Tras ser despedidos crearon una cooperativa que ahora contribuye a reciclar los residuos

Con lo que lograban vender de los desechos que recolectaban, changas y el apoyo de diferentes sectores lograron resistir hasta que consiguieron la matrícula. Ayer comercializaron 15.700 kilos de elementos inorgánicos. Y desde el 1 de septiembre serán parte de un plan municipal piloto. 

Fueron tiempos difíciles y aunque por estos días no están en una situación ideal, destacan que lograron obtener la matrícula del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes). Por lo que ahora, 10 esquinenses que fueron despedidos hace dos años de una textil están formalmente reconocidos como los miembros de la cooperativa “247” que se dedica a la recolección, separación y venta de residuos inorgánicos. Por lo que, en paralelo a la actividad que ya estaban desarrollando, ahora también están trabajando para ser parte de un plan municipal piloto destinado a avanzar en el tratamiento de los desechos urbanos y que comenzará a implementarse a partir del 1 de septiembre.

El nombre o mejor dicho la cifra que identifica al equipo que conformaron  una decena de trabajadores tiene un significado especial. Es que “247” es el número del artículo de la Ley de Contrato de Trabajo (20.744) “que le permitió a la empresa despedirlos”, recordó Mónica Almeida quien no dudó en acompañarlos con asesoramiento legal a unos 15 pobladores que se quedaron sin su fuente laboral. “Si bien no tenía experiencia en la formación de cooperativas, pero me pareció muy interesante la idea de ellos de crear una para ocuparse de un tema tan importante como la gestión de residuos urbanos”, recordó la abogada en diálogo con El Litoral.

Pero obtener la matrícula nacional que les permitiría realizar convenios con el Estado o recibir apoyo a través de algún programa ya sea nacional o provincial, demandaría un tiempo considerable. Y los trabajadores debían seguir aportando a la economía familiar, que estaba con serios problemas como consecuencia de sus despidos.

Entonces, mientras realizaban los trámites para conseguir la matrícula del Inaes, recolectaban residuos inorgánicos para poder venderlos y al mismo  tiempo golpeaban las puertas de las casas de sus compueblanos y de diferentes organismos públicos.

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