Por Santiago Gutiérrez*
Caminos Religiosos estuvo en el lugar donde sucedió la tragedia civil más impactante de Paraguay. Francisco pidió exclusivamente recorrerlo para así hablar con los familiares de las víctimas. Historias de vida que emocionan e impactan.
El 1 de agosto de 2004, un gran incendio en el Supermercado Ycuá Bolaños, en el barrio Trinidad de Asunción, causó la muerte de 400 personas, entre ellos 100 niños. Después de casi 11 años, los familiares de las víctimas siguen pidiendo justicia y afrontado un inmenso dolor.
Ese domingo trágico, los paraguayos salieron a disfrutarlo en familia como cualquier otro. Nadie podría imaginar que en el patio de comidas de Ycuá Bolaños se desencadenaría fuego por todas partes. Las dos puertas de salida con las que contaba el Supermercado fueron cerradas a pedido del dueño digitándolo desde afuera del lugar. Tragedia, sufrimiento, víctimas e historias de vida impactantes.
La llegada de Francisco revoluciona a todo el pueblo paraguayo, entre ellos a los seres queridos de los fallecidos en el supermercado. El Sumo Pontífice pidió exclusivamente pasar por el lugar, estar y acercarse a ellos, como lo hizo en el recordado Cromañón de Argentina, a fines del año 2004 también, donde murieron 194 personas.
Caminos Religiosos se acercó al barrio Trinidad de Asunción, donde se preparan con entusiasmo para recibir al Papa. Banderas paraguayas y papales. Fotografías y cartelería de Francisco. Lo único que está igual es Ycuá Bolaños, pero igual desde el 2004. Changos de supermercados totalmente quemados. Rejas y sillas en la misma situación.
Lo que cambió es lo que hicieron los familiares de las víctimas. Una especie de santuario, con fotos de las personas fallecidas en la tragedia. Un lugar de encuentro que sirve para no olvidar lo que pasó. Rosarios, imágenes de la Virgen, del Papa acompañan al decorado del lugar.
En ese lugar estaba Francisca, “Pancha”, y Zacarías. La mujer, de unos 76 años, perdió a una de sus hijas y a 3 nietos el 1 de agosto. 6 meses después, falleció su marido al no aguantar el dolor. El hombre, más joven, sufrió el fallecimiento de su sobrina y se encarga diariamente de mantener el lugar en condiciones.
“Yo digo siempre que el corazón de una madre no se sana con ningún medicamento. Este dolor es para toda la vida. De mañana, porque es la mañana cuando uno se acuerda de ellos. La siesta, porque el almuerzo me quedé sola. La noche, porque es esa soledad de la noche”, expresó “Pancha”, emocionada cuando comenzó la conversación con Caminos Religiosos.
No obstante, recordó a su marido, quien el día de la tragedia se acercó a ayudar “como buen marino que era”. “Él vino y abrieron un boquete ahí atrás. Entraron por ahí. Él caminó porque él era marino y no tiene miedo. Entró caminando porque él quería salvar a la gente y le afectaron las cosas tóxicas”, aclaró Francisca.
Una mezcla entre pasado y presente, sin saber cómo definir bien el relato. Para ella, él sigue ahí y sigue sin tener miedo.
A su vez, comentó cómo hace para sobrellevar este presente y ratificó que “es un poco difícil, pero tengo un hermoso altar en casa donde lo construí. Ahí tengo todo completo. La réplica de los nichitos y la foto de las 400 víctimas”.
Reconoció que se junta con los familiares de las víctimas por una cuestión de necesitarse mutuamente y porque “siempre colaboramos con algo entre todos”.
Caminos Religiosos le consultó a Francisca sobre la tragedia y la calificó como una “dureza del corazón”. En ese momento, “Pancha” se quebró y le dio su palabra a Zacarías, que siguió el relato de lo que sucedió ese 1 de agosto. “Las puertas cerraron automáticamente. Había un reglamento comercial que todas las cadenas de supermercados al haber algún tumulto tendría que cerrar las puertas. No importa la forma. Los responsables lo cumplieron y luego sucedió lo que sucedió. Ycuá Bolaños era un horno, no tenía salida de emergencia”, explicó Zacarías enaltecido.
Además, no dudó en afirmar que los responsables fueron cómplices con los gobernantes de la Municipalidad de Asunción en ese momento y definió a la justicia como “barata” en Paraguay. “Hermano querido, si uno no tiene la plata, no hay justicia. Si es pobre, estás muerto. La situación nuestra es algo similar a Cromañón, que tuvimos conocimiento a través de la prensa, de ustedes. Nosotros que estuvimos acá, luchando hasta hoy, luchando y luchando porque hay llantos, lágrimas y heridas que no se va a cicatrizar así con un poco de víveres. Es una cosa extraordinaria la que tenemos que vivir”, dijo Zacarías, que también recordó la tragedia de Cromañón.
La visita de Francisco a Paraguay, Zacarías la definió como “una esperanza de aire” y explicó que “la tierra, el ser humano, la justicia son contras de nosotros y de las víctimas. Solamente cuando supimos eso tuvimos un aire de esperanza. Ojalá que nos abra las puertas para que podamos caminar un poquitito más”.
En tanto, Francisca expresó que sintió una “emoción muy grande porque es un representante del Señor”. Destacó los viajes en subte del entonces arzobispo de Buenos Aires, como también los recorridos en las villas. “Esa esperanza quiero que contagie también acá en la parte eclesiástica. Que por favor vengan a caminar donde estamos nosotros, a saber, a conocer. Cuántas necesidades, cuántos familiares de las víctimas de acá que viven lejísimo”, aclaró.
El domingo por la tarde Francisco se acercará a Ycuá Bolaños. Los familiares de las víctimas tendrán un lugar especial. “Pancha” supuso que le dirá al Papa “que lo que él dijo de la mujer paraguaya no es en vano. Soy una de ellas”
Finalmente, Francisca cerró la charla y contó que nota “frialdad” de los paraguayos en relación a la tragedia de Ycuá Bolaños, y agregó que “a Francisco le quiero pedir la unidad, tanto eclesiástica como social”
*Corresponsal de Caminos Religiosos en Paraguay
Comentá la nota