciente postulación del juez Brett Kavanaugh por el presidente Donald Trump. Es una herida que no cicatrizó.

 

"Todos saben que en Estados Unidos el aborto es uno de los temas que más divide -afirma la investigadora Mary Eberstadt-. Desgarra amistades, familias y a la sociedad. Cada año hay una masiva manifestación en Washington de grupos provida que llegan de todo el país para protestar en el aniversario de Roe vs. Wade. Es interesante prestar atención a la marcha porque está llena de niños y adolescentes. Por supuesto que también hay marchas de los abortistas. Pero esas son de mujeres jóvenes o de mediana edad, no de niños o adolescentes, porque el lado proaborto tiene menos jóvenes. Las manifestaciones provida se sienten como lo que representan: juventud, energía, la vida misma".

-¿Cómo hizo usted, siendo católica, junto con su familia y su círculo personal, para lidiar con el aborto desde 1973? ¿Y cómo lo ha vivido el resto del país?

-Creo que los que vivimos en sociedades en las que el aborto está en todas partes somos como los habitantes del sur antes de la guerra civil estadounidense. No todos tenían esclavos, pero muchos ignoraban la esclavitud o participaban de algún modo de ella. Muchos eran culpables de complicidad en grados diversos. En nuestro tiempo el movimiento provida es una forma de decir "no" a la complicidad con un mal diferente, que es la destrucción desenfrenada de la vida humana. Respecto a los católicos de la Argentina que entienden que la legalización del aborto será una tragedia para el país, sólo podemos esperar que, en forma rápida, enérgica y pacífica, se forme un vigoroso movimiento provida como el de Estados Unidos y que use las evidencias y la persuasión para cambiar el sentimiento proabortista.

-Usted suele finalizar sus artículos o conferencias con una nota de optimismo. ¿Cuáles son las tendencias que juzga más esperanzadoras frente a esta sombría realidad social?

-La esperanza comienza, paradójicamente, en la destrucción social que nos rodea y que Humanae Vitae advirtió correctamente. Hay algo antinatural e inhumano en la forma en que viven hoy muchos seres humanos. Por eso es que en los países más prósperos del mundo están creciendo la soledad y las disfunciones sociales como las adicciones. Muchos hombres, mujeres y niños sufren en nuestro tiempo, y sufren en formas que podrían ser atendidas por la Iglesia, que ofrece una guía para la vida y una visión elevada de la humanidad y su valor, que ahora son profundamente contraculturales. La cultura secular dominante ve a los seres humanos como animales sexuales que pueden usarse y descartarse. El cristianismo enseña que los seres humanos son infinitamente preciosos y hechos a imagen de Dios. Esas son versiones diametralmente opuestas de la persona humana, y cuando las personas tienen que elegir, al menos en ciertos momentos, rechazan la idea de que son meros animales.

-¿Hay antecedentes de cambios en esa tendencia?

-La historia demuestra que la degradación social existió en otras épocas, a menudo cuando las sociedades están en vísperas de una gran renovación y de movimientos de reforma. Por ejemplo, los llamados "callejones de ginebra" del Londres del siglo XVIII dieron nacimiento a la renovación moral victoriana. Estados Unidos ha asistido a una serie de despertares religiosos de parte de personas que querían ayudar a otros a vivir una vida más humana. Los renacimientos morales ocurren, y ocurren todo el tiempo, porque la naturaleza humana no es sólo naturaleza humana. La naturaleza humana gravita hacia cosas más elevadas y más serias. El despertar social en Estados Unidos que en los años "50 y "60 se convirtió en el movimiento por los derechos civiles es otro ejemplo en el que las convicciones religiosas impugnaron un orden social tóxico. Otro es que a lo largo de la historia hombres y mujeres acudieron al cristianismo en busca de refugio y hermandad y hogar, porque no los pueden encontrar en otro lugar. Lo mismo vale para hoy. La avasallante cultura secular, cada vez más opuesta al cristianismo, en sí misma está sembrando las semillas de un renacimiento religioso. 

CONTRACULTURA

-¿Qué pasa específicamente en Estados Unidos?

-Contamos con una creciente contracultura intelectual que va a dejar marca en el futuro, con la producción de autores como Rod Dreher, George Weigel, Patrick Deneen, R. R. Reno, el arzobispo Charles Chaput y muchos otros. También hay muchas organizaciones católicas que no existían hace treinta años. Está el crecimiento explosivo de Focus (sigla en inglés de la Hermandad de Estudiantes Universitarios Católicos), presente en más de 100 universidades; o la red Amor y Fidelidad; o los grupos de discusión del Círculo Tomista, y muchos más. Todo eso transformará el país en los próximos cincuenta o cien años en formas que hoy no podemos imaginar.

Hay un motivo más que se ha hecho evidente con el tiempo. Gente que no está en la Iglesia -en especial, aunque no solamente, ciertos protestantes de importancia- han terminado por ver a la Humanae Vitae y otras enseñanzas ante una luz nueva y más favorable. Al observar lo que ha producido el sexo industrial, más y más voces protestantes se cuestionan su pasada indiferencia frente a la anticoncepción. Por eso, a pesar de los traspiés, hay muchos motivos para esperanzarse. La coherencia severa pero luminosa del código moral de la Iglesia ha atraído conversos ya desde que era satirizada por los paganos de Roma, y por los paganos de todas las épocas posteriores. Tal como lo muestra el ejemplo de la Antigua Roma, las culturas paganas, incluso la nuestra, pueden ser evangelizadas.

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