"La verdad oculta" no aplica a la AFA

Cómo aquella patriada del doctor Omalu contra los daños que producía la NFL en sus jugadores se puede comparar con lo que ocurre en nuestro popular deporte.

El Dr. Bennet Omalu, nigeriano de nacimiento y patólogo forense de especialización, descubrió y desarrolló un diagnóstico que fue toda una lucha de poder entre National Football League (NFL) y su corporación en pos del negocio que incluye abonos, derechos de televisión, sponsors y evitar millonarios juicios indemnizatorios de jugadores fallecidos o inducidos al suicidio, debido a las lesiones pos-traumáticas, estudio y descubrimiento realizado por el Dr Omalu quien llamó al mismo cómo encefalopatía crónica traumática.

Dicha historia fue escrita y llevada a la pantalla por Peter Landesman y con la actuación del actor Will Smith caracterizando al Dr Omalu. Dicha película narra cómo todo el establisment que rodeaba al deporte por preferencia del pueblo norte americano, realizó, en forma mafiosa, una persecución difamatoria y física del médico, así como campaña lobbista y de desinformación a la ciudadanía tratando de ocultar este mal que aqueja a ex futbolistas profesionales, para bien solamente de algunos pocos y para conveniencia del negocio.

El final no lo voy a develar para que quién no vio dicha película, pero sí debo revelar que el esfuerzo y defensa, acompañado del reconocimiento hacia el mencionado patólogo, llegó cuando el caso desembarcó en el parlamento estadounidense, quien puso las cosas en su lugar.

Se dice generalmente que las comparaciones son odiosas o innecesarias. Cualquiera de las dos formas no está alejadas para emparentar lo que ocurre en nuestro país con la Asociación del Fútbol Argentino (Afa): mafias que deciden resultados o campeonatos; aprietes para quién o quiénes piensan distinto o "ventilan" hechos de corrupción, según a quién le toca éste o aquél árbitro; movimientos de activos por doquier y a la vista de las mismas autoridades; ex y actuales jugadores que sufren depresión y terminan con sus vidas; la conducción de la casa madre viciada de todo tipo de denuncias y connivencias, desde presidentes que cobran por puestos de asesores o veedores en Conmebol hasta otros que ocupan empleos como gerentes en organismos estatales o mixtos como el Ceamse (el cual su director general es el actual presidente de AFA); algunos periodistas "amigos ", y así podríamos seguir con la lista interminable de irregularidades.

Si hubiese un director que recreara la actividad del máximo rector del fútbol en nuestro país no podría darle el mismo título que el largometraje hollywoodense, ya que aquí es una verdad como allá, pero de oculta no tiene nada y tristemente también deja en claro la diferencia entre parlamentarios del norte con los nuestros, quiénes en algunos casos también ocupan cargos en algunos clubes.

A veces comparar no es tan odioso y máxime cuando queda claro que, para que un deporte siga siendo creíble y honesto, la justicia debe poner las cosas en su lugar y no como aquí, que el fútbol sólo es un negocio de cuatro o cinco vivos sinvergüenzas que destruyen al deporte nacional de los argentinos con falta de credibilidad y honestidad, con la verdad sin ocultar y el Estado ausente. Lo hacen delante de las narices de jueces y fiscales, y aún más, ante los incrédulos y cada vez más decepcionados aficionados.

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