Análisis de Sergio Coutinho: "Dios llama a la gente para un momento nuevo"
Por Luis Miguel Modino (corresponsal de RD en Brasil)
El discurso que el Papa Francisco realizó en la clausura del II Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, en Santa Cruz de la Sierra, coincidiendo con su visita apostólica a Bolivia, ha provocado diferentes reacciones en estos días que han pasado desde entonces.
Una vez más, la dimensión profética, que debe estar presente en la vida de la Iglesia y de todo cristiano, se ha hecho presente en las palabras del Obispo de Roma. Para algunos es un escándalo que el Papa haga esas manifestaciones, para muchos ejemplo de cómo nuestra fe debe llevarnos a un compromiso firme en la construcción del Reino, de un mundo mejor para todos y todas.
Una vez leído el texto entré en contacto con Sergio Coutinho, Profesor del Instituto San Buenaventura y del Centro Universitario IESB, en Brasilia. Hasta el año pasado, el profesor Coutinho, fue asesor del Sector CEBs (Comunidades Eclesiales de Base) de la Comisión Episcopal para el laicado, de la CNBB (Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, por sus siglas en portugués).
Sergio Coutinho es considerado uno de los más destacados conocedores de la realidad eclesial brasileña, tanto a nivel teórico como práctico, fruto de sus trabajos de investigación y de sus muchos viajes en todos los rincones del país, asesorando encuentros de obispos, padres, religiosos, religiosas, laicos y laicas.
Él hace un análisis del discurso papal, a partir de la letra de una canción muy conocida en las CEBs, llegando a considerarlo como una nueva Encíclica, a la que se atreve a poner título, "Stercore Diaboli", condensando en estas palabras la valiente crítica que Francisco hace del capitalismo y sus consecuencias para la sociedad, para los hombres y mujeres que forman parte de ella y para el Planeta, la casa común de todos.
Estas son las palabras con las que Sergio Coutinho nos muestra, desde su punto de vista, los entresijos del texto del Obispo de Roma:
Es muy común entre los miembros de las Comunidades Eclesiales de Base, una conocida canción al inicio de cualquier actividad, alimentando los sueños de que otra sociedad es posible. Dice así:
"Dios llama a la gente para un momento nuevo
de caminar junto a su pueblo.
Es hora de transformar lo que no sirve más,
sólo, aislado, nadie es capaz.
Por eso ven, entra en el corro con la gente,
también tú eres muy importante, ven"
Después de leer y ver el discurso del Papa Francisco en la clausura del II Encuentro Mundial de los Movimientos Populares quedó marcada en mi esta idea: "Dios llama a la gente para un momento nuevo". De una vez por todas, tenemos un Papa que camina junto a su pueblo y dice claramente que "es hora de transformar lo que no sirve más". Desea "iniciar procesos de cambio", "cambios de estructuras" como él dice. Por eso, el propio Papa Francisco "entró en el corro" y los que militan en las Pastorales Sociales y Movimientos Populares están convencidos de que "también él es muy importante".
De hecho, a pesar del denso contenido profértico de la "Laudato si", este discurso de Francisco es más sorprendente y de los más políticos ya hechos por él. Si hubiésemos escuchado estas palabras de un Don Helder Cámara o de un Don Pedro Casaldáliga no habría mucha sorpresa. Pero viniendo del Obispo de Roma...
Francisco convoca a todos para trabajar e iniciar un proceso de cambios, cambio de estructuras, actuando local y globalmente: sustituir esta globalización de la exclusión y de la indiferencia por una globalización de la esperanza, que nace de los pueblos y crece entre los pobres.
Esta globalización es fruto de un sistema que "ha impuesto la lógica de las ganancias a cualquier costo sin pensar en la exclusión social o la destrucción de la naturaleza".
¿Pero como realizar estos cambios? ¿Quiénes serán sus protagonistas? Ante las situaciones difíciles de este cotidiano de exclusión, "creemos que no hay nada que se puede hacer salvo cuidarse a uno mismo y al pequeño círculo de la familia y los afectos". Pregunta el Papa: "¿Qué puedo hacer yo desde mi villa, mi chabola, mi población, mi rancherío cuando soy diariamente discriminado y marginado?". La respuesta es directa, sin medias palabras: "Mucho. Pueden hacer mucho". Y todavía acrecienta: "Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas, en la búsqueda cotidiana de «las tres T» (trabajo, techo, tierra) y también, en su participación protagónica en los grandes procesos de cambio, Cambios nacionales, cambios regionales y cambios mundiales. ¡No se achiquen! Ustedes son sembradores de cambio".
Después de haber escuchado mucho a varios Papas sobre los peligros de la "dictadura del proletaraido" (comunismo) y de la "dictadura del relativismo" (modernidad), finalmente ahora un Papa tuvo la valentía profética de alertar sobre la "dictadura sutil" del capitalismo que va dejando sus marcas y su olor podrido en la sociedad y en la naturaleza: el "estiércol del diablo" (en latín stercore diaboli, un buen nombre para esta Encíclica).
De este modo, "el futuro de la humanidad no está únicamente en manos de los grandes dirigentes, las grandes potencias y las élites. Está fundamentalmente en manos de los Pueblos; en su capacidad de organizar y también en sus manos que riegan con humildad y convicción este proceso de cambio".
Así podemos creer con total seguridad que Dios está llamando "a la gente para un momento nuevo" y el Papa ya "entró en el corro con la gente". Otro mundo es posible.
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