25 Toneladas de residuos biopatológicos son tratados al mes para su descontaminación

25 Toneladas de residuos biopatológicos son tratados al mes para su descontaminación

Una firma privada que mantiene un convenio con el Estado santacruceño y privados es la encargada del acopio y tratamiento de los desechos de hospitales, clínicas y consultorios. Cuál es el destino final que tienen estos residuos.

 

Desde septiembre de 2007 funciona en Río Gallegos la planta de tratamiento de residuos biopatológicos LAMCEF, una firma que pertenece a un grupo de empresas de Latinoamérica de capitales franceses, y que se aboca a la gestión de los residuos. Puntualmente trata los desechos de hospitales públicos, centros de salud, clínicas privadas y consultorios, entre otros, es decir, todo lo que respecta a desechos sanitarios de origen humano o animal.

Para que los residuos biopatológicos logren ser descontaminados con éxito debe seguir un exhaustivo protocolo, el cual es monitoreado de cerca por la Secretaría de Ambiente de la provincia de Santa Cruz que encabeza Mariano Bertinat.

Los actores en esta cadena por el tratamiento de los desechos de los centros sanitarios santacruceños son el generador, el transportista y el operador de residuos; el generador puede ser el Estado provincial a través de sus nosocomios y centros de salud o bien los privados; los transportistas son las empresas habilitadas para transportar ese residuo desde dónde se genera hasta dónde se opera; y finalmente el operador, el que le quita la condición de peligrosidad al residuo, en definitiva, el residuo que antes era peligroso, que puede generar problemas para la salud, se trata para que deje de serlo y después se dispone para su desecho final. Desde la firma afirmaron que se cumple un proceso, que el residuo termina siendo similar al sólido urbano que finalmente se deposita en el Vaciadero Municipal porque se le saca completamente el factor de peligrosidad al residuo.

 

El camino de la descontaminación

Los residuos biopatológicos que se generan en hospitales o clínicas deben cumplir una serie de protocolos previo a su retiro.

Por norma de seguridad, los desechos deben ser colocados en bolsas de 120 mic rojas, y elementos tipo cortantes y jeringas en contenedores rígidos. Estas bolsas deben ser colocadas en las cajas que prevén, las que no deben exceder los 10 kilos. Asimismo, una vez colmadas tienen que ser precintadas, selladas e identificadas por el generador para brindarle mayor seguridad al personal que se encargará de su traslado y manipulación, además servirá a posterior como guía para los operarios de planta.

Cabe mencionar que en LAMCEF trabajan seis personas en el área logística (cuatro choferes y dos acompañantes), tres operarios en planta, un supervisor de planta, un jefe de planta y una responsable administrativa.

En Río Gallegos la frecuenta de recolección de estas cajas con residuos biopatológicos en su es de tres veces por semana, y en el interior de la provincia son semanales o quincenales. En estos viajes se anexa todo el generador del ámbito privado. Cabe mencionar que en la actualidad hay unos doscientos clientes.

Una vez que los residuos son recogidos y llevados hasta la planta, se descargan del camión y se apilan en lotes para asignarles un número y llevar adelante la trazabilidad del residuo. Con ese número de lote logran determinar cuándo fue que retiraron el residuo del generador, cuándo fue almacenado, cuándo fue tratado el residuo y cuándo fue su disposición final, es decir, se lleva un registro de todos los generadores en cuanto a todo el circuito desde que se entregó el residuo, cómo se transportó, cuándo se trató y cuándo se dispuso.

De forma mensual son tratados en esta planta –única en la provincia de estas características- 25 toneladas de residuos biopatológicos.

 

Símil desecho sólido urbano

En la zona de carga circulan los carros por unas vías. Estos grandes contenedores son forrados en papel film, y los operarios toman las cajas y las desembolsan; así una a una se va llenando los carros con los residuos biopatológicos.

Cuando estos carros están colmados, se introduce al Autoclave y son sometidos a presión de vapor a 134° (2,4 kilos de presión aproximadamente). El residuo queda expuesto a esta condición unos 40 minutos, que es el tiempo para que toda bacteria e infección de peligrosidad muera.

Cuando termina el ciclo de trabajo los operarios retiran esa tanda con un residuo esta totalmente esterilizado, similar al sólido urbano.

Lleva casi medio kilo de vacío para lograr la penetración en todo el residuo con vapor. Una vez que la etapa concluye, pasa a la siguiente, que es el secado; se trata de un vacío de 80 segundos para sacar toda la humedad del residuo.

En total este proceso demanda unos 50 minutos para realizar una descontaminación total de los residuos.

Una vez que sale el carro ingresa la otra tanda para continuar con el mismo proceso. A diario se realizan entre 7 y 8 ciclos de tratamiento.

Mediantes diversos test los operarios controlan los resultados del proceso.

-  Uno de ellos es biológico, mediante la colocación de una bacteria en el primer tramo del tratamiento. Ese tubo cuando se retira de ese ciclo de trabajo se encuba 24 horas y se hace una comparación con otro test sin tratar. Una escala de colores dirá si ese residuo se esterilizó o no.

- Otro test es el que indica si el vapor es saturado o húmedo (calidad del vapor). Mediante una hoja que va cambiando el color en función a esto se puede establecer si el vapor es suficientemente bueno para la esterilización del residuo.

- Mediante chapitas también a través de una escala de colores indica si la temperatura ha sido constate en esos 40 minutos de esterilización.

Los antes mencionados son los controles internos que también son exigidos por la autoridad de aplicación. Pero además se someten a una validación anual a cargo de la Universidad de Buenos Aires, que certifica si el equipo descontamina de forma eficiente.

Una vez que el proceso está culminado se reduce el volumen de los desechos en un 30%, quedando los residuos como un “caramelo duro” debido a que predomina la presencia del nylon y el plástico.

Ese “caramelo duro” se eleva y vuelca en la tolva (trituradora), el que finalmente coloca el residuo en contenedores para ser trasladado al Vaciadero de la ciudad. Se trata de un residuo triturado y descontaminado, por lo que no se corre ningún tipo de riesgo.

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