Tokio 2020: Una "mezquita móvil" para los atletas musulmanes

Tokio 2020: Una

La parte posterior del vehículo fue acondicionada para funcionar como sala de oración. Tiene una capacidad máxima para 50 personas. Asimismo, contará con una canilla en el exterior, para el ritual de las abluciones.

Mezquitas sobre cuatro ruedas, para que los atletas musulmanes puedan rezar: es la iniciativa lanzada por la organización “Yasu Project” en vista de la XXXII edición de los Juegos Olímpicos, que se llevarán a cabo en Tokio, del 24 de julio al 9 de agosto del 2020. El objetivo es “hacer que los visitantes musulmanes se sientan como en casa”, compartiendo con turistas y deportistas la idea del “omotenashi”, es decir, la cultura de la hospitalidad japonesa.

Según el Comité Olímpico, en la localidad que alojará a los atletas debieran levantarse lugares de oración para cada religión. Yasuharu Inoue, administrador delegado del “Yasu Project”, explicó a la agencia Reuters: “Quiero que los atletas compitan con su máxima motivación y que el público los aliente con el mismo entusiasmo”. Luego agregó: “Espero que crezca la conciencia de que en el mundo existen personas distintas, y que esto promueva Olimpíadas y Paraolimpíadas pacíficas y no discriminatorias”.

En la práctica, la parte posterior del camión será alistada para funcionar como sala de oración, con inscripciones en árabe. También contará con un grifo en el exterior, para las abluciones, y con una escalinata de acceso al tráiler. El interior del tráiler, con una superficie es de unos 48 metros cuadrados, permite recibir a 50 fieles en cada encuentro.

En el Japón viven cerca de 200.000 fieles del islam. Según una investigación conducida por la Waseda University a fines del 2018, en el país hay 105 mezquitas, cuya mayor parte está situada en el conurbano de la capital. El Sr. Inoue espera que los atletas y los hinchas aprecien “la mezquita móvil”. En efecto, una de las directivas del islam es orar cinco veces al día, pero la distancia de los lugares de culto respecto a la Villa Olímpica o al centro de la ciudad, podría generar inconvenientes para los fieles.

Topan Rizki Utraden, un indonesio que lleva 12 años viviendo en Japón, cuenta que “es un verdadero desafío hallar un lugar tranquilo donde poder orar. Si vives en una ciudad no hay problema, pero si debes desplazarte desde Tokio se vuelve realmente complicado. Muchas veces rezo en el parque, pero a veces los japoneses me miran con un aire interrogativo”.

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