Víctor Lusardi: La ostentosa vida del empresario de los sobreprecios

Caso paradigmático de la versión argentina del “sueño americano”, el empresario actualmente vinculado con una multiplicidad de hechos de corrupción pasó de ser empleado en una rotisería a gastar 42 millones de pesos en su flota personal de autos de lujo.

El escándalo suscitado a raíz de la compra de alimentos por parte del ministerio de Desarrollo Social de la Nación volvió a poner sobre el tapete al polémico Grupo L, un holding de empresas pertenecientes a la familia Lusardi que se mantuvo durante los últimos doce años en dos únicas constantes: el crecimiento patrimonial y las denuncias por corrupción.

El líder de todo el clan es Víctor Lusardi. “El Gordo”, como lo llaman sus amigos proveedores del estado, es un caso paradigmático del la versión argentina del “sueño americano”. Hace apenas unos años, en el 2003, era empleado en una rotisería. Hoy es un empresario multimillonario que forma parte de las portadas de las secciones policiales de la mayoría de los periódicos argentinos.

Su nivel de vida tiene poco y nada que ver con aquel joven empleado que vivía al día hace quince años, sino que se asemeja más a la de los capo mafia italonorteamericanos de la década del 30. Lusardi tiene su propia flota de vehículos de lujo. Un Mercedes Benz C63 AMG de 180 mil dólares, otro Mercedes ML 350 de un millón de pesos, un BMW 335i de 30 mil dólares, un BMW 320 de colección de 10 mil dólares y un impactante Jaguar más de 150 mil dólares. Unos 42 millones de pesos en autos. Nada mal para un ex rotisero.

 

A pesar de ser el líder del ultradenunciado Grupo L y propietario de Biocam Catering SA, Equis Quince SA, Teylem SA, Siteba SRL y Cook Master SRL, entre otras, sólo figura como empleado en Teylem, cobrando un humilde sueldo de 63 mil pesos que contrasta violentamente con los 865 mil pesos que gastó durante el mes de diciembre entre sus tarjetas de los bancos Santander, Fracés y Macro.

 

A pesar de que los manejos del Grupo L salieron a la luz recientemente, las controversias respecto al holding y a Lusardi personalmente vienen de larga data. Actualmente, tiene tres pedidos de quiebra y cuatro juicios ejecutivos en los juzgados comerciales 22, 13, 5, 6 y 8.

 

De mendigo a millonario, Víctor Lusardi parece moverse con absoluta impunidad por la órbita estatal, recaudando millones de pesos para engrosar sus arcas y alimentar su pasión por los autos, a pesar de las denuncias, a pesar de la droga incautada en sus cajones de tomate, a pesar de las incompatibilidades financieras, a pesar de todo y de todos. 

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