Suben los impuestos en 2021, ¿cómo te puede afectar?

Suben los impuestos en 2021, ¿cómo te puede afectar?

La mayor carga fiscal puede conllevar la reducción del apetito internacional por España y el movimiento de capitales hacia otros países.

El 2021 viene cargado de subidas de impuestos que afectarán, en mayor o menor medida, a todos los sectores. Para empezar, las bebidas azucaradas pasan del IVA reducido del 10% al del 21%. El alza de la tributación afecta a la venta de estos productos en supermercados, si bien la consumición en bares y restaurantes seguirá tributando al 10% para no perjudicar a la restauración.

La compra de un coche nuevo también traerá importantes subidas. En enero de 2021, el impuesto de Matriculación, que se basa en las emisiones de CO2, tendrá en cuenta las homologadas según el ciclo WLTP, que son más altas. Con ello, algunos coches cambian de grupo, y por lo tanto suben en el tipo del impuesto de Matriculación que se les aplica. Cuanto mayor sea el consumo del vehículo, más alto será el tipo del impuesto. Por ejemplo, según datos de la OCU, para un coche de 20.000 euros, esto supondrá pagar unos 950 euros más.

En el sector seguros, las primas también se incrementan. Un alza que afecta tanto a las pólizas automovilísticas, como a las de hogar y a las de responsabilidad civil. En concreto, pasan de un tipo del 6% al 8%. Los autónomos, o trabajadores por cuenta propia, también verán incrementada su cuota mensual entre tres y doce euros. Con ello, la cuota mínima queda en 286,15 euros, tras subir tres euros al mes, y la máxima en 1.233 euros, después de incrementarse 12 euros más al mes.

Ahorradores e inversores

Los ahorradores e inversores se llevan una de las peores partes. Para empezar aquellos preocupados por su jubilación tendrán una menor recompensa fiscal. Hasta 2020, los planes de pensiones individuales permitían un ahorro al año de hasta 3.600 euros si se realizaba la máxima aportación de 8.000 euros. Al reducir el tope desde los 8.000 a los 2.000, esta deducción queda en los 900 euros, 2.700 euros menos. A cambio, el máximo de los planes de pensiones empresariales sube de los 8.000 a los 10.000, aunque tal y como indica Paula Satrústegui, asesora financiera de Abante, se trata de un beneficio al que no todo el mundo puede acogerse, ya que no todas las empresas cuentan con un plan de pensiones. Como consecuencia, según un estudio realizado por Finect el 52,1% de los encuestados que pensaban empezar a invertir en planes de pensiones han cambiado de opinión por la medida.

“Para el ahorrador individual supone un cambio importante porque con el tope de 2.000 euros el beneficio fiscal queda en muy poco”, señala. Para aquellos que quieran guardar más de 2.000 euros para la jubilación propone otros productos, como el Plan de Ahorro 5 o los PIAS, opciones que no cuentan con beneficios fiscales en las aportaciones pero si a la hora del rescate.

La Tasa Tobin, o el nuevo impuesto a las transacciones financieras, que entrará en vigor el 16 de enero, también tendrá un efecto negativo en las cuentas de los inversores. La compraventa de acciones de compañías españolas con una capitalización superior a los 1.000 millones se gravarán al 0,2%. Todas las empresas del Ibex 35 y una veintena de las compañías del Mercado Continuo, como Logista, Coca Cola European Partners, MásMóvil o Prosegur, se verán afectadas.

Los cambios también afectan a los dividendos. La exención de tributación de dividendos y plusvalías de filiales en el exterior baja del 100% al 95%. Ese 5% no exento pasa ahora a tributar al tipo general del 25%, o el 30% en el caso de banca y petroleras. Es decir, que las compañías abonarán 1,25 euros (o 1,3) por cada 100 recibidos. Para las socimis también se establecerá un gravamen del 15% para beneficios no distribuidos.

En cuanto a las polémicas sicav, los cambios implican que para poder beneficiarse de su régimen fiscal especial será necesario invertir, como mínimo 2.500 euros. Además la Agencia Tributaria acoge la competencia para comprobar este requisito. “Tras mucho tiempo de rumores, sabemos que las limitaciones van encaminadas a eliminar a los partícipes mariachis. Con ello, habrá quienes vendan porque no les interese y se incrementará la inversión en fondos”, afirma Satrústegui.

Reducción del apetito internacional

“Todos estos cambios reducen el atractivo de la inversión en España”, asegura Benito Berceruelo, CEO de Estudio de Comunicación y fundador de Spain Investor Day, el foro creado en 2008 para atraer al inversor internacional y dar optimismo a la economía española y que celebrará durante el 13 y el 14 de enero su undécima edición. “Medidas como el recorte a la exención por dividendos, beneficios o plusvalías obtenidos por filiales en el exterior no animan a la inversión. Era una de las cosas que más valoraban y eliminarlo es un ejemplo del camino que no debemos seguir”, indica Berceruelo.

Las consecuencias de su supresión, según Berceruelo, pueden dirigir la inversión internacional hacia otros países de nuestro entorno como Italia, Francia o Portugal, donde, a pesar de contar con un gobierno de la misma ideología que el español, si están tomando medidas fiscales encaminadas a favorecer la entrada de capitales internacionales. En esta misma línea, Javier Seijo, de EY Abogados, asegura a principios de diciembre que ya se estaban observando movimientos de dinero hacia otros países. Pero se trata, como indica Seijo, de un tema que hay que ver con cuidado.

 

Como indica Satrústegui, “se tendrá que tributar por todos los bienes estén dónde estén”, y las multas resultan “descomunales por los datos que no estén bien puestos”. Aun así, la subida del impuesto de patrimonio del 2,5% al 3,5% para las fortunas de más de 10 millones de euros y la elevación de dos puntos del IRPF en las rentas de trabajo superiores a 300.000 euros, pasando del tipo marginal del 45% al 47% y de tres puntos para las rentas de capital superiores a 200.000 euros, subiendo hasta el 26%, puede hacer a mucha gente plantearse tributar en otros países como Portugal o Andorra.

Eso sí, “para irse hay que hacerlo con todas las consecuencias que conllevan pasar más de 183 días al año o pasar a estar en el ojo de Hacienda porque saben que te vas a pagar menos impuestos”, avisa Satrústegui. “Sin olvidar, el coste que supone como el alquiler de una casa, dejar abierta otra vivienda…”, añade la asesora de Abante. En definitiva, aunque mucha gente piensa en el traslado finalmente muy poca lo hace por las consecuencias personales y económicas que conlleva.

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