El Sínodo de la Amazonía crea tensión entre el presidente Bolsonaro y la Iglesia católica

El Sínodo de la Amazonía crea tensión entre el presidente Bolsonaro y la Iglesia católica

El Sínodo de la Amazonía está en el centro de una crisis ideológica entre el presidente brasileño Jair Bolsonaro y la Iglesia católica. Los obispos reunidos en el encuentro preparatorio del Sínodo, en la ciudad amazónica de Belem, difundieron un documento final lamentando ser «criminalizados» y tratados como «enemigos de la patria» por el mandatario y por el clero conservador que ha apuntado en la agenda del encuentro, amenazas a la soberanía nacional.

 

 

«Lamentamos profundamente que hoy, en lugar de ser apoyados y alentados, nuestros líderes sean criminalizados como enemigos de la patria», dice la carta publicada después de tres días de reuniones a puerta cerrada en la capital del estado de Pará.

El evento, que reunió cerca de 120 religiosos para estudiar y Instrumento de Trabalho do Sínodo da Amazônia, fue dirigido por el cardenal y arzobispo emérito de São Paulo, Claudio Hummes, designado por el papa Franciscocomo relator del sínodo y su portavoz, para explicar la importancia del Sínodo y aclarar las intenciones del Vaticano, que vienen siendo cuestionadas por el actual Gobierno brasileño.

«La soberanía brasileña sobre esta parte de la Amazonía es incuestionable para nosotros. Sin embargo, entendemos y apoyamos la preocupación en todo el mundo sobre este macrobioma que juega un papel muy importante en la regulación del clima planetario. Todas las naciones están llamadas a colaborar con Países amazónicos y organizaciones locales que están comprometidos con la preservación de la Amazonía, porque esta macroregión depende de la supervivencia de los pueblos y el ecosistema en otras partes de Brasil y el continente», dice la carta final de los obispos del Amazonas.

Los obispos también se enfrentaron a los ataques de los curas más conservadores, que criticaron el documento y las actitudes de los religiosos reunidos. El obispo emérito de la ciudad de Marajó, también en Pará, José Luis Ascona, criticó la falta de citas a Cristo crucificado en el documento, que «no es proclamado ni recordado una única vez», levantando sospechas, según él, sobre la condición cristiana del texto.

El documento de 60 páginas llamado «Amazonía: Nuevos Caminos para la Iglesia y para una Ecología Integral», fue firmado por la Red Eclesial Pan-Amazónica (Repam), a partir de diálogos, iniciados hace dos años, con cerca de 80 mil miembros de comunidades amazónicas en nueve países, donde viven 30 millones de personas.

El encuentro en Roma, que durará tres semanas, a partir del 6 de octubre, contará con la participación de 102 obispos de países amazónicos, entre ellos 57 brasileños. La idea de que un Sínodo de los Obispos trate por primera vez de un lugar geográfico, surgió a partir de la encíclica Laudato Si’, que propone pensar una ecología integral.

La crisis amazónica, motivada por unos incendios que consternaron al mundo, coincidió con el evento, que había sido propuesto por el pontífice argentino en 2017, cuando la elección de Bolsonaro ni se diseñaba en el horizonte. Para aumentar un poco más la tensión, el actual presidente de Brasil, que se declara católico, tiene buena base de su electorado apoyado en los grupos de evangélicos pentecostales.

Los debates fueron monitoreados por el general Augusto Heleno, ministro del Gabinete de Seguridad Institucional (GSI), uno de los principales influenciadores de Bolsonaro. La preocupación del Gobierno brasileño es que los temas del Sínodo arañen más la imagen internacional del país, desgastada con los incendios forestales de agosto, que se volvió una de las principales cuestiones en la cumbre del G7 en Biarritz.

El Instrumentum Laboris del Sínodo aborda puntos sensibles para Jair Bolsonaro, que no concuerda con algunas instituciones que participaron de la construcción del estudio como el Consejo Indigenista Misionario (Cimi), que realizó consultas entre las tribus y comunidades amazónicas.

Estos grupos se oponen a la entrada de grupos de minería, agropecuarios y a los grandes proyectos de infraestructura propuestos por gobiernos anteriores y el actual, que rescata planes de desarrollo diseñados por los militares durantes la dictadura, entre 1964 y 1985. Las comunidades indígenas consideran esos planes, amenazas a su modelo de vida y al medio ambiente.

Puntos del documento traen relatos de indígenas sobre los asesinatos de sus líderes, resultado de intereses económicos y políticos de esos sectores, en especial de los extracción. Los indios también han reclamado ante la contaminación generada por la minería y la pesca ilegales.

El gobierno brasileño nombró recientemente a su nuevo embajador en el Vaticano, Henrique da Silveira Sardinha Pinto, que llegó la semana pasada a Roma, para llevarle al papa Francisco sus preocupaciones con la soberanía brasileña y con algunas ideas que interfieren en la agenda de proyectos de desarrollo.

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