Visita y recuerdos de un cura catalán que dejó huella en el Colegio San Cayetano

Visita y recuerdos de un cura catalán que dejó huella en el Colegio San Cayetano

Con un fuerte arraigo a a la comunidad parroquial de San Cayetano, el sacerdote catalán Jordi Cassá y Vallés, visita la Ciudad y confiesa que en Argentina pasó los mejores años de su vida: “Estuve entre 1957 y 1987, me siento culturalmente argentino y cuando estoy en Barcelona extraño mucho estas tierras que, por la variedad de sus paisajes, son como un continente en si mismo; además la gente es muy afectiva y comunicativa”.

Jordi recuerda que comenzó su trayectoria educativa en La Plata anoticiado sobre el país por el padre Jaime Prohens, provincial de los teatinos. Acá fue educador y párroco durante décadas, pero también estudió las carreras de Sociología y Ciencias Políticas.

Fue rector del colegio San Cayetano - 44 entre 29 y 30 - y gestor de un modelo pedagógico que en buena medida sigue vigente.

“En épocas en las que Arturo Frondizi propició la educación libre y laica, acá se abrió el colegio parroquial, en principio fue muy humilde, pero no paró de crecer; luego de ese presidente se vivieron tiempos de violencia, nos interrogaban acerca de los profesores y de los libros que se leían, recuerdo las manifestaciones y tiroteos, como uno muy grande que hubo en la calle 30”, apunta el religioso y agrega que en la Universidad Católica donde cursó la carrera de Ciencias Políticas se cruzó con muchos militares.

De esa época también destaca la cultura general que tenía el argentino medio y de las campañas que organizaba con grupos misioneros para asistir a gente de Santiago del Estero, Tucumán, Neuquén o ciudades del Conurbano como por ejemplo, Quilmes.

“En el interior la gente vivía de manera muy diferente a la de Buenos Aires y eso sin dudas inspiró violencia, pero nosotros le llevábamos ayuda, no queríamos implicar a nadie en otra cosa, ni actuar violentamente, aunque muchos justificaran la lucha armada diciendo que la oligarquía era violenta”, opina el sacerdote.

Entre los problemas contemporáneos Jordi menciona la dependencia cultural y económica de los países y califica como algo vergonzoso que haya gente con problemas tan acuciantes como la falta de techo.

“El progreso económico es para unos pocos, el resto de la población no goza de las mismas posibilidades como sería justo, eso se nota mucho en Argentina, pero también en otros países; a nivel general nunca ha habido tantos políticos sin un proyecto claro, yo creo que faltan técnicos en economía, urbanismo, etcétera, y sobran parlamentarios”, afirma con contundencia y aclara que el problema también se registra en países como Francia o Italia.

Para reflejar su opinión con relación a los políticos contemporáneos destaca que pocos se preocupan por servir, “el bien común aparece en sus discursos, pero no en la realidad de sus actos”. En los ejemplos de un mundo convulsionado cita las protestas en las calles de Francia o como países de América Latina están en ebullición como un “volcán”.

En ese contexto, analiza que los problemas políticos no pueden resolverse en la justicia, ni los de la justicia con la injerencia de la política.

“Las cuestiones de la política deben abordarse a través del diálogo porque si no se crean problemas cada vez mayores, antes había intelectuales dispuestos a intercambiar ideas, ahora ven quien puede sacar del medio a otro”, agrega Jordi.

Acerca de la corriente independentista catalana asegura: “yo soy catalán; España nos hace independentistas”.

Desde su infancia, durante la Guerra Civil, el religioso fue testigo de la censura que aplicó el franquismo a la cultura catalana, desde la lengua hasta otras expresiones de su idiosincracia, pero además, como buen estudioso de temas históricos, repasa distintas etapas en las que su pueblo fue sometido.

Precisamente en su libro “El padre Gallifa y dos condenas”, aborda la resistencia de un cura catalán que fue ejecutado en Barcelona por las tropas napoleónicas en 1809, acusado de haber complotado contra ellas.

El padre Gallifa fue considerado un mártir del patriotismo catalán.

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