¿Qué es sinodalidad? ABC para comprender el próximo sínodo

¿Qué es sinodalidad? ABC para comprender el próximo sínodo

Escuchar: el desafío más grande la Iglesia en estos momentos. El 9 de octubre se abre un proceso querido por Papa Francisco y que durará dos años

El Papa Francisco impulsa el Sínodo, el «caminar juntos» de una Iglesia que pone a mujeres y a hombres de nuestro tiempo, incluidos pastores, y, al mismo Sucesor de Pedro, a ‘escuchar’ al Espíritu Santo.

De hecho, el Sínodo que se abrirá el próximo mes de octubre y se extenderá hasta 2023 lleva como titulo: Por una Iglesia Sinodal: Comunión, participación y misión. 

La sinodalidad representa el camino a través del cual la Iglesia puede renovarse por la acción del Espíritu Santo, escuchando juntos lo que Dios tiene que decir a su pueblo. Sin embargo, este camino recorrido juntos no sólo nos une más profundamente los unos a los otros como Pueblo de Dios, sino que también nos envía a llevar adelante nuestra misión como testimonio profético que abarca a toda la familia humana, junto con nuestras denominaciones cristianas y otras tradiciones de fe.

El Papa remarca que la escucha es primordial para la sinodalidad: «Tener oídos, escuchar, es el primer compromiso. Se trata de escuchar la voz de Dios, de captar su presencia, de interceptar su paso y su soplo de vida» (18.09.2021). 

Sinodalidad es trabajar en equipo

La sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. ‘Caminar juntos’, laicos, pastores y obispo de Roma. El Papa indica que es un concepto fácil de expresar a palabras pero no es fácil de poner en práctica (Papa Francisco, 17.10.2015). 

Y el principio sinodal de ser ‘pueblo de Dios’ es escuchar lo que dicta el Paráclito. El Papa quiere que los pastores se escuchen entre sí, y no solo: escucharse entre hermanos cristianos, escuchar a los alejados, escuchar a los más débiles y escuchar a los desheredados.

Es un invito a los 5000 obispos del mundo a pensar menos en sí mismos y, también es un llamado a la responsabilidad  de todos los bautizados a trabajar en equipo junto a sus pastores. 

«El cristianismo debe ser siempre humano y humanizador, conciliando las diferencias y las distancias y transformándolas en familiaridad, en proximidad. Uno de los males de la Iglesia, o más bien una perversión, es este clericalismo que separa al sacerdote y al obispo del pueblo«, papa Francisco (18.09.2021).

En efecto, la sinodalidad – explicada por el cardenal Mario Grech – nos remite a la esencia misma de la Iglesia, a su realidad constitutiva, y está orientada a la evangelización. Es una forma de ser eclesial y una profecía para el mundo de hoy. «Como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, forman un solo cuerpo, así es también el de Cristo» (1 Cor 12,12). 

Es lo que San Agustín llama el Cristo total (cf. Sermón 341), cabeza y miembros en unidad indivisible e inseparable. Sólo desde la unidad en Cristo Cabeza cobra sentido la pluralidad entre los miembros del cuerpo, que enriquece a la Iglesia, superando cualquier tentación de uniformidad. A partir de esta unidad en la pluralidad, con la fuerza del Espíritu, la Iglesia está llamada a abrir caminos y, al mismo tiempo, a ponerse en marcha”, ha explicado el cardenal Grech, Secretario General (21.05.2021).

synod.vaSímbolismo y realidad de la sinodalidad 

En efecto, el logo del evento es significativo para comprender de qué se trata la sinodalidad. Está realizado por la artista Isabelle de Senilhes. 

Pues, retrata un gran árbol majestuoso, lleno de sabiduría y de luz. En alto un sol resplandeciente, símbolo de la Eucaristía. 

Abajo vemos a un pueblo que camina junto, no se detiene, reflejo de la etimología de la palabra sínodo. 15 figuras resumen la humanidad y su diversidad de vida, generación y origen. 

No hay jerarquía o distancias entre estas personas, caminan en la horizontalidad del mismo plano (de Dios): jóvenes, viejos, hombres, mujeres, adolescentes, niños, laicos, religiosos, padres, esposos, single, sanos, discapacitados; el obispo y la religiosa no están delante a ellos, sino entre ellos. 

Y un dato por resaltar: Muchos del pueblo, los niños y los adolescentes abren el camino, esto en referencia a las palabras de Jesús en el Evangelio: “Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, pues así fue de tu agrado” (Mt 11,25).

En otras palabras, el punto clave no es el pontificado, o la iglesia como estructura institucional, sino Jesucristo que ama a su pueblo y apacienta la esperanza

55 años de camino 

Desde hace 55 años (Concilio Vaticano II), esta Asamblea se ha propuesto tener raíces en las primeras comunidades cristianas y, al mismo tiempo, caminar juntos para no dejar a nadie en el camino, ni detener el camino o pararse al margen del sendero para añorar tiempos mejores o las ‘cebollas de Egipto’, parafraseando al Papa; más bien se trata de enfrentar los problemas, los sueños y las ilusiones, encarnadas en la vida de cada miembro del cuerpo de la Iglesia. Custodiar el fuego y no las cenizas, explicó el Papa a los fieles de su diócesis, Roma, recientemente (18.09.2021). 

Vivir una experiencia

El Sínodo es una experiencia. Descubrir vivencias personales y observar buenas practicas, escuchar testimonios, dar luz a otros puntos de vista para escapar de la autoreferencialidad y el clericalismo, el cinismo de decir: ‘siempre se ha hecho así’; es sanar de llaga de la hipocresía que carcome la fe de los más pequeños.

Puesto que una Iglesia que está plegada en sí misma para mirar su propio ombligo, como dijo el Papa al clero en Eslovaquia, es un sepulcro blanqueado, anquilosada y distante de la realidad profética a la que está llamada.   

La propuesta es de una sinodalidad  que tenga también el rostro del pueblo, porque el problema es prescindir de una parte del cuerpo de la Iglesia y así la esposa de Cristo pareciera mutilada, pálida y desolada. 

El sínodo es proseguir en el camino de una Iglesia inspirada en el ejemplo de los doce discípulos de Jesús. Una iglesia siempre en salida, misionera y fraterna. Un hospital de campaña y no un parlamento.

Los discípulos de Jesús fueron servidores del plan de Dios, dado que pisaban el polvo de las calles para ir a encontrar al pueblo: “porque el más pequeño de ustedes, ese es el más grande” (Lucas 9, 46-50!)”. Escuchar al más pequeño para que los discípulos sean grandes. 

Participación de los laicos, parresía…

En este sentido, el Papa ha impulsado la participación de los laicos en reuniones pre-sinodales, más allá del aula de los obispos en el Vaticano, a través de varios mecanismos: fases previas a las Asambleas en Roma o en los obispados y las iglesias locales. 

Por ejemplo, se ha implementado el envío de cuestionarios a las parroquias, la posibilidad de recibir respuestas vía online, recoger la voz de expertos en varios ámbitos. Además de momentos de reflexión y encuentro comunitario en cada parroquia, iglesia local, etc, acompañados de momentos de oración y de celebración (Eucaristía). 

El objetivo es también crear un ambiente en el Aula del Sínodo y fuera, propicio al diálogo, porque las Iglesias locales también deberán activarse para ello con sesiones ‘modelo’ a lo que sucede en Roma. En los Sínodos celebrados en el Vaticano, el Papa ha querido más tiempo para el débate, y la reflexión. 

Parresía: es una palabra clave lanzada por el Papa. Él ha pedido que se hable con valentía y escuchar con humildad a los demás.  Esto para ayudar y profundizar cada tema tratado aplicado a la sinodalidad. Incluso se han escuchado las voces de protestantes, las iglesias orientales o profesionales laicos. 

Las fases

Cada fase es importante: la apertura del Sínodo en Roma (octubre 2021), luego la fase en las Iglesias y realidades eclesiales (octubre 2021-abril 2022), a continuación con una fase continental (sept. 2022- marzo 2023) y por ultimo una fase de la Iglesia universal (octubre 2023).

“El objetivo es la consultación del pueblo de Dios, para que el proceso sinodal se realice en la escucha de la totalidad de los bautizados, sujetos del sensus fides infalible in credendo”, explicó lanzando el Sínodo, el cardenal Mario Grech, Secretario General del Sinodo de los Obispos (07.09.2021). 

ABC para aplicar la sinodalidad: 

En varias ocasiones, el Papa Francisco ha compartido su visión sobre cómo se expresa concretamente la práctica de la sinodalidad. 

Las palabras clave del Sínodo

Compartir: Estamos invitados a hablar con auténtica valentía y honestidad para integrar la libertad, la verdad y la caridad. Todos pueden crecer en comprensión, a través del diálogo.La humildad en la escucha debe corresponder a la valentía en el hablar: Todos tienen derecho a ser escuchados, así como todos tienen derecho a hablar. El diálogo sinodal depende de la valentía tanto al hablar como al escuchar. No se trata de entablar un debate para convencer a los demás. Se trata más bien de acoger lo que dicen los demás como un medio a través del cual el Espíritu Santo puede hablar para el bien de todos (1Co 12,7).El diálogo nos lleva a la novedad: Debemos estar dispuestos a cambiar nuestras opiniones a partir de lo que hemos escuchado de los demás.Apertura a la conversión y al cambio: A menudo nos resistimos a cuanto el Espíritu Santo nos está inspirando para emprender.Discernimiento: El discernimiento se basa en la convicción de que Dios actúa en el mundo y que estamos llamados a escuchar lo que el Espíritu nos sugiere.Somos signos de una Iglesia que escucha y que está en camino: Al escuchar, la Iglesia sigue el ejemplo de Dios que escucha el grito de su pueblo. Deja atrás los prejuicios y los estereotipos: Podemos estar agobiados por nuestras debilidades y nuestra tendencia al pecado. El primer paso para escuchar es liberar nuestra mente y nuestro corazón de los prejuicios y estereotipos que nos llevan por el camino equivocado, hacia la ignorancia y la división.Superar la plaga del clericalismo: La Iglesia es el Cuerpo de Cristo enriquecido por diferentes carismas, donde cada miembro tiene un rol único que desempeñar. Todos somos interdependientes los unos de los otros y todos compartimos una misma dignidad dentro del santo Pueblo de Dios. Combatir el virus de la autosuficiencia: Todos estamos en el mismo barco. Juntos formamos el Cuerpo de Cristo.Superar las ideologías: Hay que evitar el riesgo de dar más importancia a las ideas que a la realidad de la vida de fe que viven las personas de forma concreta.Hacer nacer la esperanza: Hacer lo que es justo y verdadero no está destinado a llamar la atención o a aparecer en los titulares, sino que tiene como objetivo ser fiel a Dios y servir a su Pueblo. Estamos llamados a ser faros de esperanza, no profetas de desventuras.Una mirada innovadora: Desarrollar nuevos enfoques, con creatividad y una cierta dosis de audacia.Ser inclusivos: Una Iglesia participativa y corresponsable, que sabe apreciar la rica variedad y abrazar a todos aquellos que a menudo olvidamos o ignoramos.Una mente abierta: Evitemos las etiquetas ideológicas y utilicemos todas las metodologías que hayan dado sus frutos.Escuchar a todos sin olvidar ninguno: Aprendiendo los unos de los otros, podemos reflejar mejor la maravillosa realidad polifacética que está llamada a ser la Iglesia de Cristo.Entender el “caminar juntos”: Recorrer el camino que Dios llama a la Iglesia para el tercer milenio.Llegar a las personas a través del diálogo ecuménico e interreligioso: Soñar juntos y caminar juntos con toda la familia humana.

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