Las decisiones son tomadas en consideración de la situación de cada Iglesia local y tras la disposición los decretos emitidos por la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos el 19, 25 y 26 de marzo que indican las modificaciones que se realizarán para el tiempo Pascual.

La Conferencia Episcopal del Uruguay alentó a los fieles, a través de un comunicado, a vivir esos días “con intenso espíritu de oración, centrados en la Palabra de Dios de todos los días, meditando la pasión, muerte y resurrección del Señor y practicando las obras de misericordia”.

Para el día de la Vigilia Pascual los obispos pidieron unirse “con especial atención al momento de la renovación de las promesas del Bautismo, sacramento que nos ha unido con un sello indeleble al misterio pascual de Cristo”. 

También pidieron recordar a aquellos que han debido postergar la recepción de los sacramentos de la iniciación cristiana.

Los obispos del Uruguay exhortaron a los fieles a que, “aún uniéndose a la celebración a distancia, lo hagan con una verdadera participación en la fe y la oración, en comunión con Cristo y la Iglesia”, porque la liturgia de la Iglesia y la celebración de la Eucaristía “no son meros actos públicos para manifestar una creencia".

“Tenemos la certeza de que Dios camina con su pueblo peregrino y que, precisamente en la dificultad y en el dolor, Él tiene palabras de vida para todos los hombres y mujeres de nuestro querido Uruguay”, aseguraron.

En tanto, en Chile la Arquidiócesis de Santiago, y las Diócesis de Valparaíso y de San Bernardo, entre otras, también alentaron las celebraciones sin público y en forma privada.

“Sigan en directo las celebraciones litúrgicas de sus comunidades, a través de las plataformas que permitan su transmisión en directo, no grabados”, precisó la Arquidiócesis de Santiago. 

Asimismo, publicarán recursos para que las familias participen activamente de las celebraciones desde sus hogares. 

“Dios recibe alabanza y gloria cuando nos reunimos en comunidad y renunciamos a nuestro propio gusto particular para celebrar como comunidad de bautizados”. “Que la Palabra ocupe un lugar y una dignidad en nuestras casas y comunidades, alimentándonos hoy de ella, como las primeras comunidades cristianas, en este camino de desierto que juntos estamos atravesando”, alentó la Arquidiócesis.